57. De vuelta en tierra

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La ciudad acuática era tal y como el pueblo de Karmalando solo que más... azul, las paredes de las casas eran de color azul, las cerámicas del suelo eran azules, el azulejo era azul y las prendas de la gente eran azules, todo era tan azul que Auron se sentía un poco mareado o tal vez era porque estaba respirando a través de un plástico que le cubriera la mitad del rostro. El mal humor de Arturo lograba animar a Auron, había aprendido a odiarlo en muy poco tiempo y, mientras más cabreado con él estuviera, más feliz se sentía Auron, por su parte Lavender simplemente se dedicaba a avanzar por las calles de la ciudad acuática en completo silencio, seguro temía las consecuencias a las que se enfrentaría luego por no acatar las órdenes de Arturo (quien claramente era su superior).

— ¿Por qué todo es tan azul? —, inquiere Auron para romper el silencio, Arturo bufó, parecía molesto por el simple hecho de que Auron abriera la boca, le dio una mirada por sobre su hombro y no pudo evitar sonreír, Lavender se volteó y le miró por sobre sus gafas.

— Es simple, no queremos ser encontrados así que el azul es nuestro camuflaje —, explica Lavender siguiendo su camino, Arturo volvió a bufar —. Bien, llegamos.

Auron no tenía idea a dónde habían llegado pero definitivamente habían llegado a algo. Frente a ellos se extendía una inmensa cúpula de cristal tintado de un claro color azul, dentro se veían algas de varios colores cubriendo las paredes y empañando los cristales, pudo notar que dentro andaban varios peces e incluso delfines, al mirar más detenidamente notó que sobre los delfines había gente montada y que los peces los escoltaban como si fuesen un coche policial en medio de un traslado. Otra cosa que había notado era que había bastante gente, todos tenían la piel de un color tan pálido que se veía igual de azulados que el resto de la ciudad. Lavender lees guio por una inmensa puerta que se encontraba completamente abierta, al ingresas todos los ojos se pusieron sobre él haciéndolo sentir como un tigre en un circo. Dentro del domo habían varias mesas y butacas, pudo ver una especie de tarima al fondo del domo, supuso que aquello era una sala de reuniones o algo parecido. Ingresaron al domo, la gente se iba apartando de su camino a medida que iban abriéndose paso hasta la tarima, las personas que cabalgaban en delfines también se detuvieron y observaron todo desde lo alto. Si no fuera por todo el color azul y los peces flotando casi parecía una ciudad normal, las personas caminaban como si nada aunque podía ver de vez en cuando gente nadando para llegar más rápido de un lado al otro, supuso que él podría hacer exactamente lo mismo pero no se atrevió a intentarlo. Subieron a la tarima, Arturo miró de mala cara a Lavender que le indicaba que diera un paso adelante, a regañadientes, el pequeño hombre se situó frente a ellos en la tarima y observó a todas las personas que esperaban espectantes.

— Todos ustedes sabéis que ayer tuvimos una visita extraña, un terrestre que fue arrastrado hasta aquí por los tiburones —, comienza a hablar Arturo con tan pocas ganas que la gente empezó a cuchichear entre ellas —. Pues hemos descubierto que se trata, nada más y nada menos, que un Dios —. Varias exclamaciones se escucharon entre el tumulto, Auron pudo notar las miradas de todas las personas sobre él pero mantuvo la barbilla en alto —. Parece ser un Dios joven porque aún no puede controlar sus poderes pero eso no quita su sangre divina y, por ende, es pariente de Anfítrite y debemos ayudarle en lo que necesita y lo anda buscando es a Circón, cualquiera que tenga información sobre el paradero de la piedra sagrada debe venir inmediatamente a comunicarnoslo.

Un silencio abismal inundó el domo, Auron paseó la vista por todos los palidos rostros que le miraban pero ninguno parecía tener nada que decir, aún se escuchaban cuchicheos y las expresiones de la gente demostraban que estaban descolocadas, supuso que aquella información que le dio Luzu no fue del todo verídica. Estaba dispuesto a marcharse cuando una muchacha de cabello negro como la noche y dos inmensos ojos azules avanzaron hasta detenerse a los pies de la tarima, Auron la miró esperanzado, la joven le devolvió la miranda por unos segundos antes de voltearse a ver a Arturo.

Cuando muera; Luzuplay [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora