43 "Hasta que..."

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Vicenta

Días después

Hoy es un evento en el D.F. vamos a ir Daniel, mi niño y yo el lugar del mismo será el palacio de gobierno "los pinos"es muy importante.El Gallo nos pidió que lo acompañemos porque es muy relevante para él y su política , me ha tocado vestirme como nunca lo hago con tacones y todo. Daniel salió temprano para ver algo de seguridad con chava mientras Chayo y yo vestimos a Danielito, ese niño no se quería poner ternos ni nada hijo de Daniel tenía que ser terco, pero bueno ahora solo falto yo.

No soy de las que le gusta los vestidos ni nada pero me decidí por un vestido color azul cielo con encaje y un cuello en V a conjunto de un collar de perlas y aretes de perlas con un maquillaje de tonos claros y me alise el cabello ¡Ay! lo que uno hace por el presidente, el gallo me debe una grande, me terminó de arreglar y salgo de la habitación mientras escucho las voces de los Daniel's al final del pasillo.

—¿Dónde están mis amores?—Digo al final del pasillo muy animada

Veo que están en el mueble Danielito está encima de Daniel cuando mi marido se me queda viendo un brillo en sus ojos aparece y una gran sonrisa aparece en su cara Danielito corre a abrazarme y me dice:

—¡Mami!—Dice aferrado a mis piernas.

Después veo que se levanta Daniel y a penas pudiendo hablar me dice:

—E...stas bellísima. Bueno, siempre lo estás pero hoy... hoy—Sigue sin poder hablar, me da ternura su reacción y risa al mismo tiempo.

—Me puse vestido y tacones, mijo—Le digo restándole importancia a mi inusual atuendo.

—Resalta más tú belleza, mi vida—Me dice guiñandome un ojo. Se me acerca y me da un tierno beso en la mejilla mientras me susurra.

—Hoy hay un buffet de amor para ti, coyotita—Dice lentamente Se me eriza la piel al escuchar su voz tan cerca de mi oído.

—Ya veremos, migra—Le digo camuflando una sonrisa. Le doy un rápido beso en la boca y miro a mi bebé.

—Vamos, Dani, que tengo que peinarte—Le digo separandome de Daniel y caminando en dirección contraria a la sala.

—Pero yo ya lo peiné—Dice Daniel cruzando sus brazos.

—Tiene el pelo muy rebelde, Daniel—Digo viendo como mi hijo tiene todos los cabellos hacia arriba.

—Lo que usted diga, mi señora—Dice con una mano en su frente en posición de militar.

Después de peinar a Danielito, nos subimos en las trokas. Dani va en medio, entre Daniel y yo, contándonos sus historias mientras mi esposo sostiene las manos de los dos. Cuando bajamos de la troca, Daniel carga al niño y yo sigo tomada de su mano. Parecemos la familia que Daniel tanto soñó.

Se desarrolla la reunión con normalidad y pasamos a la fiesta. Hoy es el primer aniversario de la reelección del gallo como presidente de México Y él lo festeja con su familia. Estamos con Danielito hablando y haciendo bromas cuando llegan Chayo y Elizabeth junto con los demás niños.

—Chenta—Dice Rosario llamando mi atención.

—Dime, Chayo—Digo muy tranquila.

—¿Podemos llevar a Danielito a los mini-juegos mecánicos?—Dice precavida ya que sabe que no me gusta despegarme de Danelito cuando no estamos en casa.

Observó unos juegos que están a unos 15 metros de donde está la pista. Analizó y digo:

—¡Claro! Pueden ir pero cuídalo—Digo disimulando mi miedo.

—Si, Chenta vamos, Dani—Dice Chayo soteniendo la mno de mi hijo.

—¿Si, mami?—Me cuestiona mi niño sorprendido de mi respuesta.

—Anda, mi vida—Le digo lo más tranquila que puedo.

Los veo dirigirse a la zona de los juegos. Luego siento como Daniel se me acerca.

—Tenía razón—Dice cerca de mi rostro.

—¿En qué?—Le pregunto sonriendo como una chiquilla.

—Cuando seas mamá, te vas a poner más guapa y vas a ser una gran mamá—Dice viéndome con mucho orgullo.

—¡Eres tan lindo! -Le digo mientras agarro sus mejillas con mis manos-Te amo, Daniel.

—Yo también te amo—Dice acercándose a mi.

Me da un cálido beso y empieza a sonar la misma música del desierto; la que sonó en los XV de Lulú.

—¿Recuerdas, Vicenta?-Me dice Daniel mientras una sonrisa nostálgica se asoma por su rostro .

—Si, nuestro segundo gran beso.- Le digo teletransportandome al pasado, cuando éramos dos personas enamoradas y rompiendo las leyes.

—¿Me concedes esta pieza?-Me dice Daniel tendiendome su mano.

—¡Claro!-Le respondo con una gran sonrisa.

Le tomo la mano y vamos hasta el centro de la pista, en donde algunas de las parejas están bailando. Mi esposo me dice:

—Como en los viejos tiempos, mi amor—me pega a su cuerpo hasta quedar nariz con nariz—Vicenta.

—¿Si?-Le digo en voz baja

—Eres lo mejor que me ha pasado.-Me dice con un tono ¿reflexivo?

—Y tú a mí. A veces siento que no te merezco pues por como soy.- Digo muy seria, Daniel ha hecho demasiadas cosas por mí, nunca se lo podré agradecer por completo, ha sido el motivo de mis mayores sonrisas y también de mis más amargas lágrimas.

—Shh. No digas eso, mi amor. Nos merecemos porque nos curamos y por este amor que sentimos, no hay nadie más: solo Danielito, tú y yo; bueno, hasta que.-Dice muy relajado mientras me acaricia los hombros y baja hasta mis manos, dándome mucha paz.

—¿Tengamos más güeritos?-Le pregunto antes de que diga la tan repetitiva frase, no hablemos de muerte, mejor.

—Si, mi Vicenta.-Me dice con una gran sonrisa.

Agarra mi mentón y lo gira hasta quedar frente a los ojos color aqua que tanto amo y le sonrío. Me besa y siento mi piel erizarse con su sola presencia. Pasó mis manos por su cuello y de repente escucho un ¡BOOM! ¡BOOM! ¡BOOM! Balazos.Nos separamos y al vernos los dos repetimos lo mismo.

—¡Danielito!

[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora