Annette es una joven que ha sufrido mucho, no solo había perdido a sus padres y su hermana pequeña en un accidente de coche sino que además debía empezar de nuevo en un lugar desconocido para ella. Forks.
Tendría que irse a vivir con su tía Charlot...
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Cuando los primeros rayos de luz se colaron por la ventana, Anne se levantó sobresaltada asustando a Jasper a su lado, aunque no lo pareciese. Era muy temprano y aun estaba cansada, pero ahora que estaba despierta le costaba conciliar el sueño. Anne vio a Jasper a su lado tumbado, tenía otra ropa, pero no le importó.
-Te has quedado -dijo ella sonriendo.
-Por supuesto. - dijo él con una sonrisa- Has tenido un sueño muy movido. ¿Qué has soñado?
Realmente él tenía curiosidad. Ella se había movido mucho en la cama y aunque no hablaba en sueños, era muy expresiva cuando dormía. Deseaba tener la habilidad de Edward y poder entrar en su cabeza.
-Soñé... con los nómadas. Están en Forks y... estoy preocupada por lo que pueda ocurrir. -dijo un poco seria.
¿Y si alguien de Forks salía herido o peor, muerto?
Jasper la rodeó entre sus brazos y le transmitió calma. Él también estaba preocupado, pero tenían a Alice de su lado. Cualquier decisión que tomaran Alice lo vería. Aun así, se preocupaba. Ella era humana y todo podía salir terriblemente mal. No estaba dispuesto a que ella saliera herida. Prefería morir antes de que ocurriera aquello.
-Tranquila, solo están de paso, se irán pronto. Además, no voy a dejar que te hagan daño.
Jasper hablaba con toda sinceridad y Anne pudo notarlo. Ella se separó despacio de él hasta quedar de pie en la habitación. Su estómago decidió rugir en ese momento.
-Creo que mejor bajo a desayunar ¿vienes?
-Tu hermana y tu tía están en casa ¿no será extraño que me vean aquí?
-Eres un vampiro... -dijo ella, como si aquello fuera la solución a todo- Tienes super oído ¿no?
Ambos bajaron a la cocina, él se sentó en una silla observando. Podía estar una eternidad mirándola y no se cansaría de ello. Anne, mientras hacía su desayuno. Un café con leche y unas tostadas de margarina y mermelada. Ella se sentó frente a él y comenzó a comer.
-Tenemos que ir a limpiar el gimnasio -dijo Anne recordando toda la decoración que tenía que quitar.
Ella resopló solo de imaginar todo lo que tenía que limpiar.
-En realidad... había pensado que podríamos ir a mi casa. Edward va a presentar a Bella como su novia.
-¿Y el gimnasio?
-Lo limpie y lo ordene anoche -dijo él con una sonrisa.
Anne abrió los ojos sorprendida, pero sonriendo, feliz de no tener que hacer.
-Eres maravilloso, te quiero.
Cuando Anne se dio cuenta de lo que había dicho ya era tarde. Él la miraba feliz de ser correspondido. Aquel sentimiento era mutuo pero aún ninguno lo había dicho y ella acababa de hacerlo. Sus mejillas se tiñeron de rojo.
