58 "Golpes del destino"

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Vicenta
Creo que está inconsciente y no muerto. ¡Espero que no esté muerto! No otra vez. Grito desesperada y entre lágrimas:

—¡DANIEL!

Mi Gringo y mi hijito son mi vida. ¡No puedo perderlos! Sé lo peligroso que es un golpe en la cabeza y también se que ahora mismo, Daniel quizás esté muerto. Ahora tengo que concentrarme en mi hijo, en protegerlo a toda costa. Lo pongo detrás mío y saco mi pistola. No puedo pensar con claridad, aunque lo intento. Estoy desesperada y les grito:

—¡ALTO AHÍ! El que de un paso más, lo mato, ¿me oyeron? ¡LO MATO!-Digo y siento como mis manos tiemblan.

—Mami, ¿Mi papi está muerto?-Dice asustado detrás mío y viendo a su papá en el suelo.

—No, mi amor—susurro—espero que no.

—Señora, voy a tener que arrestarla por secuestro.-Dice el más alto de esos hombres acercandose a mi.

—¿Secuestradora yo? ¡YO SOY SU MADRE! Él tiene que quedarse conmigo. ¡USTEDES SON LOS SECUESTRADORES! Ustedes, que quieren llevárselo a un lugar extraño, lejos de todo lo que conoce.-Grito indignada e intentando ocultar el miedo que se apodera de mi cuerpo.

—Mami, mi papi no se levanta.-Dice Danielito y siento como se quiebra su voz.

—Ya lo hará, mi vida.-Digo y siento como sus manitos se aferran a mi pierna.

—No dejes que me lleven.-Dice ocultandose en mi.

—¡Jamás!

—Señora, no me obligue a llevármela presa. Con lo que está haciendo, se está echando encima cargos como desacato, agresión y secuestro.-Dice muy tranquilo como si me quisieran quitar un helado, cuando se trata de mi propio hijo.

—¡Me vale madres todos los cargos que me echen! A mí refúndanme en la cárcel si quieren, pero a mi hijo déjenlo en paz. ¡SECUESTRADORES! ¡ASESINOS! -Les grito.

—Mami, mi papi no se mueve. ¿Se murió otra vez?—me dice ya llorando.

—¡Que no, mi vida! Él se va a despertar ahorita, ¿si? Deja que se le pase el efecto del golpe.-Le digo acariciando su cabezita e intentando darle seguridad, seguridd que ni yo misma poseo.

—Es que le pegaron muy feo.

—Tranquilo, chiquito. En cualquier momento llega tu padrino.

—Lo siento, señora, pero esa no es la orden.

Veo que se me acercan y empiezo a temblar. No es que me. Tiemble la mano para disparar ya que cuando se trata de defender a los míos, lo hago sin pensármelo dos veces, sino que me aterra que mi hijo me vea matando a alguién, él cree que spy su heroína .Lanzó un tiro al aire y grito:

—¡NO ESTOY JUGANDO, PENDEJOS!

—¡CUIDADO, MAMI!—escucho gritar a mi pequeño. Volteo y veo a un hombre a punto de golpearme. Intento evitarlo pero es demasiado tarde. Siento un fierro golpeando mi cabeza y luego, lo veo todo negro...

Daniel

Despierto y noto que estoy tirado en la hierva boca abajo. ¿Qué pasó? ¡YA LO RECUERDO! Los de Bandera Blanca querían llevarse a Danielito. Me levanto del suelo en busca de mi familia. No veo a mi hijo pero encuentro a su madre tirada en el suelo. Estoy preocupado corro hasta ella. Me agacho y sostengo su cabeza apoyada en mis piernas. En ese momento llega el Gallo y me pregunta:

—Philips, ¿qué pasó aquí?

—Me pegaron en la cabeza y quedé inconsciente. Parece que después de eso, a Vicenta también—digo intentando inútilmente contener mis lágrimas pero igual se me salen—se llevaron a Danielito.-Digo y pego mi frente a la de Vicenta.

Lo siento Vicenta, te decepcioné otra vez.

—Te dije que los retrasaran.-Dice Gallo molesto y pega un golpe al piso.

—¡Que nos atacaron, Gallo!-Le digo alzando la voz, pero luego me callo- Necesito que me averigües a dónde llevan los niños los de Bandera Blanca. También necesito que me dejes una troka con guaruras para llevar a Vicenta para el rancho y por favor, que cuando lleguemos, esté ahí el doctor para atenderla. -Le digo viéndolo a los ojos y veo que esta igual de furioso que yo.

—Ok, mijo.-Dice y le empieza hablar a su gente.

Acaricio la cabeza de mi Chenta y siento algo raro. Es como un líquido. La reviso y veo que es sangre. ¿SANGRE? ¡Se me muere y no la puedo perder! Ni a ella, ni a mi hijo. Ya han pasado dos minutos y ella no reacciona. La llevo cargada hasta la troka y uno de los guaruras maneja hasta el rancho. Al llegar, está el doctor esperándonos y la revisa. La revisión toma un tiempo y me preocupa que ella aún no despierte. El doctor se me acerca y yo le pregunto:

—¿Cómo está mi mujer, doc?

—Estable, pero aún sigue inconsciente.

—¿Cuándo va a despertar?

—No lo sé, el golpe que le dieron en la cabeza fue tan fuerte que la dejó en coma.-Dice muy triste.

¿En coma? Esto no puede ser. Siento que se me aprieta el pecho, como un golpe en seco, de esos que te lo arrebatan todo de la nada. Menos mal que Diego no fue con nosotros. Nunca me había alegrado tanto de que se sintiera mal y no pudiera ir. Al menos él está a salvo.

—¿Cuánto tiempo va a estar ella así? -Sigo intentando controlar las lágrimas que quieren salir de mis ojos.

—No lo sé, depende de cómo evolucione. -Dice con una car0a hermética.

—Ok. ¿Ya puedo entrar a verla?-Pregunto a lado dela puerta de su habitación

—Sí, ¿me permite darle un consejo?-Dice el doctor.

—Si es por el bien de ella, bienvenido sea su consejo.

—Las personas en ese estado no pueden reaccionar pero escuchan y sienten todo. Si ella lo siente a usted cerca, eso le dará fuerzas para levantarse, pero ta,bién perciben las energías, tiene que darle fuerzas para que se levante, tiene que ser su soporte.

—Gracias doctor.-Le digo sincero y entro.

Entro al cuarto en donde tenemos a mi Chenta. Ella está conectada por un montón de cables a la máquina que la mantiene con vida. Me duele tanto verla así que siento como si el mundo hubiese perdido el sentido y el color pero ahora más que nunca tengo que estar fuerte para ayudarla a despertar y para encontrar a mi hijo. Supongo que así se sintió ella cuando yo estaba así. Me siento a su lado y tomo su mano.

—Mi amor... mi baby, no me dejes solo aquí ¿si?—siento lágrimas caer por mi rostro pero esta vez, nadie me las limpia, así que yo mismo lo hago—mi Chenta, te necesito, ¡levántate! Párate de esa pinche cama para buscar a nuestro hijo. Él y yo te necesitamos. Por favor, despierta.

Beso la frente de Vicenta, sabiendo que ese beso significa protección, intentando salvarla de la muerte, intentando salvarme a mí, intentando y solo intentando

[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora