53. Caminos opuestos

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Caminó por los pasillos vacíos de su casa, sentía que hace mucho que no andaba por allí, últimamente estaba tan ocupado intentando acompañar a Auron en su aventura que no había tenido tiempo de ni siquiera darse una ducha. Se dejó caer en el sofá, estaba agotado, sentía que sus huesos pesaba el triple de lo que usualmente pesaban, sus piernas estaban molidas, sintió como se derritió ante el contacto suave del sofá. Dejó caer su cabeza contra el respaldo y miró el techo por unos segundos antes de cerrar los ojos.

Luego de que Luzu le indicara que sacará a Willy del lugar, él y Fargan obedecieron, sacaron a Willy y los dejaron recostado en el césped. Intentaron bajo todos los medios posibles intentar despertarlo, al principio Vegetta se había preocupado, pensaba que algo terrible le había sucedido hasta que Fargan le explicó que simplemente había hecho una mala distribución de su energía vital. Ese era el problema de la magia, los habitantes de Karmaland eran personas más resistentes que lo normal, podían resistir varios días sin comer o sin beber líquidos ya que su cuerpo se alimentaba, específicamente, de magia, lastimosamente la magia se agotaba si no la distribuías bien y todos los cuerpos tenían una distinta resistencia, la magia (o fuerza vital) variaba en cada persona. Quedarse seco de energía vital era algo muy complicado, tendrías que usar toda tus magia en un breve momento, jamás había visto al así, podía ser que quedarás agotado pero nunca había visto a alguien desmayarse por ello (a excepción de Auron), cuando un karmaladiense se quedaba sin energía vital por completo, su cuerpo no tenía energía para seguir funcionando y generalmente perdían el conocimiento hasta que volvían a recargarse de magia, este proceso era algo natural ya que todo Karmaland era mágico y transmitía energía a sus habitantes naturalmente.

Willy no tenía nada de energía vital, la había malgastado toda al explotar el molino, lo único que podían hacer era esperar a que tuviera suficiente magia como para volver a reaccionar.

— Debería entrar —, dice Vegetta convencido de sus palabras pero Fargan se interpuso en su camino antes de que pudiera si quería poner un pie dentro de la Guarida.

— ¿Y qué piensas hacer? ¿Ladrarles hasta que te escuchen? —, se mofa Fargan separando los brazos para cubrir la entrada por completo —. Si Luzu nos echó de allí es porque tiene un plan así que relájate y esperemos que ninguno muera hoy.

— ¿Y si no tiene un plan? Puede que solo esté intentando ganar tiempo.

— Pues entonces es un gilipollas —, suelta Fargan encogiéndose de hombros, aquellas palabras convencieron a Vegetta que debía entrar, hizo el intento de esquivar su brazo y deslizarse por debajo de él pero Fargan desplegó sus alas cerrando todo posible conducto de entrada —. Eh, eh, calma, que Luzu es el más inteligente de todos nosotros, así que no hay que preocuparse por ello.

— ¿Cómo estás tan calmado? Auron acaba de perder el control allí dentro, seguramente ni siquiera está mínimamente consciente de lo que hace —, escupe Vegetta con rabia, a veces envidiaba la calma que Fargan mostraba en todas las situaciones, otras veces aborrecía esa costumbre suya —. Puede llegar a matar a Rubius y si lo hace, cuando recupere el conocimiento jamás se va a perdonar a sí mismo.

— Creo que tú le temes demasiado a la muerte, yo soy un fantasma y mírame, soy la hostia —. Una gran sonrisa se asomó en el rostro de Fargan pero desapareció en cuanto Vegetta le dedicó una profunda mirada iracunda —. Mira, se que a vosotros los vivos no les hace gracia la muerte porque es ajenas vosotros y os respeto, pero yo conozco a Auron, se que no le hará daño ni siquiera en su estado super saiyan o lo que sea que sea eso.

— Es su forma de demonio —, suspira pesadamente apretando el puente de la nariz con los dedos, volvió a suspirar, se dio la vuelta y caminó en dirección contraria intentando relajarse —. Jamás he visto un demonio en persona pero dudo que sean muy lógicos.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora