Habían decidido que hablarían luego de acabar el almuerzo. Yoongi no quería arruinar el buen apetito de Jennie.
—Bien, ya acabé. Estuvo delicioso, por cierto. Gracias.
—¿Quieres escuchar una historia?
—Oh vamos, no soy una niña a la cual contar un cuento.
—Cuando era niño, solo confiaba en mi hermano, NamJoon, éramos uno solo. Pensé que así sería siempre, hasta que papá decidió mandarlo a estudiar a una escuela extranjera. Lloré y supliqué que no me alejaran de su lado, o que me dejaran ir con él, pero no me dejaron. Jamás volví a comunicarme con él, más que para cuando mandaba saludos. Hace unos cinco años decidieron mandarme a mí al extranjero, pensé que por fin estaría al lado de NamJoon, pero me mandaron a un lugar diferente. Conocí un par de amigos en esa escuela, me sentía casi abandonado y ellos me insistieron en ir a una fiesta, así que fui, me ofrecieron probar el crack, pero yo no estaba borracho y tampoco quería, desafortunadamente, la policía entró y nos descubrió con las manos en la masa. Nos llevaron a todos a la comisaria.
Jennie escuchaba atenta lo que Yoongi le contaba.
—A pesar de que las pruebas arrojaban que mi sangre estaba limpia, sin ningún tipo de sustancia extraña, me inculparon por consumir. Esto llegó a oídos de mis padres, quienes pegaron el grito en el cielo y decidieron regresarme a Corea lo más pronto posible, para entonces, los medios ya habían publicado sobre el incidente de las drogas, desde ahí se esparció el rumor de "Chico adicto a las drogas". Luego de un año, la verdad salió a la luz, la persona que había mandado a la policía para que intervenga esa fiesta, fue NamJoon, y no solo eso, pagó a esos dos amigos que tuve para que me convencieran de ir a esa fiesta.
A Jennie se le apretó el corazón el escuchar la historia, quería decir muchas cosas, pero todas parecían habérsele atascado en la garganta.
—Ahí fue donde entendí que mi hermano nunca me quiso, y no es que me importe ahora, él se casó, tiene un futuro asegurado, un hijo que lo ama, unos padres que creen en él, yo... solo seré su eterna sombra. ¿Y sabes cómo me enteré de toda le verdad? Una noche vino borracho a casa, y me lo confesó todo. Incluso me dijo que hubiera sido mejor si no naciera. – sonrió desganado —Tenias razón, ¿sabes? soy un chico sin amor.
—Yoongi...
—¿Si?
—Llévame a tu casa. – dijo limpiándose las lágrimas.
—¿Ah?
—Necesito ir y golpear a tu hermano.
Yoongi apoyó sus brazos en la mesa y se acercó un poco a ella.
—Gracias.
—¿Por qué me agradeces? Aún no lo he golpeado.
—No lo digo por eso, sino porque crees en mí, en mi historia. Gracias.
—Si me dices que crea, entonces lo haré. Elegí creerte, y ahora nadie me hará cambiar de opinión. Lo pude ver en tus ojos. No mentías.
Yoongi puso su mano sobre la de ella.
—Gracias por tu apoyo, pero no creo que llevarte a casa sea la solución. Tú me gustas, y no quiero que nada te suceda por enfrentar a mi hermano. Él es el doble de poderoso e influyente que yo. Yo me encargaré de todo, no te preocupes.
Eran casi las dos de la tarde, Yoongi llevó a Jennie al estacionamiento del centro comercial y le dijo que la llevaría a casa. Para fortuna de Yoongi, Jennie estaba tan enfocada en el asunto de su hermano, que no protestó al subir al coche.
—Ten – dijo Yoongi en el interior del auto —Es para ti.
—¿Qué es?
Jennie miró la bolsa, al abrirla, vio que era el celular que había tocado en la tienda.
—No lo quiero. Ya te dije que no puedes comprarme con tu dinero.
—No es gratis. Me tendrás que pagar mensual, así como lo harías con tu madre.
—¿Eso significa que estoy en deuda contigo?
—Lo compré por contrato, sale más barato. Y si no lo quieres, lo botaré a la basura, yo ya tengo uno de esos.
Jennie le miró con una mueca en sus labios.
—El rico humillando al pobre – murmuró mientras sacaba el celular de la bolsa —¡Bien! estoy lista para dejar mi antigua tarjeta SIM y usar esta nueva.
—Como sea, ya está mi número guardado, y yo tengo el tuyo nuevo.
Yoongi sonrió mirando al volante. Era la manera más eficaz que se le pudo ocurrir para obtener el teléfono de Jennie. Pero la bella chica pobre estaba demasiado ocupada para darse cuenta de las verdaderas intenciones del guapo chico rico a su lado.
—Cielos, ¡Tiene una cámara increíble!
De repente, recordó el verdadero motivo de esa salida. ¡La foto de Rose!
—Ahm, Yoongi, ¿Puedo tomarte una foto? Es para ponerla en tu ID de contacto.
Yoongi asintió despreocupado, entonces Jennie apuntó la cámara hacia él, pero cuando iba a tomar la foto, Yoongi la hala hacia él, pasando su brazo por encima de sus hombros.
—Qué haces.
—No me gusta tomarme fotos solos. Si quieres una foto mía, debes salir en ella.
—Aish, hombres y sus condiciones. Ya, bueno. Pero sonríe.
Jennie hizo el simbólico gesto de "paz" con sus dedos mientras miraba a la cámara, y Yoongi detrás de ella, abrazándola por los hombros.
—Listo. Ahora llévame a mi casa, por favor.
—Cómo ordene, señorita.
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Por Ti [Yoonnie]
Fiksi PenggemarYoongi desprecia a las personas de bajos recursos, los considera unos interesados. Kim Jennie confía plenamente en las personas que ama, por lo que no soporta ser etiquetada por Yoongi, ni siquiera quiere ser su amiga. Pero... ¿Cómo sus vidas quedar...