71 "Presión cardíaca"

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-¿Ya llegó, Chenta? -Pregunta Rosario.
-Si. -Le respondo guardando todo y chequeando mi bolso.
-Bueno pues, que la virgencita te cuide . Avispa, mija, ves algo raro y le dices.-Me dice y comprendo que es por el Teca ha estado muy callado para mi gusto.
—Usted tranquila, mija, me le pega un ojo a Danielito-Le digo sobando su hombro.
-Esta bueno.-Dice Rosario.
Y salgo con Chayo hasta la puerta de la casa y veo entrar la camioneta de Jack.
Daniel:
El instructor me manda a preguntarle a Chayo por los flotadores y estoy en eso cuando veo entrar la camioneta de Jackson. Me sorprende verlo pero me calmo. Avanzó un poco más y veo
a Chayo, pero también la veo a ella; Vicenta. Está sonriendo abrazada a Chayo y se ve hermosa con su moño alto y sus labios rojos, sus ojos color cielo, su vestido negro que la hace ver tan bien. Y es en ese momento, cuando me doy cuenta de que estoy perdidamente
enamorado de ella. La veo caminar y se a donde va: Jackson.
Se acerca a él y le da un abrazo y mi sangre empieza a hervir. Un montón de ideas ruedan por mi mente y me digo: "cálmate,
Daniel".
Ellos dos se separan y empiezan a hablar. Yo solo desvío la mirada porque el miedo se hace presente en mí; miedo a perderla en los brazos de él.
"Pero si tú iniciaste esto, Daniel,
¿ahora de que te quejas? ¿A qué vienen tus celos? Y si se quedó con el, ahora menos puedes estar celoso" ¿y si está dolida? "Estás enamorado y ni por más enojado que estes vas a dejar
de amarla nunca. Y en eso recuerdo lo que una vez me dijo Mendiola; "es una Santa, Daniel, si no Te casas Tú, me caso yo".
Veo que ella sube a la camioneta de Jackson y se van. El miedo
se apodera de mi ser y empiezo a sentir la falta que ella me hace, pero tengo que seguir adelante y recuerdo ¡los flotadores! Y me acerco a donde la Chayo y me dice:
—Voy a fingir que no te vi.
-Me viste? -Pregunto haciendome el desentendido del asunto.
—Si, Daniel. Mira, yo no me meto en cosas de pareja, pero ustedes dos se quieren mucho; no se pierdan.-Dice en una pequeña mueca.
-Tengo que pensarlo, pero ahora me mandaron por los flotadores. -Digo con un tono duro.
-Estan en el cuarto de regueros del pasillo.-Dice sin más.
-Gracias.
Vicenta:
Voy con Jack hasta el lugar, es un restaurante. Ha estado raro todo el viaje, como nervioso, ¿qué me querrá decir? Espero que no me salga con que quiere luchar por mi porque no quiero lastimarlo y aunque Daniel se esté portando como ogro, el es el hombre que amo y no quiero a nadie más en mi vida. Nos bajamos del coche y vamos hacia una mesa.
—Jack estás un poco raro, pasa algo? -Pregunto buscando respuestas.
—Si, te tengo que decir algo y no se cómo te lo tomes.-Dice sin mirarme a la cara, ahora la mancha en el volante es más interesante según veo.
—¿Tan grave Es?-Pregunto asustandome
—No es grave, mas bien es raro, pero bonito.-Dice lento ¡ay no!
Ay ay ay, esto no me está gustando nada.
—Ah caray, suéltelo pues, sabes que yo no soy ninguna santa pa juzgarte.-Le digo intendo calmarme.
—Estoy saliendo con alguien y estoy enamorado de ella.-Dice rápido ¡UFFF!
Pensé que me iba a coquetear.
—¿Era eso? Que bueno mijo! Y cuéntame ¿cómo es ella? ¿Es buena contigo? Porque te mereces una buena mujer que te quiera mucho.-Digo hablando como lorito y él se ríe.
—Calma, Chenta, esto parece un interrogatorio de hermanos.-adice nervioso.
¡Que cosas tiene Jack! Me hace reír y es que así me siento, como su hermana.
—¿Quién es mi cuñada pues?-Le pregunto dandole un golpe en el hombro,
—Es... Frida. -Dice si verme de nuevo.
¿Qué? ¿Frida? No lo puedo creer, aunque me alegro por los dos, ambos han sufrido mucho y se merecen ser felices.
—Chenta ¿por qué te quedas callada? ¿Te molesta?-Dice y me doy cuenta que no he hecho ningún ruido.
—No, mijo, solo estaba pensando en que los tiempos de Dios son perfectos, y mira, después de tanto sufrir, a ustedes les llego la felicidad.-Le doy una pequeña sonrisa.
—Calma, Chenta, a ti también te llegará. Ya veras que Daniel Te va a entender tarde o temprano. -Dice sobando mi hombro y yo le sonrío en respuesta.
—¿Sabes lo que pasó con Daniel? -pregunto porque yo no le contado nada.
—Si, no te he llamado, pero he estado al pendiente de ti a través de Frida. No te enojes con ella.
—No lo hago, en el rancho todos quieren verme bien. -Digo tranquila.
—Pero me preocupa algo.-Dice Jackson viéndome serio.
—Que?
—Frida me contó que te ha visto con mareos y que te duele mucho la cabeza, y no tomas analgésicos.-Dice viendome fijamente al rostro, analizandome.
—Pues los mareos deben ser porque no he estado comiendo bien. -Digo desviando la mirada.
—Eso está muy mal, Chenta,a ver, y por qué no quieres tomar analgésicos? - me cuestiona de nuevo.
—Porque los dolores no son pa tanto. Todos están exagerando pues por cómo me puse cuando se murió Daniel, piensan que estoy igual de triste pero esta vez, tengo más motivos por los cuales luchar.-Digo exaltada y algo molesta
-¿Cuáles? -Pregunta levantando su ceja izquierda.
!Ay, Vicenta, cállate! Yo y mi bocota. Nadie puede saber de mi embarazo por ahora. No quiero que Daniel regrese a mi por lástima o por obligación. Eso no sería sano, no es sano tenerlo obligado a mi lado mientras siga enojado. Quiero que vuelva a mi porque me ama como yo lo amo a él.
-A mi hijo Danielito, y Daniel sigue vivo, cuando se le pase todo el coraje que trae puedo tratar de recuperarlo pues. -Digo lo más calmada que puedo.
-Ah ya, por un momento pensé que era otra cosa.-Dice Jackson suspirando.
No te equivocas Jackson...
-Cómo que?-Pregunto haciendo la desentendida.
-Cómo un embarazo. -Dice viendome serio.

Aquí les traemos el segundo capítulo, estamos trabajando en el tercero!💜

[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora