Capítulo 53: Revelaciones

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Ayudada por una enfermera, Sarah se acomodaba la chaqueta del pants que Shinji le llevaba para que pudieran irse a su casa, le había explicado la situación y le comentaba que Asami no se había movido de la sala de espera del piso en que ella estaba, sonreía levemente pero en ningún momento le permitía entrar la habitación. Aunque un par de enfermeras, le contaban que entraba cuando ella dormía y que preguntaba a cada rato como se encontraba y sí lograba retener los alimentos.

Sarah había logrado comer el ultimo día, un poco de avena por la mañana y pudín de calabaza que se le antojaba por la tarde, también toleraba el jugo de manzana, sorprendida porque de pronto las cajas de la bebida del hospital, era sustituido por vasos de la bebida recién hecha...de manzanas orgánicas que llegaban para ella, la habitación estaba desde luego inundada de flores, muñecos de peluche y globos, pero ella tenía a su lado un pingüino, enviado por Satoru, Haru y Tao. Ese y los enviados por Mikahil, Feilong y Anderson y Seiko eran los que se llevaría.

—¿Alguien vendrá por lo demás? —le preguntaba una enfermera.

—No, por favor, tomen lo que les guste y díganle al demás personal que pueden repartirse el resto—comentaba a sabiendas que todo lo demás era enviado por Asami.

—¿Las flores también? —decía oliendo un ramo de rosas.

—Claro, todo...es una pequeña muestra de mi agradecimiento—decía sonriéndole.

—¿Estás lista? —decía Shinji, seguido de Anderson y Seiko.

—Sí, gracias Shinji...¿Asami se fue?

—Está afuera—decía suspirando resignado.

—Si no te importa.... ¿Me das cinco minutos a solas con él? Por favor.

—Claro, Sarah...

Asami entraba con un estuche en la mano, a Sarah le sorprendía verlo actuando por primera vez descolocado, como si no supiera que hacer...

—Asami...

—Sarah, hola, gracias por hablar conmigo.

—Bueno, seré breve, toma—dijo dándole una carpeta que Asami tomaba—Son las consultas programadas con el ginecólogo y la fecha del primer ultrasonido, para que estés al tanto si lo deseas.

—Claro que lo deseo, Sarah...necesito que hablemos por favor.

Daba un paso en su dirección y ella retrocedía, Asami se sentía por primera vez completamente abatido ¿Qué había hecho? Sarah lo veía a los ojos, no había reto en su mirada ni otra emoción, cansancio e indiferencia si acaso. La contempló por unos segundos, era preciosa sin lugar a dudas, una mujer llena de atributos que la hacían resaltar en donde quiera que se paraba y esa mujer...era su mujer, la madre de su hijo y él la quería muchísimo, extrañaba su presencia en su vida. Cerró los ojos suspirando al recodar lo que le había dicho, cuando ella intentaba explicar lo de Akihito y le decía del embarazo, las palabras pronunciadas volvieron a su mente: Nunca dejaré de amarlo, Sarah, entérate de una puta vez, tu para mi significaste el mejor consuelo y la satisfacción sexual que necesitaba y si te traje a vivir, es porque eres el más perfecto trofeo a exhibir, ningún socio o enemigo posee a una mujer como tú... ¡Mírate! abre los ojos y mírate...no hay otra como tú y yo Asami Ryuichi, siempre tengo lo mejor, pero no te confundas, te iba a botar en cuanto me aburriera de ti, y debo aceptar que supiste ser astuta y quedarte más que cualquier otra puta o puto que pudo pasar por mi cama, porque fuera de Takaba Akihito, para mí todo lo demás entra en la categoría de pasar el rato.

Ahora, tal como advertía Feilong, le estaba costando tragarse esas palabras

—Estamos hablando, Asami...

Mi nuevo amanecer sin ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora