10. En el bosque

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— Así que eso significa —, menciona Mangel pensativo, Auron suspira pesadamente —. ¿Y qué vas a hacer, tío?

Se encontraban volviendo por sobre sus pasos hasta el valle tras aquél encuentro con la Ninfa del Bosque. Aquél encuentro no había resultado como esperaba, de todas sus preguntas solo había respondido una de ellas, claro, la más importante, pero aún le dejaba con un mal sabor de boca, ¿qué de suponía que haría ahora? Debía buscar una forma de salvar a Luzu si es que quería seguir viviendo o, como había dicho Fargan, ambos palmarian. Escuchaba las patas pesadas del lobo negro que les seguía con sus ojos púrpura fijos en el suelo, Auron le observó por sobre su hombro, las orejas del lobo se voltearon en su dirección y alzó un poco la vista para verle, parecía avergonzado, supuso que jamás se había transformado en un lobo antes, por eso la Mangel y Fargan no podían dejar de verla aunque era obvio que estaban al tanto de su afinidad con la especie. Ralentizó el paso lo suficiente para quedar junto a Vegetta, era un lobo inmenso, le llegaba hasta un poco más arriba de la cadera, su pelaje era tan oscuro que con la luz se tornaba un poco azul, sus patas provocaban un fuerte ruido por el peso de su cuerpo, y, aunque fuera un lobo, de cierta forma algo en él hacía que la esencia de Vegetta siguiera en su cuerpo. El rostro del lobo se elevó hasta él y sus ojos púrpura le miraron fijamente, Auron le regaló una sonrisa.

— Gracias —, dice suavemente, el lobo sacudió la cola de un lado a otro y bajó un poco las orejas.

— Tío, que mono es —, suelta Fargan apoyando su mano sobre Auron, los ojos del lobo rápidamente se fijaron en la silueta del chico —. Que ganas de hacerle caricias en la barriga.

Como respuesta, Vegetta gruñó enseñando los dientes haciendo que Fargan retrocediera, los ojos púrpura de Vegetta intentaron ver a Fargan pero sólo pudo sentir su presencia, eso era lo bueno de los lobos, no podían ver a los espíritus como todos decían pero si podían sentirles, sabía que Fargan estaba allí específicamente, un paso detrás de Auron, lo podía sentir dentro de su ser. Usualmente su forma de lobo no era algo que saliera a luz muy a menuda, ocupaba bastante sus habilidades de lobo pero nunca su forma, principalmente porque le aterraba lo cómodo que se sentía en el cuerpo de un lobo, era como si esa fuera su verdadera forma y que el cuerpo humano solo era una fachada, este sentimiento le aterraba, ¿y si se estaba transformando en un lobo? La idea de volverse un animal salvaje sin la capacidad de razonar le aterraba, la idea de que podía llegar a lastimar a sus amigos o a cualquier persona inocente le provocaba un revoltijo en el estómago. Quería volver pronto a su forma humana, no quería acostumbrarse a ser un lobo, lastimosamente había destrozado sus prendas al transformarse y si volvía a su forma humana estaría completamente desnudo.

— ¿Y qué haremos ahora? —, pregunta Mangel volteándose a verles, los chicos de encogieron de hombros —. ¡Ostia, que he quedado con Ruben!

Como por un reflejo, Vegetta se detuvo y alzó mucho la cabeza mirando a Mangel, parecía incrédulo, hace muchísimo tiempo que no oía el nombre de Ruben. Tras la pelea que tuvieron en ese mismo valle que casi acaba con la vida de Vegetta, él pasó casi un mes en coma mientras se recuperaba de sus heridas, Mangel y Ruben pasaron casi todos los días con él en la espera que mejorara, Mangel, por su parte, hizo su mayor esfuerzo por ayudarle a mejorar pero estaba en una situación sumamente crítica y solo un excelente curador podría ayudarle, lastimosamente Mangel no controlaba muy bien sus habilidades por lo que solo pudo curar las heridas más superficiales de Vegetta, lo que es cierto es que seguía vivo gracias a él, de alguna forma cuando ocurrió el incidente, la naturaleza de su habilidad combatió con su poco control y salió a la luz todo el potencial de su habilidad permitiendo curar la perforación en los pulmones de Vegetta por sus costillas rotas debido al impacto, también pudo drenar la sangre de sus pulmones permitiéndole respirar y, así, vivir. Cuando finalmente despertó de su coma, Ruben fue quien le ayudó y estuvo con él en su recuperación, le ayudó a volver a caminar, a retomar el curso natural de su vida, le ayudó con todo lo que pudo, vivieron juntos por un largo tiempo haciendo inevitable que los sentimientos florecieran en Vegetta, pronto Ruben ya no era su gran amigo que le ayudó a volver a ser un chico normal, era algo más y eso le asustó, cada mañana despertaba y lo primero que veía era ese rostro que tanto anhelaba y junto a las mariposas que le hacía sentir, un sentimiento salvaje e incontrolable creía en lo más profundo de su ser hasta el punto que no sabía si tenía más ganas de besarle o de arrancarle la yugular de una mordida.

Evocar aquél recuerdo aún traía un mal sabor de boca a Vegetta pero al menos le recordaba porque no podía seguir en esa forma, porque no podía acostumbrarse a su naturaleza salvaje o aferrarse a sus sentimientos. Había tenido que apartar a Doblas por su bien, aquella fue la decisión más difícil que había tomado pero sabía que era la correcta, Ruben jamás sería feliz a su lado, no mientras corriera peligro de aniquilarle en cualquier momento debido a aquella maldición.

— ¿Nos vemos después? —, propone Auron, Mangel asiente con la cabeza y, acto seguido, se marcha en dirección opuesta a casa de Ruben.

— ¿Qué queréis hacer vosotros? —, pregunta Fargan poniéndose frente a a Auron sin apartar su mano del hombro de Auron, Vegetta miró a Fargan y luego a Auron como si esperara que alguno de los dos le entendiera.

— Creo que Vegetta debe ir a su casa, ¿no es así? —, menciona Auron, el lobo negro ladeó la cabeza de arriba a abajo —. ¿Quieres que te acompañemos?

Esta vez, el lobo miró a Fargan y luego negó con la cabeza. Tenía la intención de hablar con Auron pero no le apetecía frente a Fargan, sabía que encontrar a Auron solo ahora sería prácticamente imposible ya que era el único que podía ver a Fargan junto con a Merlon, supuso que él no se separaría por nada del mundo de Auron por esta misma razón. Debía haber una forma que Auron pudiera usar su habilidad como portal sin la necesidad que Fargan tenga que tocarle, se propuso averiguarlo solo para poder tener a Auron a solas más seguido. Se acercó a Auron quien le miraba fijamente, había algo que le gustaba de sus ojos, era como si no estuviera viendo un lobo sino al verdadero Vegetta, los ojos de Fargan, en cambio, dibujaban cautela y eso podía verlo incluso a través del antifaz que llevaba. Frotó su cabeza contra la pierna de Auron haciendo que este riera para luego irse por su propio camino.

— ¿Habías visto antes a Vegetta hacer eso? —, inquiere Fargan cuando estuvo lo suficientemente lejos para no oírle.

— La verdad es que no —, niega Auron viendo la figura negra del lobo corriendo por el valle —. Me había hablado de su maldición pero jamás lo había visto.

— Que enviada que me da —, suelta Fargan, sacudió la cabeza y se volteó para ver a Auron —. Bueno, ya que no tenemos nada que hacer, ¿quieres que te lleve a ver a Manuel?

Los ojos de Auron se iluminaron inmediatamente con solo la mención de Manuel. De pequeño su mejor amigo siempre había sido Luzu pero Manuel y Fargan también fueron muy cercanos a él, con Manuel, específicamente, tenía una conexión quejo tenía con nadie más y la idea de volver a verle le provoca una felicidad casi intolerable. Asintió entusiasmo con la cabeza dispuesta a ver a Lolito esperando que, tal vez, el siguiente fuera Borja.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora