Capítulo 81: Hasta la última pieza del ajedrez...

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Asami hacía gala de todo el encanto que sabía era capaz de tener, y al mismo tiempo ni el mismo sabía cómo estaba conteniendo la furia que le nacía en las entrañas, estaba frente al asesino del amor de su vida, frente a quien le había arrebatado de la manera más cruel a Akihito, quien había destrozado su vida, sus sueños, las ilusiones que día a día se habían ido formando y creciendo, quien lo había sumido en la más profunda oscuridad. El artífice de los secuestros de Haru y Tao, de la violación de Feilong. Quien ahora buscaba usar a Satoru, no solo hermano de la mujer que esperaba a sus hijos, sino una de las personas más importantes para Kuroda, uno de los pocos por los que él haría y daría todo. Y lo que en ese momento además de Akihito deseaba proteger, sus hijos, porque el cínico que estaba frente a él, dejándole caer una amenaza velada que hacía suponer que sabía que estaba en la tumba de Akihito enfatizando la voz al decir "Todo lo que aquí se encuentre" estaba buscando arrebatarle a sus hijos.

A raíz de estas situaciones, Asami había pasado del el amor más profundo, a sentir como nacían sentimientos negativos que en ese momento no podía expresar, los tenía muy adentro, y lo hacían arder de furia por el sufrimiento que le habían causado, no solo a él, sino a las personas que más amaba. Pero en ese instante la frialdad que lo caracterizaba debía imponerse por dentro y por fuera, debía darle la mejor cara, Alexandré Gólubev o André Alekeesev ya le había hecho demasiadas cosa imposibles de perdonar y él Asami Ryuichi, era un verdadero maestro cuando se trataba de ser maquiavélico y tejer una telaraña en torno a quien quisiera destruir.

Solo que en esta ocasión, la telaraña ya estaba tendida y Asami sabía ya muy bien lo que pretendía.

Todo comienzaría –según Alekeesev- con un juego de atracción irresistible acompañado de una sonrisa, una mirada cómplice o un gesto amable. Un manipulador emocional te hará creer que es la persona perfecta para ti ofreciendo una buena imagen de sí mismo. Siempre estará disponible, te propondrá planes fascinantes, será sociable y te hará fantasear con todo aquello que siempre has soñado para ganarse tu confianza. Una increíble puesta en escena para captar todo tu interés y que comiences a entrar en su trampa sin ni siquiera darte cuenta.

Su arma serían las palabras seductoras, las insinuaciones y las promesas para hacerle creer que era libre mientras, poco a poco, intentaría desestabilizarlo para implantar la idea de solo el sabría lo que él necesitaba para estar bien y ser feliz. Las expresiones como "Qué serías tú sin mí" o "Solo puedo comprenderte yo, nadie más" repetidas preferentemente entre las sábanas, luego de hacer el amor sería una de sus armas predilectas. De esta manera, irlo anestesiando lentamente a través de sus indirectas que, realmente, serían lanzadas para impedir que discutiera o se resistiera a sus encantos mientras teje su trampa, anulando su sentido crítico de forma sigilosa y atacando tu autoestima. Buscando hacerse indispensable buscando atraparlo en su mundo.

Toda esta trampa intentando ser tejida por la seducción y la comunicación perversa para sumergirlo en un mar de incertidumbre y confusión que tiene como objetivo aislarte y convertirlo en su presa. André Alekeesev era un manipulador emocional jugando a perder a través del rechazo de la comunicación directa. Lo dice pero no lo dice, no pone nombre pero insinúa todo manipulando hilos desde las sombras y Asami acababa de descubrir con la mera presencia en el lugar, su juego.

André Alekeesev era un jugador acostumbrado a no perder y tener siempre lo que deseaba, no le importaban los medios para lograr sus objetivos y el cinismo de ponerse frente a él, con una identidad diferente, se lo confirmaba. Era un maestro de la manipulación que maniobraba como un jugador de ajedrez, moviendo cada pieza en el tablero hasta lograr el jaque mate... Y Asami estaba harto de que lo mantuviera en jaque.

Su deseo de sacar su arma y meterle una bala entre los ojos no era contenido por temor, porque muy seguramente su contraparte estaba tan armado como él, Asami Ryuichi nunca le había temido al enfrentamiento. Matar a Alekeesev en la tumba de Akihito y morir en ella no le ocasionaba el más mínimo miedo, todo lo contrario morir para estar con Akihito era algo que deseaba hasta con fervor. Sin embargo pensar en dejar en una situación como la que se encontraban a su –en ese momento- sucesor natural, lo contenía. Haru no iba a enfrentarse a algo así porque él no había sabido mantener la calma. Por otro lado, sabiendo ya como era André Alekeesev, no estaba ahí sin un plan de respaldo. Era muy probable que algo ocurriera si no regresaba con bien, y ese algo no era nada bueno. Y por otro lado, el recordar ver las imágenes del ultrasonido lo contenían también, no estaba para analizar lo que en ese momento le sucedía con Sarah y sus hijos, pero sentía la necesidad apremiante de ver sus caritas y de tomar la mano de ella mientras los daba a luz. Porque cuando Sarah lo hiciera el estaría ahí para cumplir su deber que era protegerlos. La oxitocina se las iba a meter por el culo tanto al medicucho que se había prestado al juego como al incitador del mismo: André Alekeesev.

Mi nuevo amanecer sin ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora