Annette es una joven que ha sufrido mucho, no solo había perdido a sus padres y su hermana pequeña en un accidente de coche sino que además debía empezar de nuevo en un lugar desconocido para ella. Forks.
Tendría que irse a vivir con su tía Charlot...
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-¡Maldita sea, Edward! ¿A dónde me llevas? -grito Bella.
-Debemos sacarte de aquí, lo más lejos posible. -dijo Edward
-¡No! Da media vuelta. Cuando Charlie vea que no vuelvo llamará al FBI y los echará sobre tu familia. Tendréis que huir...-razono Bella, aunque llevaban discutiendo desde que Edward arrancó el coche.
Anne pensó que Bella tenía razón. Era un punto importante. Además estaba su familia, no podía irse sin más. Edward seguía conduciendo como un maniático superando los 200 km/h. Estaba furioso consigo mismo, por su culpa James estaba tras Bella.
-Edward, para en el arcén. Debemos hablarlo -dijo Anne con tranquilidad, ni siquiera ella sabía como había conseguido mantener la calma así.
-Tu mejor que nadie deberías entenderlo, saber de lo que son capaces. -dijo Edward- Es un rastreador. Mi reacción al proteger a Bella ha provocado que esta sea la caza más interesante de su existencia.
-Esta no es una solución razonable. -dijo Anne.- Bella tiene razón. ¿Vas a huir sin saber a donde ir y sin que ella avise a nadie?
-¿Tu que vas a saber? -escupió
Alice lo miró mal.
-Edward, no seas así -dijo Alice fulminándolo con la mirada- no tienes que pagarlo con ella.
Anne suspiró.
-Yo no digo de no huir. Pero quizá sea bueno que primero Bella pase por casa para que al menos su padre no llame al FBI -dijo Anne
-Es una buena idea -dijo Alice- si el rastreador la ve la seguirá dejando a Charlie.
Edward siguió discutiendo con Alice, pero finalmente aceptó. Dejaron a Bella en su casa con Edward y Emmett vigilando y Alice condujo el Jeep a su casa llevando consigo a Anne.
-Deberías llamar a tu tía, inventate una excusa. -dijo Alice mientras conducía.
-¿Pero cuánto tiempo estaremos fuera? -preguntó Anne
Su tono podía ser tranquilo pero estaba de los nervios y se notaba por el temblor en sus manos.
-No lo sé. -dijo entre dientes.
Anne suspiró. Llamó al móvil de su tía.
-Hola Anne, ¿qué tal el partido?
-Genial. He estado arbitrando. -dijo Anne- Iba a volver a casa pero Alice ha pensado en hacer una fiesta de pijama y te quería avisar.
-Oh, está bien. No te preocupes. No hagas nada vergonzoso.
-No lo haré. Te quiero Charlotte -dijo Anne
-Y yo a ti querida. Pasalo bien.
Cuando la corta llamada terminó, Anne no pudo evitar que las lágrimas se le saltasen. Los nervios y el miedo acumulado, salía en forma de lágrimas.
