22. En el Bosque

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Salió tras Vegetta a la parte frontal de la casa, justo tras la puerta que cercaba los terrenos de la mansión se encontraba Mangel caminando de lado a lado nervioso, había dejado la espada en el suelo y la miraba como si le tuviera miedo o algo parecido. Se acercó a él a sabienda que ninguno de los dos pelearía por lo que considero que podría quedarse junto a él mientras lo otros se encargaban aunque aquello le hiciera sentir como un inútil y un cobarde, pero le temía mucho más a Vegetta molesto que a un ejército de mil esqueletos.

— Eh, Mangel, tranquilízate —, intenta relajarle Auron aunque estaba igual de nervioso que él —. Lo más probable es que lo solucionen de inmediato.

— Lo sé, eh que lo sé —, habla alterado —. Pero eh que me recuerda toh eto a la pelea que tuvimos, aunque estemo toh junto, me pongo nervioso.

— Comprendo.

No podía imaginar lo difícil que debió ser pelear contra sus amigos por algo tan estupido como fue aquello, ademas, luego de ver los resultados aquello sí que debió ser traumático, sobre todo para Mangel quien había sido prácticamente arrastrado a luchar. Él no podía siquiera imaginarse en una situación así, le resultaba hasta catastrófico y aterrador, con solo pensar en que algún día él podría meterse en una pelea contra Luzu le revolvía el estómago, por eso mismo le había perdonado, el rencor los llevaría por el mismo camino que sus amigos y no podía dejar que eso ocurriera.

Su mente se vio distraída cuando escuchó un fuerte golpe, se volteó bruscamente justo para ver partes del suelo elevándose por los aires tras la puerta de Vegetta, un par de esqueletos salieron disparados al cielo para luego estrellarse contra el suelo provocando un ruido de huesos quebrándose. Se escuchó un grito de entusiasmo por parte de Lolito junto al ruido de su hacha golpeando el aire con cada movimiento que hacía, no podía verle pero casi podía imaginarle, por otro lado, se escuchaban ruidos de espadas blandiéndose, golpes por doquier y volaban flechas de lado a lado al igual que Fargan quien tenía sus brazos extendidos y planeaba por sobre sus cabezas. Parecía que aún estaban bastante lejos de llegar a la puerta por lo que Auron ni siquiera consideró presionar el botón hasta que escuchó un ruido peculiar que erizó todos los pelos de su cuerpo. Algo similar a un aullido lastimero se escuchó detrás de las puertas lo cual fue suficiente para que Auron cogiera la espada de Mangel y corriera a toda velocidad a la puerta de Samuel, la abrió de un golpe y la escena se desplegó frente a sus ojos. Tras del puro había una zanja con pinchos al fondo, la trampa que Vegetta había mencionado, muchos esqueletos habían caído en ella y estaba enterrados entre sus puntas, pasado la zanja se veía a Lolito frente a la puerta dando hachazos a diestra y siniestra, aquella hacha empujaba a los esqueletos lejos y también podía desprender la tierra del suelo, entre los árboles estaba Alexby de un tamaño descomunal, solo debía pisar a los esqueletos y aquello era suficiente para acabar con ellos aunque parecía que las flechas si le lastimaban, Fargan, quien estaba volando por sobre sus cabezas, de vez en cuando bajaba en picada y caía sobre un esqueleto a quien les arrancaba las cabezas dejándoles fuera de combate para volver a emprender el vuelo. Sus ojos divagaron por toda la escena hasta que vio una figura negra correr por entre los arboles, al fijarse mejor, vio una mancha como varios esqueletos le seguían disparando flechas, pudo ver más de una que se le clavó en su pelaje.

Sin dudarlo un segundo más, corrió hacia el bosque con la espada en mano, esquivó a Lolito y se adentró entre los árboles. Estaba oscuro y habían muchas sombras como para poder identificar hacia donde estaba Vegetta, siguió el ruido de los esqueletos entre los árboles, cada vez se alejaba más de casa de Vegetta y se adentraba en el bosque pero debía encontrarle, le había prometido que le ayudaría si necesitaba ayuda y eso haría. Finalmente, justo al borde de un gran precipicio que estaba junto al bosque, los esqueletos rodeaban una figura negra que estaba erizada y gruñía intentando ahuyentarles pero era más que obvio que estaba cansado y no podría pelear contra todos ellos. No consideró la numero de esqueletos o todas las armas que podrían usarse contra él, solo corrió hacia ellos dispuesto a socorrer a su amigo, pero, en medio del camino, un extraño impulso le dijo que tirara la espada, que no la necesitaría, intentó combatirlo pero, de un momento a otro, arrojó la espada hacia el bosque sin darse cuenta o procesar aquello.

Llego donde los esqueletos, los ojos púrpura del lobo le miraban con desconcierto pero ni siquiera se detuvo a pensar en el regaño que recibiría, simplemente sintió un fuerte tirón en su pecho y todo su cuerpo se tensó en aquel momento, una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo, movió los brazos con brusquedad hacia el suelo y unas llamaradas inmensas brotaron de sus manos para chocar contra el suelo e impulsarle por el aire. Mantuvo el equilibrio perfectamente, seguramente cegado por la adrenalina, podía sentir todo su cuerpo ardiendo por la emoción de aquel momento y un poco por el fuego que salía de él mismo. Los esqueletos se voltearon a verle y tras unos segundos plasmados, tomaron sus arcos y apuntaron pero antes de que las flechas llegaran a él, hizo un arco con una de sus manos creando una ola de fuego que las incineró todas. Dirigió sus manos hacia enfrente y descendió sobre los esqueletos, los dos que tuvieron la mala suerte de estar bajo a él se pulverizaron enseguida. Vio los reflejos de las espadas yendo en su dirección, de alguna manera logró esquivar cada espadazo que recibía como si tuviera los reflejos de una araña, empuñó su mano y golpeó a un esqueleto en el rostro prendiéndolo en llamas, era tanta la adrenalina que sentía que todo el dolor físico se vio anulado.

Un gruñido se escuchó y sintió un rasguño en el cuello, al voltearse vio que un esqueleto casi le cortó con su espada pero el lobo saltó sobre él y separó su cabeza de su cuerpo. Volvió su atención al resto de los esqueletos que ahora temían acercarse y daban vueltas alrededor suyo como si esperaran el momento idóneo para atacar, pero Auron estaba seguro de que, fuera como fuera, podría con todos ellos. Vegetta estaba tras suya con su pelaje erizado y su voz rugiendo con fuerza mirando a los esqueletos, parecía que todas las heridas que le habían ocasionado ya no eran tan importantes porque Auron le había dado fuerza para no rendirse.

— Vengan, de uno en uno —, les indicó Auron con gracia llamándoles con un gesto de mano —. C'mon, C'mon.

Interpretándola aquello como una burla, los esqueletos saltaron todos al mismo tiempo contra ellos, Auron rápidamente dibujo círculos con sus brazos provocando que olas de fuego se dirigieran directo a ellos y les quemaran, los que lograron esquivarlas no detuvieron su emboscada, alzaron sus espadas en alto con determinación, Auron esquivó el primer espadazo agachándose, estampó el puño contra el suelo levantando una fuerte erupción que los rostizó a todos. Vegetta saltó contra los esqueletos de su lado, con sus dientes atrapó la pierna de uno y la arrancó de cuajo haciendo que cayera al suelo donde enterró sus dientes en su cabeza acabando con él, los demás esqueletos huyeron aterrados sabiendo que no podrían ganar esta vez

Se volteó para ver al lobo dispuesto a recibir una recriminación por desobedecer sus órdenes, lo único bueno era que en su forma de lobo Vegetta no podía hablar aunque si ponía las mismas miradas que hacía cuando era una persona. El lobo le miró con claro fastidio, los ojos de Auron viajaron a su cuerpo donde había una gran mancha de sangre en su espalda donde le habían atacado con una flecha aunque Vegetta no parecía darle mucha importancia, Auron no pudo evitar pensar que eso dolería cuando se transformara de vuelta a humano ya que su cuero de lobo era mucho más resistente al dolor que su otro cuerpo.

— De nada por salvarte el pellejo —, habla Auron con gracia, Vegetta sacudió un poco la cola y bajó las orejas —. Te dije que me metería si necesitabas ayuda, así que no puedes enfadarte conmigo.

— Auron —, se escucha una voz femenina entre los árboles alertando a ambos chicos quien se voltearon rápidamente.

De entre los árboles se vieron rayos de luz de color blanquecino que salían por entre los tallos como si el sol estuviera en medio del bosque, justo en el centro de aquellos rayos de luz estaba la Ninfa del Bosque con su misma aparecía con astas grandes e imponentes de alce. La muchacha se acercó a ellos con sus pies elevados centímetros sobre el suelo sin tocarlo, flotaba como si estuviese bajo agua e incluso sus cabellos parecían tener ese mismo efecto. Los ojos grandes y verdes de la chica se posaron sobre Auron y él pudo notar terror en aquellos ojos de venado.

— Ninfa —, habla Auron con sorpresa, la chica miró en todas direcciones como si esperara que algo saliera de los matorrales en cualquier momento —.¿Qué ocurre?

— La profecía ha cambiado —, habla alterada, sus ojos viajaron al lobo que estaba a su lado, sacudió su mano por sobre él, unos brillos salieron por entre sus dedos que fueron a parar sobre la herida de Vegetta curándola de inmediato —. El fin de Karmaland... eres tú.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora