54. Confesiones

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Despertó con los ojos hinchados de tanto dormir, la luz del sol entraba por el gran ventanal del dormitorio principal iluminando toda la habitación y dándole un toque onírico, los pares de cristal que separaba el baño de la habitación principal reflejaba pequeños arcoíris en la pared del fondo y un olor florar llenaba todo el ambiente. Apartó las suaves sábanas de la cama de Vegetta y se levantó, sentía que había dormido mejor que nunca y ahora estaba listo para enfrentar lo que fuera.

Anoche, tras echar a los pueblerinos de casa de Vegetta, él le ofreció su habitación para descansar y, aunque Auron se negó rotundamente, fue imposible convencer a Vegetta de lo contrario, por su parte, Vegetta durmió en la habitación de invitados que tenía en la planta baja y se fue a dormir tras asegurarse que Auron se sintiera cómodo. La preocupación y culpa que sentía ayer aún seguía muy palpable en su interior aunque la conversación con Vegetta le había reconfortado bastante, sabía que debía disculparse con Rubius e intentar descifrar cómo controlar su temperamento si quería evitar otro episodio así pero, por ahora, le preocupaba más encontrar la última piedra y hacerse con ella.

Bajó las escaleras y escuchó un ruido en la cocina, se dirigió hacia allí y, cuando atravesó los separadores de ambiente, vio a Vegetta ya vestido con su típico traje púrpura, su cabello peinado en punta con mucho gel como solía llevarlo y una expresión de concentración en el rostro mientras batía algo en un bol de cristal. Se acercó a él con una sonrisa y se sentó en el taburete frente a él en la mesada, en cuanto le vio, bajó los brazos y le sonrió ampliamente.

— Buen día, ¿cómo dormiste? —, pregunta volviendo a concentrarse en su preparación.

— Jamás había dormido tan bien en mi vida —, admite Auron —. Tu cama es lo máximo, ahora no vas a poder sacarme nunca más de allí.

— Entonces cumplí mi objetivo —, bromea Vegetta con picardía haciendo que Auron rodara los ojos —. Estoy preparando tostadas francesas, espero te gusten.

— Por mi me comería hasta una rata.

La respuesta de Vegetta fue una simple sonrisa para luego llevar la mezcla al horno, cogió el pan del mueblo y comenzó a prepararlo todo. El día parecía tan normal que asustaba a Auron, últimamente sus días siempre transcurrían de una manera distinta, a aquella hora ya estaría peleando contra quien sabe que o, incluso, contra si mismo, en cambio estaba en casa de Vegetta viéndole cocinar como si su vida fuese normal. Por un momento se permitió pensar que aquella era su vida, decidió dejar atrás a Araxiel, a Karmaland, a Rubius y sus poderes, quería ser una persona normal por última vez, quería poder ser el tipo de persona que disfruta un desayuno con su amigo. Lastimosamente su mente indagó por sitios que no debía y, en lugar de imaginar a Vegetta, imaginó a Luzu preparándole el desayuno y mirándole de vez en cuando por sobre el hombro con una sonrisa, le imaginó obligándole a volver a la cama para pasar allí el resto del dia abrazados sin hacer nada más. Estaba mal, debía concentrarse en Vegetta, pero había un problema, Vegetta no era Luzu.

Como si leyera su mente, Vegetta se volteó y le miró con curiosidad, parecía que Auron le había estado mirando fijamente todo ese tiempo y el mayor lo había notado.

— ¿Sucede algo?

— No es nada —, niega con la cabeza Auron —. Es solo que... siento que estoy viviendo otra vida, como si todo lo demás ya hubiese pasado.

Vegetta hizo una larga pausa que pareció casi infinita hasta que bajó la vista y removió la sartén.

— Podría ser así.

— ¿De qué hablas? —, pregunta con gracia Auron, Vegetta se encogió de hombros y Auron frunció el ceño —. Sabes que no podemos.

— Sí que podemos —, le contradice Vegetta bajando la cuchara de palo y alzando la vista para mirarle con sus ojos púrpura —. Es más, podemos hacerlo ahora, podemos tomar nuestras cosas e irnos de inmediato, podríamos irnos a donde tú quieras, me da igual, pero debemos hacerlo ya, nos olvidamos de Karmaland y ya será problema de otro.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora