46. Equipos

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— ¿Y bien? —, inquiere Lolito subiéndose las mangas de su bléiser oscuro descubriendo sus blancos albinos cubiertos de pecas—. ¿Qué haremos entonces?

— Yo digo que debemos probar suerte e intentar escarbar  justo debajo de la piedra, puede que sea un indicador o algo —, propone Alexby avanzando un par de pasos hasta quedar justo debajo de la piedra, apuntó hacia sus pies —. Justo aquí.

— ¿Y si no está allí? —, suelta Vegetta pasándose las manos por el cabello con desesperación, Auron podía comprender la clara frustración que sentía al tener que destruir parte de su propiedad por algo que ni siquiera sabía si se encontraba allí —. Habremos destruido mi puerta por nada.

— Pero al menos descartaremos una opción —, contraataca Willy apoyando a Alexby quien asintió con la cabeza.

Vamo', Vege, que esto eh' por el equipo —. Mangel se ajustó las gafas y apoyó su mano sobre su hombro intentando reconfortarlo pero Vegetta estaba demasiado conmocionado como para dejar de luchar así como si nada.

— Vayamos a por las otras piedras, en cuanto tengamos las otras podremos venir aquí y, si no se nos ha ocurrido nada hasta entonces, ahí les dejo destruir mi puerta.

Aquello pareció un trato razonable porque todos accedieron, Fargan, Alexby y Willy a regañadientes pero en el fondo no tenían muchas esperanzas de que se les ocurriera una idea diferente a que tirar la puerta abajo y abrir un agujero hasta dar con la piedra. Luzu sacó el mapa de su mochila y lo dejó caer sobre el césped, lo activó desplegándolo sobre la hierva, el siguiente rayo salía de lo que parecía ser el letrero de Karmaland, incluso antes de llegar allí Auron ya se imaginaba donde podría estar esa piedra y no le hacía mucha gracia, todas las veces que había ido por allí había terminado con alguna magulladura o muy cerca de palpamarla, si a él no le hacía mucha gracia ir para allá, sabía que a las Sirenas tampoco le gustaría verle de nuevo.

— Hagamos algo, dividámonos en grupos, no se cuanto tiempo tendremos para encontrar las piedras pero dudo que mucho, Merlon debe estar intentando llegar a ellas también, debemos ganarle —, ordena Luzu alzando la vista para mirar a todos a los ojos, Auron juró que sus ojos se quedaron unos segundos más sobre los suyos antes de volver a mirar al mapa —. Alexby, Fargan y Willy, ustedes vayan a este rayo —. El dedo de Luzu señalo un rayo rosa que se alzaba del gran Molino de Karmaland, los tres chicos se miraron y asintieron —. No se si sea buena idea mandar a los tres más caóticos juntos pero se que darán vuelta el lugar para encontrarla si es necesario.

— Que no te quepa duda de eso —, ríe Alexby dándole un golpe en las costillas a Fargan quien correspondió la carcajada.

— Lolito, Mangel y Rubius, ustedes vayan a este otro rayo —, habla señalando un punto más alejado que estaba en una pradera bordeada por árboles, Auron pudo ver una casa de madera oscura e inmenso tamaño asomándose por la copa de los árboles, la pradera estaba plagada de elefantes que andaban plácidamente por el pequeño lago que allí había, el rayo rosa salía justo del tejado de la casa de madera —. Se que tu has ido por esos sitios, ¿no, Rabis?

— Pues sí —, asiente rascándose la nuca con incomodidad, alzó la vista y miró a Vegetta que le observaba con el ceño fruncido —. Allí vive una bruja, se llama Circe, me ayudó a quitarle la maldición a mi...esposa.

— ¿Esposa? —, inquiere Auron con sorpresa, Ruben asintió bajando la cabeza como si le avergonzara.

— Sí —, asiente en un suspiró —. La encontré una vez que iba de expedición, era un muñeco de nieves, me pareció gracioso y le llevé a mi casa, un día me dejó un mensaje con nieves en el suelo de mi casa que pedía ayuda, la llevé con Circe y ella me contó que era una chica que fue maldecida hace muchos años y, bueno, no quiero entrar en detalles.

— Así que eso estuviste haciendo todo este tiempo —, bufa Vegetta con gracia al tiempo que se cruzaba de brazos, las mejillas de Ruben se enrojecieron y alzó la vista enfurecido.

— No eres quien para decir nada, tienes tu casa llena de... esclavos sexuales, además ya le mueves la cola a otro, se nota que no has perdido el tiempo.

Al oír aquellas palabras, los ojos púrpura de Vegetta se posaron por una fracción de segundo sobre Auron antes de volver su atención a Ruben. Por su parte, Auron se sentía como si estuviera oyendo algo que no debería oír, aquello claramente era un tema entre ellos dos y no le parecía apropiado entrometerse, muchas veces había tenido que oír los problemas de los demás debido a la profesión que ejerció por tanto tiempo estando fuera de Karmaland pero era extraño oír a sus propios amigos discutir sus problemas, sentía que por muy buen psicólogo que fuera jamás estaría listo para ser imparcial a la hora de oír los problemas que atormentaban a sus amigos.

— Muy bien, los problemas de pareja para otro momento —, les calla Lolito, Auron le miró agradecido pero la tensión no se disipó del aire.

— Como decía —, prosigue Luzu tras aclarar su garganta —. Vosotros debéis ir a la pradera, pero tened cuidado con los elefantes, suelen ser muy agresivos.

— Bien —, asiente Mangel —. Que si tocan a mi niña los reviento.

— ¡Mangeh! —, exclama Lolito con gracia abrazándolo por sobre los hombros.

— Que asco —, escupe Luzu arrugando la nariz, los chicos se separaron y Luzu bajó la vista hacia el mapa nuevamente —. Vegetta, Auron y yo iremos al cartel de Karmaland.

— Creo que es bastante obvio donde está esa piedra —, suelta Vegetta en un suspiro, Auron lo miró y asintió —. ¿Todavía tienes la cicatriz que te dejaron?

— Pues sí —, asiente mostrándole el brazo, justo sobre su muñeca que escribía "Borja" se podían ver las marcas de las garras de las Sirenas que le dejaron esa vez para la Ceremonia de la vida cuando era solo un pequeño niño.

— No se si lo sabías pero las heridas provocadas por Sirenas son más importantes de lo que parecen —, menciona Vegetta acercándose a él, Auron frunció el ceño sin comprender de que hablaba —. Dicen que las Sirenas no suele atacar físicamente, ellas sueltan maldiciones para que tu mismo te destruyas, les gusta jugar con tu propia mente hasta que te vuelvas loco o incluso usas sus burbujas venenosas, pero sólo infligen ataques físicos a criaturas más poderosas que ellas.

— Porque en cuanto te toca... —, continuó Luzu con la mandíbula muy tensa como si acabara de recordar algo terrible —. Adquieren todas tus habilidades...

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora