73 "El reto"

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Vicenta
Entonces recuerdo como en el rancho de Chucho había un pequeño estanque, a donde me gustaba ir a pensar en las noches. Me asomo por la ventana y veo que el cielo está estrellado, entonces decido salir
hacia la piscina para que así se me despeje la cabeza. Llego hasta la misma, me siento en el
borde y meto los pies, empezando a sacudir el agua.

Daniel:

Esta es otra de esas noches en las que no puedo dormir. Tuve una pesadilla con las lanchas,
pero esta vez, era al revés: la que explotada era Vicenta y me decía lo mismo que le dije yo a ella. Desperté en el momento en el que ella decía: "lo mucho que te amo". Decido salir al patio
para despejar mi mente y la veo sentada en el borde de la piscina. Está de espaldas a mí, pero
esta vez no huyo; la necesito porque esa pesadilla me dejó muy mal. Necesito que me diga que
todo va a estar bien porque desde que no me despierto a su lado, mi mundo está sombrío.
—A mi también me gusta venir a pensar aquí, Vicenta. Es como si fuera un mini mar.-Le digo desde atrás, veo como se exalta.
Entonces gira su cabeza hacia mí y sus ojos se topan con los míos, pero veo tristeza en ellos.
Desvía su mirada y ve hacia la piscina que tiene el agua del color de sus ojos.
—¿Sabes, Daniel? Cuando vivía en el rancho de Chucho, y veía a mi jefecita llorando, iba a un
estanque en la noche a pensar en cómo salvarla, como huir juntas y pues sabes que no la
salvé.
-Dice y veo que esta jugando mucho con sus manos.
Me siento a su lado y observo a la piscina
—Y creo que siempre me voy a renegar eso.-Dice después de un silencio.
—No te eches la culpa de eso, no lo fue, fue la vida.-Le respondo sin verla.
—Injusta ¿no?
-Pregunta y noto como su voz baja algunas escalas.
—Más o menos, pero mira, todo pasa por algo.-Le digo viendola, ella me mira de regreso y noto tristeza en su mirada.
—Eso si, Mira a pesar de todos los golpes, por lo menos te conocí y pues al final, tenemos a
Danielito y eso me hace feliz.-Dice disimulando el dolor en su voz.
—A mi tambien. Yo de pequeño, me leí un cómic, Aquaman, y juraba que iba a ser como el. Me
metía a las piscinas y aguantaba la respiración. Una vez casi me ahogo por eso y mi papa me regañó.
—se ríe—Estabas loco, mijo.-Veo que se limpia las lágrimas y ese gesto hace que mi corazón lata rápido
—Lo sigo estando, un poquito.
-Digo y le sonrío.
—Te creo, Daniel.-Dice bajando la vista a la piscina.
El silencio se instala algo tenso, un silencio que decide callar, un silencio contra la bulla del corazón.
La veo pararse y me levanto con ella. Está cerca del borde de la piscina y de espaldas a esta.
—Tengo un reto que hacerte.-Le digo bajando la voz.
—¿Ahora que, gringo?
-Pregunta algo bajoneada.
—Mírame.-Le digo y clava sus pupilas azules en las mías.
—Ya.-Dice con voz firme.
—Contén la respiración.-Lo hace y alza un dedo indicándome que está lista.
—Cierra los ojos.-Mueve la cabeza hacia los lados negándose.
—Solo confía.-le digo y acerco mis manos a sus hombros.
Ella cierra sus ojos y le doy un ligero empujón que la hace caer en el agua. Cuando sale a la
superficie.
—Gringo ¿qué te pasa?-Dice y veo como esta entre molesta y divertida, mientras se acomoda todo el cabello que se le desordenó.
—Es un reto.--Digo sonriendole como un niño.
—¿Este era el reto?-Pregunta algo indignada.
—Pues si.-Le digo alzando los hombros.
—Ya ya, está bien. Ahora dame la mano y ayúdame a salir.
Me extiende su mano y yo la tomo, pero siento un jalón y termino cayendo al agua. Cuando salgo, le digo:
—¿Qué fue eso?—me rio.
—Un reto.-Dice alejándose de mi.
—¿Ah si?
Me empieza a lanzar agua y yo hago lo mismo; nos empezamos a reír y me siento feliz. Es esa
paz que ella me da, esas cosas tan sencillas como escuchar su risa y verla feliz... Cuando
termino de reírme, la veo como siempre: hermosa. Tiene el cabello húmedo y la blusa blanca
que cargaba, se ha pegado a su cuerpo y mi camisa también. Veo gotas de agua cayendo por
su cara y por su pecho y nos dejamos de reír. Empezamos a mirarnos pero ella rompe esa
mirada y mira para un costado.
—Este... como que hace frío ¿no?-Dice alejandose de mí repentinamente.
—¿Frío? Yo no Tengo frío, Vicenta,-Le digo viendola con los brazos cruzados.
Rompo la distancia que hay entre nosotros. Yo solo estoy a unos pasos y agarro su mentón,
haciendo que me mire de nuevo. Sus ojos de cielo están fijados en los míos.
—¿Sabes, Vicenta? Tuve un mal sueño.-Le digo haciendo un puchero.
—No eres el único que los ha tenido, pero ¿qué soñaste?-pregunta muy tranquila.
—Con las lanchas.-Veo el dolor pasar por su mirada.
—Te entiendo por eso... y es duro revivirlo.-Dice mientras juega con sus manos, y se muerde un labio.
—Está vez era diferente. Los papeles estaban al revés. Tú... tú eras la que explotaba y te despedías de mí y yo-la veo y se refleja el dolor, recuerdos y lágrimas quieren volver pero su fuerza las retiene- yo te decía que no te vayas pero no lo podías evitar y te tenía en mis
brazos y yo sentí que mi vida se iba contigo.
Una lágrima cae por mi mejilla. Ella, con su pulgar, la seca y agarra mi mano y la soba.
—No Te pongas triste, yo estoy bien.-Dice y me regala un intento de sonrisa que más se observo como una mueca fingida.
—Es que Ese es el problema. Desde hace tres semanas ya no está todo bien, por eso salí de mi cuarto, porque necesitaba pensar y te encuentro a ti y fue lo mejor porque tengo miedo de perderte y... y...
—No tienes a quien abrazar, y tienes miedo de que le pase algo y no poder decirle nada de lo que sientes.-complementa ella sin verme...

Sentimientos a flor de piel!
Capítulo 4 de la maratón❤

[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora