— Elige un mazo —, indica depositando dos mazos de cartas sobre la mesa.
Los ojos de Auron recorrían las cartas con la vista, por la parte de atrás parecían estar pintadas a manos y tenía un diseño de ramas marrones oscuras que dibujaban espirales de los cuales salían pequeñas hojas. Sin saber cual de los dos escoger, pasó la mano por encima de ellas con cuidado de no tocarlas y pasarlas a llevar, cuando su mano pasó sobre el segundo mazo vio como éste se movió un poco en su lugar, aquello pudo ser cualquier cosa como el viento, por ejemplo, pero él lo interpretó como una clara señal, aquel era su mazo.
— Éste.
— Bien —, asiente Mildred.
Tomó el mazo entre sus manos y formó una pirámide con las cartas en el mismo orden en el que estaban dejándolas frente a él. Las cartas tenían distintas imágenes pintadas que jamás había visto en su vida, cada una tiene un número pequeño y un nombre correspondiente en la parte de abajo de la carta, pero una le llamó la atención por sobre de todas las demás, en el centro de la pirámide había una carta que se llama "La Muerte", en este había un esqueleto que sostenía una espada y apuntaba hacia su derecha, el fondo era de un color rojo apagado donde se podía ver lava y fuego por todos lados, de alguna forma solo aquella imagen logró revolverle el estómago.
— Levantaos —, ordena Mildred alzando sus mando.
Con confusión, Auron iba a levantarse de su sitio cuando comprendió que no le hablaba a él sino a las mismas cartas que comenzaron a sacudirse en su lugar hasta que, poco a poco, los personajes de las cartas comenzaron a arrastrase fuera de estas cobrando vida, sus ojos estaban fijos en el esqueleto que ahora sacudía su espada por todos lados, de la cara salían pequeñas llamas que se sacudían por el viento. Habían, también, caballos corriendo por sobre la mesa, una sacerdotisa, un hombre con una espada y muchos personajes miniatura más, lo interesante de eso era que ninguno de ellos salían de encima de su carta, era como si su rango de movimiento fuera solo aquel.
— Interesante —, menciona Mildred con los ojos sobre la mesa —. Hablad.
La primera carta sobre la mesa era de una mujer que sostenía a un bebé sobre sus brazos, la mujer lo mecía de un lado a otro como si buscara mantenerlo dormido. Los ojos de la mujer se posaron sobre Auron y, sin dejar de mecer al bebé, habló.
— Nacido en manos equivocadas, sus padres obligados a dejarle y, así, permitirle libertad para existir —, menciona la mujer mirando al bebé sobre sus brazos —. Desconoce sus raíces pero no sabe que sus padres siempre le vigilan.
— Está hablando de ti —, explica Mildred señalando a la mujer, Auron observaba todo sin saber que comentar o pensar.
— El amor está presente desde temprana edad, conoció a quien será su media mitad —, habla, esta vez, un pequeño ángel que volaba en su carta junto a la mujer que prosiguió a brincar de vuelta a su carta —. El miedo a perderle no tiene igual, poco tiempo juntos les queda así qué hay de aprovechar.
Sus ojos rápidamente se movieron a Luzu quien estaba sentado en el sofá junto a la mesa con su barbilla apoyada en sus manos. Aquello claramente hablaba de él, de su "media mitad", era Luzu y él también lo sabía, por eso mismos le miraba con el ceño fruncido y los labios apretados. "El miedo a perderle no tiene igual", aquello hablaba de lo que sintió al enterarse de que le quedaba poco tiempo porque así fue, recordaba que en aquel momento no había absolutamente nada que le asustara más que a perder a Luzu, aún seguía siendo su mayor miedo aunque sabía que ya no corría peligro, de todas formas temía por él, sin Luzu él no podría vivir.
— Los viajes se presentan en su vida —, habla un hombre con un globo terráqueo entre sus brazos —. Conoció miles de lugares y nuevos aires pero su hogar siempre le hizo dudar, su actitud cambió y en otra persona se volvió aunque un atisbo de sí mismo nunca murió.
— A sus raíces volvió pero la verdad lo esperaba, muchas cosas nuevas he de enfrentar —, prosigue una anciana que estaba sentada sobre una silla mecedora —. Con su viejo amor se reencontrará, una cambio de apariencia obtendrá y a todos sus amigos recuperará.
La primera fila de la pirámide ya había sido leída y ya todos los personajes habían vueltos a sus cartas. Mildred apartó las cartas que ya tuvieron su turno de hablar y las dejó con el resto del mazo con tranquilo. Por su parte Auron no podía dejar de temblar, era imposible que aquello fuese una mentira porque todo lo que estaban describiendo había sido exactamente lo que había pasado de principio a fin, lo cual aseguraba que aquello era verídico. Eso le provocaba un gran vacío en el estómago, sabía que todas las respuestas a sus incógnitas estarían en las siguientes cartas y no estaba muy seguro de querer oírlo.
— Su padre muy cerca suyo está, acompañándole día y noche sin parar aunque sus ojos no le han de detectar —. Esta vez era un hombre grande y fornido el que hablaba —. Un fuerza misteriosa siempre de su lado, pero está claro que sus poderes los sacó de algún lado.
— Días de incertidumbre y pensamientos pesados, se reúnen viejas amistades que pelearan a su lado —, dice una mujer de cabello rubio —. Solo unidos podrán vencer al gran obstáculo y se habrá de oponer.
Finalmente tocaba el turno de aquella carta del esqueleto llamando "La Muerte", aquella era la carta que más miedo le causaba y fue inevitable que comenzara a temblar en cuanto vio que le tocaba hablar. Sentía un extraño hormigueo en todo su cuerpo y le costaba respirar, apretó la mandíbula involuntariamente y comenzó a pensar en las miles de cosas que podía significar aquello pero todas llevaban a Luzu, estaba seguro que tenía algo que ver con él y no le gustaba para nada.
— La Muerte vendrá de forma inesperada, una traición y una noticia macabra —, habla el esqueleto —. En sus manos correrá sangre, y las repercusiones serán tan grandes que nada podrá pararlas...
Parecía que continuaría cuando se escuchó un fuerte estruendo lejano que sacudió las paredes, una gran capa de tierra se levantó y, movida por el viento, se coló por los huecos del tronco donde estaban chocando contra ellos y apagando el fuego de la chimenea sumiéndolos en la oscuridad. Seguido de aquella ventisca, un fuerte grito grave como el de un toro se escuchó a lo lejos, el ruido de los pájaros escapando del follaje de los árboles de hizo presente junto con el de varias explosiones más. Sin dudarlo, se levantó del sofá y corrió a la salida seguido de Luzu y Mildred, empujó la puerta de madera y sus ojos se posaron sobre aquel destello amarillo sobre los árboles a lo lejos, sin duda había un gran incendio y parecían venir del pueblo de Karmaland.
— Es el pueblo —, murmura Luzu con los ojos fijos en ellas grandes llamaradas que se veían a las distancias —. Debemos ir.
Se volteó para observar a Mildred pero, al hacerlo, vio que la casa se había transformado en un simple árbol y que todo atisbo de la anciana había desaparecido con el viento dejando destellos rosados esparcidos en el aire.
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.Capítulo bastante aburrido, os prometo que el siguiente será muchísimo mejor. Dejadme aquí que cosas queréis ver más adelante en la historia y, ¿quien sabe? En una de esas se cumplen.
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Cuando muera; Luzuplay [En edición]
FanfictionLos 9 héroes de Karmaland habían tomado caminos distintos y tenían una fuerte rivalidad entre ellos la cual se ven obligada a superar cuando descubren la Profecía que acechaba al pueblo que los vio crecer y que dictaba el final de este. Auron se pro...