Capítulo 44: Momentos idílicos.

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Shinji lavaba su rostro en el baño de la sala del juzgado en el que se encontraba acusando de malversación de fondos al presidente de una importante empresa automotriz, un juicio mediático que daba para ríos de tinta en la prensa, pero había tenido que solicitar un receso debido a que sus distracciones, le estaban haciendo perder terreno ante la defensa, tenía todas las pruebas del millonario desfalco y se suponía que ganar ese juicio era pan comido para él. El extrañado juez concedía una hora de receso al fiscal estrella.

Sonriendo veía la fotografía de su madre y su tía, en una preciosa playa de la República Dominicana, se notaba lo bien que lo pasaban y le decía que estaba muy ansiosa por conocer a Satoru, le respondía feliz, para luego respirar profundamente, debía recuperar la concentración.

Su asistente llegaba con un café y un panecillo que Kuroda agradeció y buscó una de las salas vacías para tomar el sencillo refrigerio, reparando sin querer en la ensoñadora mirada que una vez más, el abogado a su servicio le regalaba, no pudo sino sonreír y mover la cabeza negativamente, recordando como en el pasado, Akihito solía burlarse de él, diciéndole que era un casanova despistado que no se daba cuenta del cumulo de suspiros que dejaba a su paso y Kuroda respondía burlándose también con un "Mira quien habla" pues el ingenuo fotógrafo rara vez se percataba de las miradas lujuriosas posadas sobre él y neutralizadas por la fría mirada de Asami o las de advertencia de Kirishima u otro guarda espaldas.

Cerró los ojos por un instante, intentando atar los cabos sueltos de todo lo acontecido y que hacía que tuviera que responsabilizarse por una joven embarazada, su novio y el hermano del yakuza más temido de Asia, eso sin contar con el heredero de la mafia china y probablemente rusa, porque sí bien tendrían seguridad por parte de Feilong y Mikahil y que Kirishima enviaría a los mejores hombres a proteger su casa, vivían con él y el peso de esa responsabilidad pesaba y mucho.

Pero el cambio de su departamento a la casa, se retrasaba ya tres días, Mikahil y Feilong reforzaban las medidas de seguridad y el ruso contrataba a un experto que minimizara cualquier cosa que se considerara fuera un riesgo para Sarah, desde colocar barras en el baño para que se sostuviera si se mareaba en la ducha, hasta cinta antiderrapante en las escaleras, ocasionando la sonrisa de todos por su exagerada preocupación.

No es que temiera, no, era perfectamente capaz de hacerle frente a la situación, si las circunstancias fueran diferentes y tuviera toda su energía enfocada en ello, pero no era así, debía investigar y dar con la forma legal de terminar con todo aquello, aunque sabía bien que el derramamiento de sangre era inevitable, la sagrada trinidad no iba perdonar ninguna de las afrentas que André Alekeesev les había conferido y devolverían multiplicada cada cortesía recibida, Connor Lawler tampoco saldría inmune de todo aquello.

En los archivos de Akihito encontraba las pruebas que sustentaban su investigación, documentos, fotografías, rutas, pero todo eran copias escaneadas y si bien tenía ya el panorama completo sin esos documentos en su forma original era poco lo que se podía hacer, su mayor temor era que esa documentación estuviera entre las cosas de Takaba que ese consorcio africano compraba, por lo tanto quería decir que estaban en manos de Alekeesev y ello significaba que no tenían nada real en su contra.

Por otro lado, la embajada inglesa apremiaba para una entrevista con Sarah, la chica lo había nombrado su apoderado legal y era a él a quien le llegaban las notificaciones. Era natural, Sarah era la pareja oficial de Asami Ryuichi y si bien siempre había sospechas en torno a sus actividades ilegales, no se podía comprobar nada, era intima de Liu Feilong, en la misma situación que Asami y se le veía con frecuencia con Mikahil Arbatov, la cereza del pastel, era desde luego la conocida obsesión de Connor Lawler con ella ¿Qué policía en funciones no querría entrevistarla?

Mi nuevo amanecer sin ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora