Sarah observaba el nerviosismo de su hermano y no pudo evitar sonreír enternecida por esos tres, habían vuelto del spa y ella había suspirado al verlos, se veían tan lindos, su cabello brillante, la piel tersa, olían delicioso y no pudo evitar pensar en todo lo que habría tenido que contenerse Yoh, a cargo de la seguridad del autonombrado trio infernal, para no saltarle encima a Tao. Su hermano se veía radiante y feliz, pero temblaba de pies a cabeza nervioso, Shinji pasaría por él para ir juntos al hotel donde habían reservado, encima de la cama de Kuroda un mundo de ropa y ellos parloteando ansiosos por no encontrar lo adecuado.
—Hola chicos—dijo divertida desde el umbral de la puerta.
—¡Vean la hora! Shinji no tardará en llegar—decía Satoru más nervioso.
—Ponte esto—ofrecía Tao un pantalón y una camisa.
—¡Eso es como de cualquier día! —objetaba Haru y ofrecía otra combinación—mejor esto.
—Tampoco es su graduación—gritaba Tao.
—Oh—decía Haru sonriendo con picardía—de una u otra forma lo es.
Satoru le arrojaba un zapato.
—No ayudas...¡Mejor cancelo!
—¡No! —chillaron los otros al mismo tiempo.
—Llegará en 20 minutos y yo...no estoy listo.
—Ahora te aguantas—apuntaba Haru con un dedo—que no quiero usar el baño pensando que Shinji se masturbó ahí por qué tú te acobardaste en el último momento.
Sarah soltaba una risita, acercándose al mundo de ropa, observando por un momento, Haru y Satoru eran de la misma talla, Tao un poco más bajo y ella intuía que ahí había tanto ropa nueva como aportaciones de los amigos de su hermano.
—Tienes que calmarte—sugería ella examinando un suéter—Si no te sientes seguro, dile a Shinji, él te ama y aunque desea esto con todo su ser, no hará nada que tú no quieras, y llegará hasta donde tu decidas.
Había tomado un pantalón color caqui, una sencilla camisa blanca de manga larga y una preciosa chaqueta color verde militar, tomaba un par de zapatos tipo mocasín color café.
—Prueba con esto—sugería suavemente.
Haru y Tao soltaban exclamaciones de aprobación, Satoru se vestía rápidamente y Sarah le indicaba que se sentara, tomaba un peine y una pequeña cantidad de gel, peinando a su hermano de forma sencilla, de la bolsa de la falda que llevaba, sacaba una máscara para pestañas transparente y se la aplicaba a su hermano, después un pequeño tubo dorado de donde emergió una cremosa barra de color rosa que parecía destellar pequeños diamantes y la deslizaba suavemente por los labios de Satoru, un poco de colonia y estaba listo.
—Me ayudaras a mí también—sentenciaba Haru—y más pronto de lo que te imaginas.
—Con gusto, cuando convenzas a Kirishima de bajarte del pedestal—lo molestaba un poco.
Tao estallaba en carcajadas.
—¿Y tú de que te ríes? —decía Haru—que cuando Fei se entere de lo que tienes con Yoh, lo mata y te manda al Tíbet a un monasterio.
—Cállate—decía serio.
Iba a responder, pero escuchaban la llave y la puerta abriéndose, Satoru se miraba una vez más al espejo.
—¿Luzco bien?
—Estás perfecto—decía Haru.
—Shinji tiene mucha suerte—decía Tao.
ESTÁS LEYENDO
Mi nuevo amanecer sin ti...
Hayran KurguTakaba Akihito ya no está más, o al menos eso cree Asami, el rebelde fotógrafo fallece en un lamentable accidente...Tres años después aparece en su vida Sarah Nakamura para poner de cabeza su mundo, como alguna vez lo puso Akihito, solo que junto co...