Annette es una joven que ha sufrido mucho, no solo había perdido a sus padres y su hermana pequeña en un accidente de coche sino que además debía empezar de nuevo en un lugar desconocido para ella. Forks.
Tendría que irse a vivir con su tía Charlot...
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San Valentín. Ese día tan especial para los enamorados, el día más importante de febrero. En el instituto no se organizó nada. Ni fiesta, ni decoración. Nada. Era un día normal, donde quizá podías ver gestos de amor en algún rincón.
Evelyn sentía que vomitaría arcoiris de tanta ñoñería, sin embargo, Anne pensaba lo contrario. Todo lo que fuese una celebración era bueno, y aunque no tuviera amado, lo celebraría. Había pensado ir con Alice a algún sitio, pero ella al parecer tenía planes. Rosalie iba con Emmett a algún lugar romántico. Solo quedaba salir con Bella y su hermana, irían al cine o quizá saldrían, cualquier plan era bueno.
Anne llegó a su taquilla y cuando fue a abrirla se dio cuenta que había sido forzada. Lo primero que pensó fue que le habían robado, pero luego recordó que todo lo que podían llevarse era sus libros de texto y no le importó mucho, así que abrió la taquilla pero no espera ver aquello.
Dentro había una flor, unida a una nota. La flor era un girasol y era de un tono amarillo anaranjado, realmente a Anne le encantó. No era la típica flor que se regala en aquellas fechas y aquello le indicó a Anne que la persona que le había regalo aquello lo había planeado bastante.
"Mi corazón es y siempre será tuyo"
Claro, conciso. Anne sonrió. La nota no estaba firmada, no sabía quien la mandaba, miró alrededor en busca de alguna persona que se quedase mirándola más del necesario pero no vio a nadie.
Dejó la flor en la taquilla hasta la última hora de clase cuando la saco para llevarla a casa. Todos se fijaron en aquella flor. Jessica fue la primera en preguntar.
-¿Y esa flor?
-Ni idea, no se quien me la manda.
Jessica murió de envidia en aquel momento.
Anne se despidió de todos y subió al coche.
-¿Quien te la ha regalado? -preguntó Evelyn con una sonrisa traviesa.
Anne se encogió de hombros. No lo sabía y tampoco le importaba, aquella persona había tenido un detalle con ella y eso era lo importante. Anne guardó aquel girasol como el objeto más preciado. Nunca había tenido un admirador secreto. Aquella flor era luz y alegría en un ambiente tan nublado como Forks. El girasol había conseguido subir el ánimo de la joven pelirroja.
(...)
Así pasó febrero, siendo tan monótono que Anne comenzaba a entender a Evelyn.
Las clases transcurrían con normalidad, Edward seguía ignorando a Bella y Anne seguía hablando con Alice y Jasper. La única diferencia era que ella sabía el secreto de los Cullen y ahora saludaba a todos los Cullen por igual entendiéndolos un poco más. Entendían por qué se alejaban de las personas, por qué eran reservados, ahora los comprendía mejor.
