26. Oceáno oscuro

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Se vieron sumidos en la oscuridad una vez más mientras caían infinitamente, Auron iluminó el agujero con sus manos intentando pensar por qué consideró aquello una buena idea, ahora que estaban cayendo no tenía idea de que hacer, en cualquier momento vendría la profecía y luego de eso serían escupidos hacia arriba, debía hacer algo antes de que aquello pasara, por otro lado no podía dejar que Vegetta oyera la profecía, por mucha confianza que le tuviera no podía dejar que se enterara de todas esas cosas, no quería que lo tomara contra él. Una idea cruzó por su mente, tal vez si se centraba en un lugar específico podría sacarlos de allí, después de todo tenía todos los poderes que necesitaba, ¿por qué no teletransportarse? Cerró los ojos con fuerza e intentó imaginar el primer lugar que viniera a su mente, recordó la casa de Vegetta, se concentró en la mansión de arenisca, los cristales púrpura por todos lados, armó la casa de Vegetta tal y como la recordaba en su cabeza hasta que sintió un extraño hormigueo por todo su cuerpo, a tientas sostuvo a Vegetta del tobillo sin quitarse la imagen de su casa de la cabeza hast que sintió el suelo contra su cuerpo.

Abrió los ojos y se vio a sí mismo en el suelo de casa de Vegetta, miró hacia todos lados y vio a un metro de si al otro chico que miraba a todos lados descolocado. Lo había conseguido, había logrado teletransportarse, se sentía sumamente orgulloso de sí mismo, poco a poco comenzaba a tener más control sobre sus propios poderes, también había logrado comprender cómo funcionaban, eran como instintos, cada vez que se encontraba en peligro o e una situación que requiriera un poder suyo, su cuerpo parecía mandarle una señal y terminaba siguiendo completamente sus instintos, no sabía si así funcionaban los poderes para todos pero por el momento a él le había resultado basarse en sus impulsos.

— Vaya —, suspira Vegetta pasándose las manos por el cabello —. Eso fue intenso.

— Sí que lo fue.

Se levantó del suelo y le tendió una mano a Vegetta para ayudarlo a levantarse. Estaban cubiertos de tierra de la caverna y sentía todo su cuerpo dolorido por las piedras que cayeron contra él, en el momento por la adrenalina no las había sentido pero ahora parecía repercutir toda contra él logrando que su cuerpo no pudiera más. Necesitaba un descanso, esos días habían sido demasiado intensos y sentía que ya no podría resistir una sola tragedia más, quería quedarse quieto y no volver a levantarse hasta recuperar todas sus energías, ni siquiera había podido dormir desde esa vez que estuvo en casa de Mange.

— Dios, chaval, te vez fatal —, habla Vegetta pasándose las manos por sobre la ropa intentando limpiarla —. ¿Estás bien?

— Solo... —. Su voz no salía, era tanto el agotamiento que parecía al borde de un desmayo.

— Ven, recuéstate.

Hizo el ademán de ayudarle pero luego recordó que en cuanto le tocara se quemaría, le acompañó hasta el sofá donde Auron se recostó. Jamás se había sentido tan cansado en toda su vida, era una sensación muy extraña, como si su cuerpo se hubiera transformado en plomo y no pudiera moverlo, incluso sus párpados parecían no obedecerle y no podía evitar cerrarlos.

— Tranquilo, chiqui, descansa —, habla Vegetta suavemente —. Estaré aquí mismo cuando despiertes.

Eso había sido lo último que había escuchado antes de sumirse en un profundo sueño. Se encontró a sí mismo flotando en el vacío, estaba en lo que parecía ser un gran océano oscuro que no le dejaba ir más allá, miró en todas direcciones buscando algo que le indicara donde estaba pero no había nada más que un mar azul. Una luz llamó su atención que poco a poco se fue acercando hacia él, cuando estuvo más cerca pudo ver que se trataba de un imponente hombre de luz, tal y como la Diosa que se le había presentado en el tronco de la profecía, el hombre se detuvo frente a él y le dedicó una mirada penetrante.

— Otro Dios más, ¿es qué que tenéis vosotros conmigo? —, se queja Auron de mala gana.

— Si supieras, chaval —, ríe el Dios con gracia —. Soy Heberon.

— Así que tú también tienes un nombre extraño, ¿no os podías llamar, no sé, Juan o algo así?

— Deja de quejarte y escucha lo que tengo que decir —, le silencie el Dios sacudiendo la mano —. Lo que te ha pasado ahora no es simplemente cansancio, eso te ocurrirá cada vez que satures tus poderes, usarlos requiere de mucha energía que tu cuerpo terrenal no tiene, así que ten mucho cuidado con ello.

Tenía bastante sentido, sabía que aquel cansancio no era para nada normal, jamás se imaginó que tenía que ver con sus poderes pero ahora que lo mencionaba podía conectar los cables, había ocupado muchísimos poderes en muy poco tiempo, recordaba que el padre de Luzu siempre le decía que él terminaba agotado cada vez que ocupaba su propio poder, el de mover objetos, él decía que de pequeño lo ocupaba tanto que terminaba desmayándose del cansancio, Auron, en cambio, tenía miles de poderes, era obvio que el cansancio sería mucho más fuerte que el de los demás por eso mismo.

— Ahora, se que hablaste con Anfítrite y te habló sobre el fin de Karmaland, pero olvidó decirte un par de cosas, por eso estoy aquí —, prosigue Heberon —. No debes decirle a nadie que hablas con nosotros, solo las Sirenas son capaces de contactarnos, ni siquiera Frances puede hacerlo.

— ¿Quién es Frances? —, inquiere Auron con confusión.

— La Ninfa del Bosque, ese es su verdadero nombre —, responde restándole importancia —. Nosotros elegimos a quien contactamos, como solemos no involucrarnos demasiado con lo que vosotros hacéis, no lo hacemos a menudo, pero a ti te necesitamos, queremos que seas nuestro intermediario en Karmaland.

— ¿Por qué? ¿Por qué yo?

— Lo descubrirás pronto —, responde acariciando su barba —. Ahora, escúchame atentamente, hay muchas cosas que no sabes y que necesito que descubras lo antes posible, cuando despiertes quiero que vayas al bosque, habla con las hadas y pregúntale por Midred, ellas te guiarán, síguelas y cuando llegues donde Midred pídele una lectura, entenderás de que te hablo cuando llegues allá.

— Pero tengo planes, quiero arreglar las cosas con Luzu, esa es mi prioridad, ya estoy harto de ir de un lado para otro sin poder enfocarme en la única cosa por la que volví.

— No hay nada que arreglar con Luzu —, comenta Heberon despreocupadamente —. Él ya te ha perdonado, sólo debes dejar de ponerte excusas e ir a por él.

— Si ya me perdonó, ¿por qué mandó un ejército de esqueletos a matarme? —, inquiere cruzándose de brazos.

— A veces las cosas no son lo que parecen, Auron —, comenta Heberon comenzando a desaparecer levemente —. Alguien de tu al rededor te está mintiendo, el lobo se hace pasar por la oveja, tú no confíes en nadie.

Y sin decir nada más o esperar una respuesta, Heberon desapareció del aquel océano azul dejando a Auron hundido en sus pensamientos negándose a creer que alguien de su círculo le estaba engañando. El lobo se hace pasar por la oveja. Lo único que quería era que aquello fuese mentira y que la persona en la que estaba pensando no tuviera nada que ver con las palabras de Heberon aunque estuviese tan claro.

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bueno gente, he cambiado la portada como podeis ver, es mi primero trabajo en digital así qué hay algunos errores que planeo mejor cuando tenga más experiencia pero por ahora la dejaré. en otras notificas me he creado un Instagram para conversar más con vosotros, subir noticias y cosas extras, podeis encontrarme como onlykrmlnd por si queréis seguirme.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora