— Vamos —, habla Luzu levantándose rápidamente y caminando hacia la puerta, Auron le miró con el ceño fruncido sin moverse de su lugar.
— ¿Ahora mismo? —, inquiere con confusión, Luzu se volteó para verle.
— ¡Pues claro, bobo! —, habla de mala gana, Auron alzó los brazos y le siguió por la puerta hacia el bar.
Se apresuraron a salir a la superficie, cuando llegaron al pueblo notó que el fuego ya se había disipado pero las casas seguían destruidas, los caminos estaban sellados por escombros de las mismas casas mientras que el bosque del fondo tenía varios árboles sin ninguna sola hoja y con sus ramas negras por el fuego que ya se había apagado también. Aquel pueblo jamás se había visto tan triste como en aquel momento, tan vacío, dentro de sí mismo algo se rompía al ver aquel lugar en esas precarias condiciones. Escuchó un ruido de pasos viniendo hacia ellos, al alzar la vista vio a los esqueletos de Luzu que vagaban por el valle sin saber que hacer al no estar Luzu allí para darles órdenes, supuso que ellos no podrían volver de donde salían hasta que Luzu se los permitiera.
— ¿Lo habéis conseguido? —, inquiere Luzu deteniéndose para hablar con ellos, todos asintieron con la cabeza —. Por cierto, ¿dónde habéis llevado a los aldeanos?
Los esqueletos señalaron hacia el horizonte todos a la vez, al seguir la trayectoria de su dedo vieron que señalaban la mansión flotante de Vegetta haciendo que Luzu se partiera allí mismo en una carcajada genuina que jamás había oído, Auron no pudo evitar contagiarse aquella risa.
— Sois unos putos genios —, habla Luzu con gracia —. Podeis iros.
Casi pudo ve alivio en los rostros de los esqueletos al oír aquella orden, todos se marcharon a su vez hundiéndose en el suelo dejando el valle desierto. Siguieron caminando por el pueblo hasta casa de Luzu, una parte suya estaba emocionado por romper aquella maldición, se sentía como un fenómeno luciendo de aquella forma, además, era cumplido tener que cuidarse de no tocar a nadie o le quemaría vivo como había ocurrido con Vegetta cuando le levantó del suelo, realmente esperaba que Luzu pudiera invertir aquello, por otro lado le preocupaba perder su poder de fuego lo cual era un pensamiento estupido teniendo en cuenta que era un Dios con todos los poderes que pudiera imaginar.
— ¿Cómo invertirás esto? —, inquiere Auron subiendo las escaleras detrás de Luzu.
— Simple —, dice encogiéndose de hombros —. No hay cura para esto, para poder usar esa maldición tuve que pagar un precio, cosas que tiene usar el libro oscuro, pero tu tienes poderes ilimitados y se que has hecho esto antes, he tenido a mis esqueletos vigilándote, solo debes hacer lo mismo que hiciste con el colgante de Fargan pero depositando la maldición y ya está, las maldiciones funcionan distinto con... los Dioses, ellos pueden romperlas cuando quieran.
— ¿Y por qué vinimos a tu casa? Pudimos hacerlo allí mismo —, inquiere Auron con el ceño fruncido, rápidamente se detuvo y le miró con desconfianza —. No estarás pensando hacer otras de las tuyas, ¿o si? No quiero que me transformes en un cactus o algo así.
— Joder, Auroncito —, ríe Luzu con gracia —. Que no, hombre, pero debes depositarlo en lava para que así desaparezca la maldición, de allí viene y allí debe terminar o quedará suelta por allí, y por si no lo has notado yo vivo en un puto volcán, ¿entiendes ahora?
— Ah, vale, tiene sentido — , asiente Auron siguiendo caminando —. ¿Qué precio tuviste que pagar por la maldición?
Los hombros de Luzu se tensaron en ese preciso momento y se detuvo unos segundos en las escaleras, le observó expectante esperando una respuesta pero, en cambio, Luzu siguió subiendo hasta quedar frente a su puerta donde comenzaban las cascadas de lava que caían montaña abajo. Evitando la conversación y perdiendo toda la buena disposición que había parecido tener minutos antes, apoyó su espalda en la pared de piedra oscura y sacudió su cabeza en dirección a la cascada de lava como una simple señal de que hiciera lo suyo. Le miró fijamente, quería negarse solo por orgullo pero sabía que era algo que debía hacer, pero, ¿por qué había cambiado tan rápidamente solo por aquella pregunta? Él mismo lo había mencionado, no comprendía porque aquel rechazo tan caótico. Ignoró eso, después de todo Luzu estaba hecho un insoportable desde quien sabe cuánto tiempo, no es como que aquello fuera una novedad para él, se arrodilló en el bordillo que tenía a la lava y se quedó mirando como estaba fluía frente así gorgoteando y provocando una fuerte luz amarilla, tomó aire e ingresó las manos en la lava, sintió esta fluir por sus dedos como cualquier hubiera sentido el tacto del agua contra su piel, cerró los ojos y se concentró en su piel, en aquella textura de la lava que lo conformaba, por un segundo pensó en aquel fuego interior que sentía peor rápidamente lo apartó de su mente, no quería deshacerse de aquel poder, solo quería recuperar su apariencia, repitió el recuerdo de Luzu arrojándole aquella pócima, se centró en los detalles, en su piel derritiéndose, en la luz que emanaba de su cuerpo de fuego. Abrió los ojos y vio como lava caía de su cuerpo y se deslizaba por sus brazos como si la lava fuese una cubierta que estuviera desprendiéndose, pudo ver su piel apareciendo a medida que la lava iba dejando su cuerpo, fue sacando sus brazos poco a poco a medida que su piel iba volviendo a la normalidad, cuando solo sus dedos mantenían la apariencia de lava, los sacó dejando levemente estos sobre la lava hasta que toda desapareció de su cuerpo. Alzó la vista para ver a Luzu que le miraba con el ceño fruncido.
ESTÁS LEYENDO
Cuando muera; Luzuplay [En edición]
FanfictionLos 9 héroes de Karmaland habían tomado caminos distintos y tenían una fuerte rivalidad entre ellos la cual se ven obligada a superar cuando descubren la Profecía que acechaba al pueblo que los vio crecer y que dictaba el final de este. Auron se pro...