27. Reconciliación

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Abrió los ojos lentamente despertando de aquel extraño sueño, se encontró recostado en el salón de Vegetta, por las ventanas podía ver el cielo estrellado y la luz de la luna ingresando por los cristales púrpura. Se estiró en su sitio intentando despertar por ejemplo, el cansancio que había sentido antes que casi le provocó descompensarse había desaparecido, su cuerpo ya no tenía ninguna señal de aquella ajetreada aventura en la cueva lo cual era extraño porque recordaba tener morados en todos su cuerpo, aunque ya nada le sorprendía viniendo de él, después de todo tenía poderes infinitos, que su cuerpo se regenerará solo sería un poder más a la lista.

Se volteó para mirar sobre su hombro y allí vio a Vegetta sentado en una silla junto al sofá, tenía su cabeza caída y la brazos cruzados sobre su pecho, dormía plácidamente. Recordó las palabras de Heberon y se negaba a pensar que aquel chico que le había salvado el pellejo tantas veces, había prometido sacrificarse por Luzu si llegaba el momento e incluso había cumplido con su palabra de no dejarle solo mientras él dormía por muy ínfimo que aquello fuera, si todo eso no demostraba que Vegetta era de fiar, entonces nada lo haría. Por muy seguro que estuviera de que Vegetta jamás podría traicionarle, las palabras de Heberon no dejaban de hacer ruido en su cabeza, si Vegetta no era el mentiroso, alguien más lo era de su grupo de amigos, pero, ¿quién?. "El lobo se hace pasar por oveja", el lobo era Vegetta, era el único al que podía relacionar con aquella frase, ¿estaría pasando algo por alto? ¿Estaría centrándose en los detalles equivocados?

Se levantó silenciosamente del sofá intentando no hacer ruido para no despertar a Vegetta, la única manera que tenía de responder todo aquello era obedecer lo que Heberon le había dicho e ir al bosque en busca de Midred, algo le decía que allí encontraría respuestas a muchas de sus preguntas. Vio la espada de Vegetta sobre la mesa de café, sin dudarla la cogió y salió de la mansión apresuradamente, justo en el patio principal de Vegetta habían habitaciones, allí supuso que dormirían algunos de los pueblerinos que vivían con él, realmente esperaba que pronto pudiera solucionar todos sus problemas y se diera cuenta que no necesitaba de esa gente, por ahora no tenía mucho más que hacer, debía centrarse en cosas más importantes como detener el fin de Karmaland o, más bien, detenerse a sí mismo de acabar con Karmaland según lo que sabía ahora. Lo más extraño de esta situación era que ya dos Dioses se le habían aparecido diciéndole que debía acabar con Karmaland pero Merlon y Frances, la Ninfa, le decían que debía salvar al pueblo, lo cual creaba un dilema moral del tamaño de un buque.

Al pasar por fuera de casa de Luzu no pudo evitar quedarse mirando la fortaleza, era como si una fuerza le atrajera a ella y no una fuerza mística ni nada por el estilo, era el simple deseo de ir a verle y aquello era el deseo más terrateniente que parecía tener en esos días. Volvió su vista al frente y se detuvo al seco al encontrarse con dos esqueletos frente a él cargando un arco y apuntándole directamente, rápidamente cargó la espada y cuando estaba preparado para atizarles con ella, dos esqueletos más le sujetaron por detrás inmovilizándolo.

— Lo que me faltaba —, escupe de mala gana.

Intentó forrajear pero le era imposible, los esqueletos lo sujetaron entre los cuatros y comenzaron a arrastrarlo por el valle contra su voluntad. Pensó en fuego y sus brazos comenzaron a arder, pero antes de que pudiera ocupar el fuego contra ellos, uno de los esqueletos sacó un balde de agua que vacío sobre él haciéndole sentir el peor dolor que jamás había sentido, no pudo evitar profanar un grito al sentir toda su piel ardiendo como si hubiera introducido sus brazos en ácido, bajo la vista a sus brazos y vio que estos estaban de un color marrón apagado, intentó volver a encenderlos pero su cuerpo ardía como los mil demonios, el mismo tacto de los propios esqueletos le causaba una horrible de sanción en su piel sensible. Ahora entendía porque Luzu le había transformado en lava, al principio parecía un poco aleatorio y burlesco más que nada, ahora comprendía que, si Auron no tuviera esa maldición, con sus poderes sería relativamente invencible, pero ahora con su piel transformada en lava, Luzu le había dado algo que no tenía anteriormente, una debilidad, una forma de controlarlo y abatirlo fácilmente.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora