Capítulo 58: Alas rotas

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Sarah había vuelto al departamento acompañada por Anderson y Seiko, que no habían querido dejarla sola ni siquiera por estar en el edificio de Asami, fuertemente protegido y sin riesgo para ella.

—¿Te sientes bien, quieres continuar? —preguntaba solícito Asami recibiéndola en la puerta y agradeciendo a sus hombres el cuidarla.

Sarah daba unos pasos al interior de la enorme estancia y se detenía para volverse a Asami, con la intención de hacerle saber que estaba bien, la mano del yakuza se dirigía instintivamente al vientre aun completamente plano de Sarah.

—Estoy bien—decía, pero se mostraba asustada por el movimiento de Asami y de sus labios salía la palabra, pronunciada casi por instinto, mientras daba un paso atrás perdiendo un poco el equilibrio— ¡Mikahil!

Arbatov llegaba de prisa a su lado, sosteniéndola para evitar que cayera, el semblante de Asami se entristecía y el desconcierto de Sarah era más que evidente...

—Yo...lo siento, no quise—decía titubeando sin saber a ciencia cierta que hacer o decir.

—Está bien, no pasa nada—decía Mikahil tranquilamente, pasando con ella aun lado de Asami y guiándola con Feilong—ven, siéntate ¿Todo está bien ahora? ¿Akihito sigue aquí?

—Sí, junto a Feilong...

Feilong volteaba sin dudar hacia su derecha y sonreía...

—Lo lamento mucho, Akihito, ojala hubieras confiado más en mí, en nosotros.

—Quería darles una sorpresa, demostrar que era alguien digno de Asami y de ser amigo de ustedes, que podía ser de utilidad para sus negocios...—repetía Sarah.

—Eras alguien muy importante y apreciado por mí, llegué a quererte como un hermano, no tenías nada que demostrar.

—Akihito ¿Por qué esa necesidad de demostrarnos algo? Sí no supimos hacerte saber lo que significabas para nosotros, me disculpo—decía Mikahil, sinceramente—pero no había necesidad de que te pusieras en un peligro así y menos sin decirle a cualquiera de nosotros.

—Lo sé, quien debe disculparse soy yo...no medí las consecuencias de mis acciones en mi afán por destacarme como periodista, pero en serio no esperaba toparme con todo esto y no supe cómo actuar, creí que podía solo...fui un ingenuo, al menos debí esperar a que volvieran de ese operativo, ir con guarda espaldas...yo, me arrepiento tanto Asami.

—No tienes idea de lo que sentí y siento, mocoso...nada de debía ser como sucedió, perdóname, no supe protegerte.

Sarah negaba...

—Lo que quieras menos eso, Akihito—decía ella—no lo diré, no, por favor, no insistas, no estamos aquí para eso, por favor, continua con lo que tienes que decir.

—¿Qué pasa? —Decía Asami—¿Qué es lo que no quieres decir Sarah?

—Es personal, Asami...por favor Akihito, continúa...no es el momento ni será de esa forma, gracias, pero no, si no tienes nada más que decir, me iré ahora—advertía decidida.

Asami iba a presionar más, pero se contenía recordando el incidente de minutos atrás en que Sarah invocaba la protección de Arbatov, no deseaba causarle temor alguno ni hacer nada que comprometiera su estabilidad o su salud, ella esperaba a su hijo, eso la colocaba más allá del bien y el mal, ahora, Sarah Nakamura estaba en un pedestal a sus ojos y el mundo debía verla así, no era solo su compañera, su mujer, era la madre de su heredero. Nada la iba a perturbar, ni siquiera él y su inmenso amor por Takaba Akihito...

—Akihito—decía Asami—te suplico, si Sarah no quiere decir eso que le pides, por favor, respétalo y continua diciéndonos lo que necesitas que escuchemos, esto es para mí tan inaudito, que solo puedo agradecer esta oportunidad de tenerte cerca, de saber por fin que pasó la noche más difícil de mi vida, mocoso ¿Qué más descubriste?

Mi nuevo amanecer sin ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora