— Seguidme —, pide Vegetta caminando por los pasillos de su casa.
Los ojos de Auron no dejaban de vagar de un lado para otro, tenía pinturas de él semidesnudo por toda su casa que eran de un tamaño monstruoso. Por dentro, toda la casa tenía muy buena decoración, un toque muy sofisticado pero, por muy bien adornada que estuviera su casa, lo que más le llamaba la atención era toda la gente que paseaba por allí, tíos y tías paseaban por la casa como si esta les perteneciera, Vegetta a todos les dedicaba sonrisas traviesas y a más de uno le había detenido para plantarle un beso en los labios.
— Que bien, que ahora es un proxeneta —, suelta Fargan entre dientes, Auron sonrió con aquel comentario.
Ingresaron al gran comedor que estaba a la izquierda de la casa, allí había una mesa que ocupaba casi toda la sala con un montón de sillas, en la cabecera de la mesa había un trono morado que supuso era el sitio de Vegetta. Logró divisar al final de la habitación un inmenso piano de color negro que brillaba con la luz que ingresaba por la ventana. Miró las paredes y vio un gran cuadro que recubría la pared junto a la mesa y se quedó pasmado al ver lo que era. Era una pintura, en la esquina inferior firmaba el nombre "Samuel De Luque", pero no solo era sorprendente que él mismo lo hubiera pintado, sino lo que había pintado, la pintura era una recreación de los nueve chicos, Vegetta les había plasmado ya adultos, supuso que lo hizo luego de regresar, miró donde aparecía él en la pintura y vio que Vegetta le había pintado de pequeño, y claro, no sabía como se veía ahora.
— Vaya... —, menciona Fargan para sus adentros mirando la pintura.
Pero los ojos de Auron estaba pegados en el retrato de Luzu. Vaya que había cambiado, traía el cabello marrón en un flequillo que le cubría los ojos, su mandíbula se había marcado muchísimo, vestía ropas negras, aquél color jamás le gustó a Borja, lo odiaba, a Borja siempre le flipó el celeste pero supuso que aquello también había cambiado. En la pintura, lo más llamativo de Borja era su aura triste y melancólica, en tiempos pasados, Borja era el más alegre de los nueve pero en la pintura era el más triste de todos ellos.
— Veo que estáis mirando mi pintura —, menciona Vegetta acercándose a ellos, miró a Auron por sobre su hombro —. Perdóname, no sabía como estabas ahora así que te he echo como te recordaba.
— No pasa nada —, asiente Auron, vió los ojos púrpura de Vegetta mirando la figura de Fargan, parecía nostálgico de pronto —. Ese de allí es Fargan, ¿no?
— El más guapo de todos, ya ves —, suelta Fargan apartándose de su lado para evitar que Vegetta le golpeara.
— Sí —, asiente Vegetta suspirando —. Ya debería haberlo borrado pero... no puedo, tengo tantas cosas que decirle y que jamás pude, pero así es un poco la vida, ¿no?
Al escuchar esas palabras, Fargan recaudó el coraje para poder mostrarse frente a él y, sin dudarlo más, apoyó su mano en el hombro de Auron quien se volteó bruscamente sin comprender que hacía, Fargan le miró esperando que lo notara y, cuando Vegetta se dió vuelta y se encontró con el antifaz de Fargan, soltó una exclamación y retrocedió en su sitio pálido como el papel.
— ¿Qué tantas cosas me querías decir, ratón? ¡Que te he escuchado y no te escapas de mi ahora, eh! —, habla Fargan con alegría, Vegetta parecía estar al borde de un colapso.
— ¡Si serás tonto! —, le regaña Mangel —. Que eres un fantasma, cojones, lo vas a matar de un susto.
— ¿V-vosotros t-también lo veis? —, pregunta Vegetta con los ojos muy abiertos.
— Sí —, asiente Mangel —. Y ya me estoy aburriendo un poco de él, a decir verdad.
— ¿Cómo? —, inquiere Vegetta recomponiéndose del susto.
— ¿Qué más da? ¡Ven aquí hombre! —, exclama Fargan abriendo uno de sus brazos dispuesto a recibirlo, sin dudarlo, Vegetta corrió a abrazarle.
Era tan extraño ver a Fargan allí, había muerto tan repentinamente que nadie tuvo la oportunidad de siquiera despedirse o de arreglar las cosas. Luego de la pelea, cada uno fue por su propio camino, incluso Luzu y Lolito, quienes se negaron a tomar un bando, se distanciaron del grupo, solo Rubius y Mangel siguieron hablando luego de aquello, más porque Rubius se sentía mal por haber arrastrado a Mangel a todo aquello que por otra cosa. Todos esos años, Vegetta había pasado noches terribles soñando con la muerte de Fargan, jamás fue capaz de perdonarse por como terminaron las cosas con él, con su amigo de toda la infancia. Pero ahora le tenía enfrente, allí estaba Fargan, esa era su segunda oportunidad de hacer las cosas bien.
— Me alegra que estes de vuelta —, habla Vegetta sinceramente y, por primera vez desde que llego a su casa, Auron pudo ver al pequeño niño que recordaba reflejado en sus ojos —. ¿Queréis algo para beber? Que tenemos un montón de cosas de las que hablar.
Se sentaron en mesa y comenzaron a hablar todo lo que habían descubierto desde la llegada de Auron, le explicaron a Vegetta acerca de sus poderes ilimitados y como era posible que pudiera ver a Fargan. Allí sentado junto a sus amigos se sintió que volvía en el pasado a cuando todos eran amigos, antes de marcharse de Karmaland, parecía, de pronto, que nada había cambiado, era como si volvieran a ser amigos nuevamente, incluso los chicos olvidaron todos los problemas que tenían entre ellos y parecían alegres de encontrarse. Jamás pensó que su llegada en Karmaland iba a cambiar tanto las cosas pero se alegraba que poco a poco todo fuese volviendo a como solía ser.
— Vale, entonces me estáis diciendo que Auron tiene una infinidad de poderes que él mismo desconoce, ¿no? —, pregunta Vegetta mirando a Auron.
— Yo he pasado tres años charlando sólo con Merlon, me dijo que la Ninfa del Bosque le había comentado sobre los poderes de Auron, algo sobre una profecía y tal, sinceramente jamás le escuché bien —, se lamenta Fargan —. Al principio Merlon no se lo creyó pero cuando Auron llegó y pudo hablar conmigo y hacer de portal entre el mundo espiritual y el tangible, se lo creyó.
— ¿No dijo nada más? —, inquiere Auron, la palabra "profecía" se había quedado pegada en su cabeza pero Fargan parecía no recordar más.
— Sinceramente no recuerdo.
— En ese caso, puede que Auron también comparta un poder con nosotros, podríamos turnarnos e intentar enseñarle a usar nuestros poderes para ver si los logra desarrollar también —, propone Vegetta gesticulando con las manos, todos parecieron estar de acuerdo, acercándose a Auron, deslizó su mano por sobre la mesa y acarició el dorso de la mano de Auron —. Además, así tendremos tiempo a solas...
— ¡Olé! —, exclama Fargan asqueado —. Esperen, se me ha ocurrido una idea, ¿qué tal si hablamos con la Ninfa del Bosque?
— ¿Y cómo la vamos a encontrar? —, pregunta Mangel —. Si ya bien sabemo to'os que esa está más perdia que Auron en Karmaland.
— Digamos que es una vieja amiga mía —, suelta Fargan sonriente —. Y por vieja amiga me refiero a que es exactamente lo opuesto porque ella fue quien me quitó la vida pero bueno, al menos se donde está.
— ¡Excelente! —, exclama Vegetta con entusiasmo levantándose de un salto —. Entonces ya tenemos por donde comenzar.
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Cuando muera; Luzuplay [En edición]
FanfictionLos 9 héroes de Karmaland habían tomado caminos distintos y tenían una fuerte rivalidad entre ellos la cual se ven obligada a superar cuando descubren la Profecía que acechaba al pueblo que los vio crecer y que dictaba el final de este. Auron se pro...