54 "Risas y corazones"

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Daniel

Abro mis ojos y veo que la tengo a mi lado. Entonces lo recuerdo: esa tarde de amor mató toda duda que tenía sobre sus sentimientos hacia mí.

Vicenta me hizo entender que me ama a mí y a nadie más.La sentí mía, como la primera vez. Ella está encima mío, reposando su cabeza en mi pecho, dentro de mi corazón. Yo empiezo a acariciar su cabello y ella mueve la cabeza. Me mira y me sonríe.

—Holi, ¿cómo está mi tonto favorito?-Dice mientrasme mira con cierta ternura.

—Feliz. -Digo y le doy un beso en su coronilla.

—Te amo, gringo, y si se te vuelve a olvidar, te juro que yo misma te abro la choya.-Dice y yo me río por su expresión.

¡Ay que haré contigo!

—Ya, no se me vuelve a olvidar—me rio y la beso.

—Te amo, te amo, te amo, te amo—me besa—pero tenemos que ir pa la casa, mijo. Danielito debe de estar preguntando con nosotros.

—Sí, es cierto, vámonos..

Nos levantamos y nos vestimos. Nos subimos a la troka y vamos camino a la casa cantando canciones románticas, pero con ritmo. De repente, suena una en la radio, una que ella canta con fuerza. Siento que el estribillo, me lo dedica, aunque no diga nada. Lo sé porque aprieta fuerte mi mano al cantarlo. Yo por momentos me la quedo viendo, como la luz del sol ilumina su rostro y la hace ver más hermosa.

Vicenta
Siento que esta canción fue hecha para mí porque describe perfectamente mi historia con Daniel. Y es que no me merezco que él me ame y aun así, lo hace. Este gringo menso que tengo al lado mío, me ama más que a su vida y yo a él, lo amo con la misma fuerza. Lo miro y le sonrío; veo sus ojitos brillar. Esta salida nos hizo bien a ambos porque estábamos mal. Todo se estaba derrumbando porque nuestra base, la confianza, estaba casi hecha polvo, pero gracias a Dios, logramos salvarla. De repente, escucho soñar en la radio otra canción. La cantamos juntos y tomados de la mano, me río por como canta las partes más rápidas, se ahoga un poco.

-Tú tienes la receta la fórmula secreta...-Decimos en voz alta y nos terminamos riendo.

-Baby somos super desafinados- Me dice entre carcajadas.

-No importa solo sigamos cantando-Le digo dandole un golpe en su hombro.

Es que así nos sentimos: únicos, somo el uno para el otro. No quiero volverlo a perder y él a mí tampoco. Llegamos a la casa. Veo que Jack está hablando con Frida muy animados de hecho mientras Danielito u Dieguito juegan juntos videojuegos. Sospechoso. Daniel ve a Jack y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo. Oh oh, ¡aquí vamos otra vez! Para mi sorpresa, Daniel no se inmuta, o al menos, no lo demuestra porque aprieta fuerte mi mano, me mira y me sonríe diciéndome:

—No más escenas de celos, no más peleas. Baby, confío en ti.

Me alivia escuchar eso. Aprieto su mano y le sonrío de vuelta. Frida y Jack aún no nos ven y los escuchamos hablar; ella le pregunta:

—¿Cómo te sientes? Quiero decir, con lo de Vicenta.-pregunta en un tono muy dulce.

—Me gusta verla feliz, y me consta que con Daniel lo es, eso me deja tranquilo pero ¿qué hay de ti? ¿Aún lo amas?-Pregunta muy tranquillo, veo que le tema ya no lo incomoda.

—Le tengo cariño por ser el papá de Diego pero ¿amarlo?-Dice y frunce el ceño, yo volteo a ver a Daniel quién esta a punto de reirse, le tapo la boca y sigo escuchando- Ya no. A demás, él es feliz con Vicenta.

—¿Sabes que te admiro? -Dice Jackson algo tímido.

De repente, siento que Daniel se ríe y me hala el brazo como indicándome que vaya con él. Voy de su mano hasta nuestro cuarto y él se sigue riendo.

—¿Ahora sí me vas a decir qué es tan gracioso?-Le pregunto sin entender su gracia.

Gringo loco.

—¿No te diste cuenta?-Pregunta sentado en la cama.

—¿De qué?-Pregunto sin entender, este ya se comió un payaso.

—Esos dos se estaban coqueteando.-Dice de repente y mi boca se abre en forma de O.

—Ah, ya entiendo por dónde va la cosa-Digo con una sonrisa, para luego sentarme a su lado en la cama- Estás feliz porque tu rival está coqueteando con tu ex, lo cual me dejaría a mí libre y completita para ti, ¿verdad?-Le digo mientras le toco la nariz.

—No, solo me da risa que nos usen a nosotros para coquetear entre ellos.

Lo que dice me hace reír. Este señor tan loco siempre me hace reír. ¡Ay, Daniel! Tú y tus ocurrencias. Me le abrazo y le digo:

—¡Ay, mi amor! No tienes idea de cuánto te amo y de lo mucho que disfruto cuando pasamos tiempo juntos como familia—Lo beso—y como pareja.

—Yo también te amo, baby. Los amo a mi hijo y a ti.

—Te creo, eres el mejor papá que he visto. Mira, tú sabes bien que el señor que me trajo al mundo, trató de matarme cuando era niña y mi jefa hizo hasta lo imposible por protegerme.-Digo recordando viejas épocas.

—Todo eso ya pasó-Dice dandome un beso en la mejilla.

—Es que acepté tener hijos contigo uno porque te amo y dos, pues porque vi como eres con tus criaturas. Vives por y para ellos.

—¿A dónde quieres llegar con todo esto?-Pregunta Daniel con sus manos junto a las mías.

Siento aguados mis ojos. ¿Me estoy poniendo sentimental? Quizás sean las hormonas por el hecho de haber estado sola tanto tiempo y luego retomar mi vida con Daniel así de sopetón. Respondo a la pregunta de mi gringo:

—A que eres el mejor papá y el mejor marido del mundo. Cuando creí haberte perdido, cuando pensaba que mi Danielito se había quedado sin su padre y que yo me había quedado sin el amor de mi vida.

No puedo decir más porque rompo en llanto. ¿Por que me pongo así si hace nada estaba bien? No le puedo dejar toda la culpa a las hormonas porque la supuesta muerte de Daniel y los años que pasamos mi hijo y yo sin él, son algo que aún no he podido superar. Él solo me abraza y yo me refugio en sus brazos; le digo con la voz entrecortada:

—Fue horrible y no quiero vivirlo otra vez.-Digo connla cabeza en su hombro.

—No lo vas a vivir.-Dice mientras acaricia mi espalda.

—Es que tengo un mal presentimiento. Siento que el Teca me lo va a quitar todo-Digo asustada y soltandome del abrazo

—No te va a quitar nada.-Dice firme.

—¿Quién me lo garantiza? ¿Eh?-Pregunto asustada.

—Yo te lo garantizo. Primero lo mato, antes de dejar que nos haga daño.

—Por ahora solo abrázame ¿si?-Digo cansada de estos ataques de pánico.

Sigo abrazada a él. ¿Qué fue este ataque? De repente empecé a sentir un miedo demasiado cabrón en mi corazón. Siento que el Teca está a punto de atacar a Daniel y a mi hijo solo pa lastimarme. ¡Ya, Vicenta! Escucha a tu gringo y hazle caso. No va a pasar nada malo si lo hago. Una vez me calmo, me desprendo de los brazos de mi marido, me seco las lágrimas y le digo con una leve sonrisa en mi rostro:

—Bueno pues, basta de lágrimas y ataques de pánico—digo agarrada de sus manos—Enfoquémonos en lo importante.

—Estoy de acuerdo.

[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora