Por Ti [Yoonnie]

Desentendida

Jennie se echó a reír exageradamente. Rose la miraba incrédula.

—¿Yo...? ¿Gustarle a JaeBum? ¡Puff! Hahahaha.

Y con esta excusa se dirigió a su habitación, donde, apenas cerró la puerta, dejó de reírse.

—Maldición...

Se lanzó a la cama y tomó su teléfono, abriendo el chat con Jaebum, pero, ¿Qué se supone que le diría?

"Ahm, Jaebum, ¿Podrías dejar de mirarme de esa forma?"

"Jaebum-ah, ¿Puedes fingir demencia?"

"JaeBum-ah, no quiero tener problemas con Yoongi, así que ¡Te conseguiré una novia!"

Ninguna de esas opciones le parecía la mejor idea a Jennie, pero tenía que hacer algo al respecto antes que su hermana fuera con el chisme a Yoongi, aunque claro, Yoongi solo le creería a ella.

Entonces, recordó las palabras de su novio: "lo único que te pido es que te alejes de él apenas veas un indicio de que quiere algo más contigo."

En los siguientes días, Jennie no tuvo contacto con JaeBum, supuso que era porque tenía clases en su propia universidad, Rose no volvió a tocar el tema afortunadamente, así que un suspiro de alivio salió de sus labios.

Esta vez, cuando salía de una agotadora práctica de natación, no encontró a su novio recostado en su coche como de costumbre, sino a su hermano.

Las chicas gritaban a su alrededor, algunas incluso le regalaban flores, y es que no todos los días veían a un guapo y joven heredero esperando a una chica... común. Y eso que NamJoon estaba cerca a los treinta años, seguía como en sus veinte.

—¿Nam? – dijo Jennie acercándose hasta él —¿Viniste por mí? ¿Dónde está Yoongi?

—Yoongi me pidió que te recogiera – miró a su alrededor —¿Te imaginas como se pondrían si se enteran que nunca me gustará una mujer?

Jennie rió y luego se subió al coche. En el camino, preguntó hacia donde iban, pero NamJoon se rehusó a decirle. Llegaron luego de unos veinte minutos a una corporativa, agencia de modelos para ser más específicos.

Jennie miró asombrada el gran edificio, mientras ingresaban, NamJoon mostró su credencial, dándole una a Jennie como "invitada", subieron por el ascensor hasta el piso diez.

—¡Llegué! – dijo NamJoon, y en cuanto su voz se escuchó varios empleados se acercaron a saludarlo y a pedirle que esté listo porque el próximo seria él.

—Eh, NamJoon-ah, me dijiste que me llevarías con Yoongi – dijo Jennie.

—Así es, te llevé con él. Está allí.

Namjoon le señaló hacia el otro lado del set. Yoongi posaba con unos trajes carísimos de diseñador, muy parecidos a los de NamJoon.

—Nos pidieron que modeláramos esta marca por una asociación benéfica. Ya sabes, dos chicos guapos es mejor que uno, y estoy seguro que muchas personas comprarán la revista.

En cuanto Yoongi terminó y vio a Jennie sentada al lado de su hermano, se sorprendió bastante.

—Nam, ¿Este era el asunto importante que tenías que atender?

—¿Tu novia no es asunto importante? – preguntó en broma.

—Sí, es solo que... de repente te puedes sentir algo asfixiada – dijo Yoongi en dirección a Jennie.

—Tranquilo, sé que esto definitivamente no es mi mundo, pero puedo quedarme hasta que acaben.

Yoongi sonrió complacido.

—Gracias.

Cuando fue el turno de NamJoon de modelar, Jennie miró cual chica orgullosa.

—Me alegra que utilices tus influencias para buenas acciones – dijo Jennie. —Esas cosas hacen que me enamore más de ti.

—Uh, ¿Empezamos la hora cursi? – dijo apretando sus mejillas. —Me alegro que NamJoon te haya traído, así aprovecho en pasar mis últimos días contigo antes de irme a Japón.

—¿Oh?

—Tendremos otra sesión en ese país, es parte del contrato.

—¿Cuantos días serán?

—Tres días, máximo. Así que, como buena esposa, has de esperarme con ansias, ¿de acuerdo? Nada de serme infiel.

—Con la única que te seria infiel es con la comida – le mostró la lengua.

Yoongi tuvo que pararse otra vez frente a la cámara, ahora junto a NamJoon, los dos, espalda con espalda. Jennie estaba algo triste por la repentina noticia del viaje de Yoongi, pero se aferró a la idea de que tres días pasarían rápido.