No tenía a donde más ir así que era predecible que terminara encerrado en casa de Mangel que había sido el primer lugar que visitó en su llegada a Karmaland. La puerta estaba sin pestillo y pudo ingresar sin problema, en cuanto la luz iluminó el lugar pudo ver los muebles destrozados, papeles en el suelo, el suelo completamente sucio y destrozado, habían rasguños por las paredes y el suelo. Sin pensarlo dos veces se preparó para luchar con el monstruo que hubiese invadido la propiedad de Mangel, lo primero que pensé eran zombies, hubiese sido normal que aparecieran allí en la oscuridad dado que eran demonios andantes, se transportaban a través de la oscuridad por el mundo de los vivos y, también, podían irse al inframundo por las sombras, eran su portal.
Ingresó con las manos en alto listo para luchar, no tenía ningún arma pero ya había aprendido que no las necesitaba para luchar, sus poderes siempre aparecían cuando los necesitaba. Avanzó dos pasos dentro de la casa esquivando todos los objetos que estaban en el suelo (libros rotos, floreros hechos pedazos y otras más) cuando un ruido llamó su atención, era algo así como un llanto, extrañado, frunció el ceño y escuchó el ruido de garras contra el suelo, sus brazos se encendieron de inmediato formando dos inmensas llamas listas para quemar todo el lugar si era necesario pero, los apagó de inmediato al ver a dos perros acercarse a él con las orejas caídas y las colas sacudiendose.
— Vaya, no puedo creer que sigáis aquí —, mencionó mirando a los perros que comenzaron a brincar sobre él mientras lloriqueaban, les acarició las cabezas intentando calmarlos —. Venga, tranquilos, niños.
Eran los perros de Mangel que se habían quedado allí, ahora que Mangel estaba con Merlon no había nadie que les brindara la atención que debían o les alimentara, supuso que ellos había destrozado toda la casa debido al estrés de estar encerrados. Sus ojos viajaron a los platos vacíos junto a la nevera en la cocina y una punzada de culpa lo atacó. Vio los muebles abiertos, cajas de comidas abiertas, latas de comida en el suelo con mordidas y botellas de gaseosas reposando vacías en el suelo pero no había ningún indicio del líquido que contenían.
— Dios mío, lo siento tanto —, susurro agachándose para acariciar más a los perros que, pese al hambre y la sed que seguramente sentían, se contentaban con un poco de atención —. Yo os cuidaré, nos os preocupéis, hijos míos, os cuidaré hasta que traiga a Mangel de vuelta.
Se lo debía, le debía eso y más. Mangel había hecho tanto por él que no podía terminar de agradecerle y, pese a todo lo que hizo por él Auron no fue capaz de salvarle de la manipulación asquerosa de Merlon. Se incorporó y caminó por la casa en busca de comida para perros pero solo encontró la bolsa de comida vacía, al menos los perros eran listos y pudieran saquear todo alimento que allí había. Abrió la nevera y encontró varias chuletas, los perros comenzaron a salivar en cuanto sintieron el olor a la carne, Auron no supo si debía cocinarla o si la comían cruda, la sacó de la nevera y prosiguió a descongelarla, los perros estaba tan hambrientos que le supo mal hacerlos esperar más así que simplemente se las dio crudo, parece que aquella fue la decisión correcta porque se la devoraron de inmediato.
Ingresó al baño de la palabra baja, los estaban ensimismados jugando con los juegos de la carne, dio el agua de la bañera y esperó que se llenara por completo con agua fría y luego llamó a los perros que aparecieron inmediatamente tras él, en cuanto vieron el agua comenzaron a beber desesperadamente haciendo que la culpa de Auron no hiciera más que aumentar. La dejaría así para que, si volvía a salir, al menos se aseguraba que no se quedarán sin agua.
— Supongo que Frederick lleva digerido un par de días ya, ¿no? —, habla mirando a uno de los perros que le observó y le meneó la cola —. Venga que no, estamos a manos entonces, cabron.
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Cuando muera; Luzuplay [En edición]
FanfictionLos 9 héroes de Karmaland habían tomado caminos distintos y tenían una fuerte rivalidad entre ellos la cual se ven obligada a superar cuando descubren la Profecía que acechaba al pueblo que los vio crecer y que dictaba el final de este. Auron se pro...