59 "Perdida en el miedo"

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Días después

Daniel
La desesperación me mata ya que no sé nada de mi bebé y Vicenta no despierta. He buscado a Danielito como un loco pero no lo encuentro. Toda la familia me está ayudando porque mi niño tiene ganado aquí el corazón de todos. Mi vida no puede ir peor. Me siento roto sin ellos. Mi niño, ¿dónde lo tendrán? ¿Tendrá una cama caliente? ¿Tendrá comida? ¿Tendrá alguien que lo mime? ¡En qué piensas Phillips! Es lófico que no va a estar cómodo si lo llevan contra su voluntad, solo espero que Diosito lo cuide.

Cada vez que recuerdo sus ojitos asustados y confundidos que tenía aquel fatídico día, se me parte el alma, se me quiebra la respiración y mi corazón cruje: me hago polvo. La culpa me lastima al ver a Vicenta en este estado porque yo les fallé tanto a ella como a mi hijo: yo debí protegerlos y les fallé. ¡Fallé! ¡Fallé! ¡Fallé! Salgo corriendo de la habitación de Vicenta porque ella no puede sentir todo este negativismo, me encierro en mi cuarto y empiezo a pegar la pared,hasta que me duele la mano y decido parar. Ya han pasado dos semanas y me estoy dividiendo entre dedicarle tiempo a Diego, buscar a Danielito y estar con Vicenta. Justo ahora estoy en el cuarto en donde yace, en coma, mi mujer. Estoy mirando al cielo, como los ojos de ella y de mi hijo. Siento como se va perdiendo mi mirada entre el cielo y un suspiro que hacen que escape una lágrima de mi ojo.

Vicenta

Abro mis ojos y veo que estoy en una especie de hospital. ¿Qué me pasó? ¿Por que estoy aquí? Tuve una pesadilla horrible; soñé que los de Bandera Blanca se llevaban a mi Danielito y mataban a mi Daniel. Miro a mi alrededor y veo a mi marido de espaldas. Está parado en la ventana. Noto que tengo un respirador artificial puesto ¿por qué? Me duele todo el cuerpo.

-Daniel, ¿qué estás mirando?-le digo con las pocas fuerzas que tengo. Él voltea y me ve. La expresión de su rostro cambia porque estaba triste y de repente, sonríe. Camina hasta mí y veo que se aguan sus ojitos.

-¡Mi vida, despertaste! Tranquila-Dice y acomoda mi cabello- no gastes tus fuerzas ¿si?

Veo una lágrima correr por su rostro. Con grandes esfuerzos, logró levantar mi mano y secársela; le digo:

-¿Qué pasó?-Pregunto un poco anonadad con todo.

-Tranquila, no digas nada ¿si? No te esfuerces.

Intento quitarme el respirador pero él no me deja. Noto que está muy emocionado y nervioso. ¿Qué pasó? No entiendo nada. Lo escucho decirme preocupado:

-Ya mismo viene el doctor, no te quites el respirador ni te muevas.

-Dice y veo cierto temblor en sus manos.

-No te vayas.-Digo moviendo mi mano despacio a pesar del dolor que me causa.

-No, baby, yo me quedo aquí contigo, para siempre. -Dice y agarra mi mano con suavidad, le da un pequeño beso y se queda ahí unos instantes.

Se me abraza y yo lo recibo en mis brazos, pero su abrazo es delicado, no quiere lastimarme, pero se que necesitaba un abrazo. Tengo ganas de ver a mi niño pero seguramente debe de estar dormido o en alguna práctica de football. Pasa un rato y llega el doctor. Me revisa y me quita el respirador. Me pone una cánula binasal. Entra Daniel en la habitación y me pregunta con algo de miedo en su mirada:

-Baby, ¿recuerdas lo que pasó?

-No, solo no me puedo sacar de la cabeza una pesadilla que tuve.- Digo triste.

-¿Qué pesadilla?-Pregunta en voz baja, cauteloso.

-Estábamos Danielito, tú y yo felices en un parque jugando con él y pues de repente llegaban los de Bandera Blanca. Te pegaban bien feo, creo que te moriste y luego me pegaban a mí y se llevaban a mi hijo. -Digo con pena recordando aquello que me dolió en el alma.

-Baby, eso no fue un sueño, es justamente lo que pasó.-Dice con una mueca.

-Pero tú estás vivo.-Digo sin entender nada.

-No me pegaron tan fuerte como a ti. Yo recupere la conciencia al rato pero tú quedaste en coma.-Dice lo más calmado posible, pero ahí me doy cuenta de las ojeras y que su barba esta un poco más abundante que lo ordinario.

-¿QUÉ?-Digo y me siento de improvisto ennla camilla, lo que me produce un dolor en e estómago, Daniel me ve y se asusta pero su mano aún me sostiene.

-Los de Bandera Blanca se llevaron a Danielito y no pudimos hacer nada porque nos golpearon y nos dejaron inconscientes. Yo estoy bien pero tú.-Dice y deja de mirarme a los ojos.

-¿Yo qué? -Pregunto sin entender.

-Te pegaron más fuerte. Estabas sangrando cuando te encontré y quedaste en coma.-Dice bajando la mirada.

-¿Por cuánto tiempo? -Pregunto de inmediato, ¿cuánto tiempo perdí?

-Dos semanas.-Dice algo agobiado

-¿No has buscado a Dani?-Pregunto asustada, mi niño...

-¿Qué pregunta es esa? ¡Claro que Lo he buscado hasta por debajo de las piedras! Pero nadie ha podido encontrarlo.-Dice con cierta desesperación.

-¿Cómo que no aparece?-digo mientras la desesperación me invade y me hace derramar lágrimas-Mi bebé, Daniel, ¿DÓNDE ESTÁ MI BEBÉ? -Le digo y empiezo a querer soltarme de su agarre y salir, pero él me sostiene.

Me duele el pecho, me desgarra, me quema, el miedo se apodera de mí, y solo quiero salir corriendo a buscarlo.

-Lo estamos buscando. -Dice viéndome a los ojos, y sosteniendome la cara.

-A ver, yo los ayudo pues-Intento pararme pero él me lo impide mientras me regaña:

-¿Qué haces? Tienes que descansar, Vicenta. ¡Te acabas de despertar de un coma!

-¿Y mi hijo? Él es más importante que todo.-Digo molesta con él

-Precisamente para tu hijo es que te tienes que recuperar y estar bien.-Dice intentando que me calme, pero no lo logra del todo.

[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora