6. Poderes ilimitados

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— N-no —, niega Auron apresuradamente pero la mirada de Mangel era imposible que fuese fingida —. Que Fargan me salvado de un zombie, incluso me llevo a casa de Merlon, él...nos sirvió te, a ambos... No puede ser, ¿es broma?

— Auron... —, susurra suavemente —. Ven, hablemo dentro.

Apoyó su mano en la espalda de Auron y le empujó dentro de casa con sus ojos fijos fuera, por alguna razón, la simple mención de Fargan le hizo sentir observado. Cerró la puerta y guió a Auron hasta su sala, ambos se sentaron juntos en el sofá frente al otro. La tez de Auron estaba pálida como el papel y casi ni pestañeaba, parecía estar al borde de vomitar y, la verdad, Mangel lo entendía, lo que no comprendía era como fue posible que viese a Fargan, solo el viejo Merlon podía hacerlo y eso se debía a que tenía el don de hablar con los espíritus.

— Mira, es mejor que descanses, mañana hablaremos de toh esto cuando estés más relajao e iremo a hablar con Merlon si gustas, ¿vale? —, propone Mangel intentando mantener la cordura pero Auron no dejaba de mirarle con sorpresa —. Vamo, hombre, tienes que dormir.

Y sin más, se levantó del sofá para ir en buscas de unas sábanas para que Auron pudiera dormir en el sofá. Mientras tanto, Auron parecía estar al borde de un colapso mental, había recibido demasiada información en tan poco tiempo, no podía comenzar a procesar una cosa cuando recibía algo nuevo que debía comprender. Pero era imposible, Fargan viviría hasta los 80 años, había estado allí mismo en la ceremonia de la Vida cuando le dijeron su número, él había estado allí, lo recordaba, aún no pasaba su tiempo, ¿cómo era posible?

Justo en el momento en que Mangel volvió donde Auron, este se levantó de un brinco y corrió a la cocina haciendo que Mangel se asustara. Vomitó en el lavabo sin poder contenerlo más, seguramente producto a todos aquél ajetreo que tenía en su mente en ese momento. Sintió la mano de Mangel en su espalda en señal de apoyo. Sería una noche larga.

...

— ¡Merlon! —, exclama Auron en cuanto le vio paseando por su huerto, el anciano ni siquiera se volteó a verlo.

— No corras tanto —, jadea Mangel deteniéndose en mitad del camino —. Que sabes que mi estao físico no eh el mejor.

Llegó junto a Merlon y se detuvo donde comenzaban sus plantaciones, el anciano regaba tranquilamente sus cultivos con una regadera con flores pintada en ella. Traía su típica túnica azul y la barba trenzada.

— Mangel te lo ha contado —, reflexiona en voz alta Merlon sin elevar la vista —. Y dice la verdad, Raúl.

— ¿Fargan está...? —, traga saliva sin poder completar la frase, Merlon asiente con la cabeza —. ¿Cómo?

— El destino rige todo lo que aquí en la tierra ocurre, nada está por sobre él —, explica Merlon, en ese momento, Mangel llegó junto a Auron jadeante —. Fargan intentó desafiarlo pero todo tiene un precio en esta vida y lo que tuvo que pagar fue lo mismo que recibió.

— Bueno, procedo a traducir, que no se ha entendio nah —, habla Mangel volteándose para quedar frente a Auron, Merlon suspiró mientras negaba con la cabeza.

— Señores, estos son vuestros héroes —, menciona para si mismo entre dientes.

— Que Fargan conoció a una chica, Dulce, se enamoró, tuvo sus cositas, le invitó a comer mazapán e hicieron cosas de parejas, tú sabes —, comienza a explicar Mangel —. Pero a ella solo le quedaban dos añio y Fargan intentó sumarle, pa eso fue donde la Ninfa del Bosque y ésta le dió más año a Dulce pero el precio era la vida de Fargan.

— Macho, si le quitaste todo el romanticismo a la historia —, se queja Fargan a sus espaldas, Auron da un brinco y se voltea.

Ahí estaba de nuevo, el chico con una máscara de búho que resultaba ser un fantasma. Auron soltó una exclamación y se alejó de él sin saber que hacer, miró a Mangel pero sus ojos estaban sobre él extrañados, por su parte, Merlon parecía divertido por la situación. Con pasos lentos, Fargan se acercó a él con una sonrisa en los labios.

— ¿Aún no lo entiendes? —, indaga Fargan sonriente —. Que ya tienes tu poder, hombre, que puedes ver a los espíritus, como Merlon.

— ¿Es eso... —, preguntó volteándose para ver a Merlon —, cierto?

— No —, niega Merlon sorprendiendo a Fargan y Auron —. Ese no es tu poder.

— ¿Con quién cojoneh están hablando? —, pregunta Mangel aleteando en el aire en busca de algo invisible, Fargan se apartó del brazo de Mangel que iba directo hasta su rostro.

— Lo se desde hace un tiempo, pero ayer terminé de comprobarlo con tu llegada—, suelta Merlon dejando la regadera en el suelo —. Auron, tu no tienes un poder.

¿Cómo? Eso era imposible por miles de razones, partiendo por la principal, todos los habitantes de Karmaland tenían un poder, todos, por muy inservible que fuera su poder pero siempre había uno, recordaba un poder inútil específicamente y era de una niña que había cerca de su casa, su único poder era hacer burbujas con los dedos. La segunda razón de porque eso era falsa, era que veía a Fargan y si Fargan estaba muerto, eso quería decir que era un espíritu y ningún espíritu podía presentarse ante alguien sin un poder a no ser que un Dios le otorgara esa facultad y aquello era algo sumamente difícil que ocurriera, los únicos espíritus a los que los Dioses le coincidían esta facultad era a las ninfas y Fargan no era ninguna Ninfa.

— ¿Y entonces qué? —, pregunta Fargan aún esquivando los aleteos de Mangel, Merlon le observa a Auron fijamente.

— Tus poderes, Auron, son ilimitados —, le explica Merlon con suavidad —. Hablar con los espíritus es solo un poco de lo que puedes hacer.

— Por eso las sirenas le temen —, comprende Fargan mirando hacia el cielo —. Tiene sentido.

— Fargan —, le nombra Merlon atrayendo la atención del chico búho y de Mangel quien comenzaba a comprender —. Toca a Auron.

— Bueno, hombre, se que llevas un tiempo sin ver acción pero no se de que nos ves cara, no te armaremos un show privado aquí, viejo verde —, suelta Fargan riendo, Merlon le da una mirada fría —. Va, lo haré.

Se acercó a Auron y, suavemente, apoyó su mano en su hombro pero ninguno de los dos sintió nada extraño, por alguna razón, Fargan esperaba que cayeran rayos del cielo o que la tierra se partiera en dos, cualquier cosa de ese estilo, la verdad, pero nada. Miraron a Merlon expectantes y el anciano les miró con una sonrisa en el rostro, cuando Fargan estuvo por gritarle que era un degenerado, sintió una exclamación tras de sí, al voltearse sin apartar la mano del hombro de Auron, vio a Mangel mirándole fijamente con la boca abierta y expresión de sorpresa.

— ¿Y éste que me mira? —, inquiere Fargan confundido, pasado unos segundos, abrió mucho los ojos y también exclamó de sorpresa —. ¡Esperen! ¡Que me está viendo!

— ¡Fargan! —, exclama Mangel saltándole encima y Fargan se sorprendió al sentir el tacto de Mangle contra él, en una situación normal, este le hubiera atravesado —. ¡Que gusto me da verte! ¡Que gusto!

Poco a poco, las cosas se iban aclarando pero la mayor interrogante aún se mantenía escondida entre las sombras. ¿Qué tenía que ver Borja con él y por qué su nombre estaba escrito en su muñeca?

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora