18. La profecía

2.2K 349 437
                                    

Sintió voces a su alrededor junto a quejidos y gritos, poco a poco fue sintiendo el roce de una superficie contra su espalda y la luz de la habitación donde estaba en sus párpados. Abrió los ojos pero, al ver todo borroso, volvió a cerrarlos, intentó nuevamente y pestañeó varias veces hasta que logró divisar un techo amarillento sobre su cabeza. Volteó la cabeza intentando ver donde estaba y notó a Mangel sentando al lado de la cama donde estaba postrado mirándole muy de cerca, cuando sus ojos se posaron sobre él, Mangel rápidamente dijo algo y se volteó para mirar a alguien pero Auron no logró oír el que. Se sentía sumamente mareado y no entendía que estaba pasando, no parecía capaz de levantarse o si quiera de moverse, sentía que la habitación se estaba moviendo y solo oía un zumbido.

— ¡Auron! ¡Auron! —, exclama Fargan mirándole fijamente.

— ¡Que no le grites, cabezon! —, exclama Vegetta de algún lado de la habitación.

— ¿Estáis seguros que este es Auron? Podría ser cualquiera —, habla Mangel analizándoles con confusión.

— ¡Pues claro que es Auron! —, habla Lolito apareciendo junto a Mangel —. ¿Quién más va a ser?

Finalmente la habitación dejó de dar vueltas y sintió su cuerpo. Se levantó lentamente intentando no volver a caerse contra la cama pero parecía que aquel extraño mareo había desaparecido. Alzó la vista con confusión y recorrió la habitación con la vista, era toda de un color amarillo pastel y de un inmenso tamaño que le permitió darse cuenta que aquella era casa de Vegetta. Sus ojos se posaron el dueño de aquella casa que estaba a los pies de la cama mirándole con los labios muy apretados, sus ojos se desviaron a su cuerpo, estaba sin camisa y todo su torso y brazos estaban enrojecidos con la piel al rojo vivo como si se hubiese...quemado.

— ¿Qué te ha pasado? —, inquiere Auron con preocupación, Vegetta miró a Fargan sin saber que responderle.

— Auron, tranquilo —, pide Vegetta bordeando la cama para llegar a su lado.

— ¿Qué ha pasado, Auron? —, pregunta Fargan asomándose por detrás de Vegetta.

— Eh, que si le haces muchas preguntas lo vas a agobiar —, gruñe Vegetta.

— Pero si solo quiero entender qué pasó.

— ¡Pero espera que se acaba de despertar!

— ¡Por eso que nos explique!

— ¡No grites que vas a hacer todo peor!

— ¡Yo grito porque tú estás gritando!

— ¡Eso no te da derecho a gritar!

— ¡Callaos los dos! —, grita Lolito en un intento fallido por parar el barullo.

— ¡No grites! —, exclamaron ambos chicos a la vez haciendo que Lolito retrocediera.

Bajó la vista hacia sus manos y vio como estas tenían un color anaranjado con tonalidades rojas y amarillas. Se levantó de un salto sin comprender que pasaba, veía sus manos como si se estuvieran derritiendo pero aún las sentía normales lo cual no comprendía. Empuñó las manos y vio como una gota naranja de su propia piel cayó al suelo, en cuanto esta chocó contra el suelo de provocó un pequeño agujero en éste como si se hubiera quemado. Alzó la vista bruscamente hacia Vegetta y sus ojos volvieron a posarse sobre su cuerpo quemado pero, esta vez, comprendía de donde habían venido.

— Tranquilo —, habla rápidamente notando la expresión de horror del rostro de Auron —. No quisiste hacerlo, ¿vale? Fue un accidente.

— Lo... Lo siento, yo no quería... —, se disculpa entre titubeos, sus manos temblaban.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora