28. Polvo de hadas

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— Te tengo una pregunta —, habla Auron mientras caminaba con su mano en alto iluminando el camino —. ¿Cómo lo hiciste para poder transformarme en lava?

— Muchos años de práctica con las magias oscuras —, responde Luzu con orgullo —. Tardé bastante la verdad, comencé practicando con pollos pero solo logré duplicarlos, luego intenté con vacas, pensé que tenía que ver con el adn y como las vacas eran más grandes, no lo sé, tenía sentido en el momento, pero, de alguna forma, las transformé en cactus, sabía que eso si que era algo ilegal así que las envía a otra dimensión pero las desgraciadas se reprodujeron y se apoderaron de la Savana, cuando me preguntaron negué todo y como estaba por morir no me cuestionaron. Más adelante intenté algo que diría que no me enorgullece pero estaría mintiendo, fue muy divertido, desarrollé la cura de los zombies así que los curé y luego experimenté con ellos hasta que transformé a uno en lava.

— Vaya, eso si que es oscuro.

— Gracias.

— Y la lava para así poder tener una ventaja sobre mi, el agua —, comenta Auron pensativo —. Era como un genio del mal.

— No fue por eso —, niega rápidamente —. Las otras maldiciones eran cosas como transformarte en flores, cactus o en gelatina y eso no molaba tanto, además así que me aseguraba que no volvieras a tocarme más porque me asqueabas bastante.

Se voltea para mirarle con una amplia sonrisa en el rostro como un niño tras hacer una travesura. Había sobrevivido a un derrumbe y regenerado sus heridas, soportado una cubeta de agua que quemó su piel, sobrevivió a un ejército de esqueletos y a una flecha que le enterraron directamente en el cuerpo pero ninguna de esas cosas dolió tanto como las palabras de Luzu, tampoco ayudó el hecho de que las dijera con tanta felicidad. Ese hombre acabaría con él, estaba seguro, si no lo mataba un Dios enfadado por desobedecerles, entonces lo haría Luzu con una sonrisa en el rostro.

Caminaron por el valle hasta adentrarse en el bosque otoñal, estaba todo completamente oscuro iluminado solo con el fuego de Auron que provocaba sombras siniestras entre los árboles, los esqueletos les seguían de cerca con los arcos tensos apuntando en todas direcciones, Luzu había insisto en llevarlos consigo ya que aseguraba que la noche era demasiado peligrosa para salir ellos dos y tenía razón, lo había comprobado la primera vez que salió solo y se encontró a Fargan. Siguieron caminando intentando no hacer ruido, no sabían que cosas ocultaba ese bosque por las noches y era mejor no atraer nada que pudiera esconderse entre las sombras.

— ¿Seguro que es aquí? —, pregunta Luzu mirando en todas direcciones —. Que yo no veo ninguna hada.

— Debe ser por aquí —, habla si estar muy seguro.

Avanzaron hasta que escucharon un suave ruido como de campanillas, miraron en todas direcciones en busca de donde provenía aquel ruido hasta que vieron una pequeña luz entre el follaje de los árboles, se detuvieron en su posición y esperaron a que las hadas se acercaran. Se veían pequeñas luces volar por todos lados y campanas que llenaban el silencio del bosque, se mantuvieron estáticos para no asustarlas aunque las hadas parecía cualquier cosa menos aterrada de ellos, finalmente, una de las hadas se acercó hasta ahora y revoloteó a su al rededor riendo, mirándola atentamente pudo ver que era una pequeña persona con alas delicadas que emanaba luz, fácilmente podrían ser confundidas con luciérnagas de lejos, la mayor diferencia era que iban dejando polvos rosados por todos lados tal y como las que vio en la caverna de la profecía.

— Necesitamos ir donde Mildred —, habla Auron pero la hada solo rió y siguió revoloteando —. ¿Sabes dónde está?

Sin hacer caso alguno de su pregunta, la hada voló hasta la copa de los árboles a reunirse con las demás hadas, pasado unos segundos bajaron todas y comenzaron a revolotear entre ellos riendo suavemente y lanzando polvos por todos lados con gracia, se volteó para mirar a la esqueletos que no sabían que hacer, las hadas volaban por entre sus costillas riendo, una de ellas incluso ingresó por el hueco del ojo de uno volando en su cráneo hueco. Escuchó a Luzu resoplar y alzó su espada apuntando a una de ellas con esta.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora