Especial...Navidad sin ti.

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Despertó e instintivamente buscó el tibio cuerpo a su lado, esa parte de la cama que hacía poco más de tres meses permanecía vacía, fría y sin vida. Esa almohada en la que había visto una enmarañada cabellera rubia al despertarse durante tres años y ahora permanecía esponjosa al no ser usada, las sabanas estaban perfectamente extendidas en ese lado del colchón que no se hundía más suavemente tomando la figura de quien a su lado dormía.

Cerró los ojos un instante, para que su mente trajera los recuerdos de un pasado feliz, de días que dejó pasar, de momentos que de haber sabido que eran únicos e irrepetibles, los habría vivido con mayor intensidad, los habría valorado más, disfrutado más. Ahora se arrepentía de las prisas, de los compromisos pactados, de pasar tanto tiempo en su despacho, cuando bien pudo delegar y usar ese precioso tiempo para estar con él.

Y su memoria se llenó de imágenes agradables, él durmiendo dándole la espalda mientras era contemplado sin saberlo y terminaba abrazándolo por detrás, aspirando el aroma de su piel y de su cabello, escuchando el suave gemido de alivio al sentirse envuelto por esos brazos, él suspirando al sentir su cabello siendo besado o acariciado. El buscándolo dormido y acomodándose confiadamente sobre su pecho para seguir soñando, él murmurando su nombre dormido y arrancándole una sonrisa,

Él teniendo una pesadilla y aferrándose a su cuerpo buscando protección mientras escuchaba sus palabras confortándolo, asegurándole que nada le iba a pasar, porque ahora estaba seguro y protegido a su lado, que nadie se atrevería a ponerle un dedo encima si no quería desatar la furia de los siete mares y una tormenta en el infierno, él que confiaba en sus palabras y volvía a dormir con un semblante de paz reflejado en su bello rostro.

Él que se sentaba malhumorado porque si algo le costaba trabajo era despertar y nunca supo cuánto amaba verlo intentar despabilarse para levantarse de la cama, muy tarde supo que adoraba ver esas expresiones infantiles, cuando se sentaba en la cama y se restregaba los ojos para luego contemplar un punto fijo hasta que lograba conectar su mente con sus movimientos y no se daba cuenta que mientras lo contemplaba, estaba sonriendo.

Las veces que tiró de él para hacerlo volver a la cama y besarlo para luego hacerle el amor.

Ahora se daba cuenta de que el desayuno servido había sido preparado con amor y esmero y que esa comida que muchas veces no saboreaba por la prisa de salir, había sido la más exquisita jamás probada, ahora se arrepentía de no haberse dado el tiempo para disfrutar a su lado más de esos desayunos, de no haberse dado el tiempo para buscarlo con más frecuencia para llevarlo a comer, de no haber decidido antes hacer lo que él último año que no sabían que era el último hacían: Dejar de lado sus actividades para cenar cada noche juntos, contarse su día, hablar de todo y de nada, ver una tonta película o un partido de futbol y hacer el amor hasta bien entrada la madrugada.

Pero para Asami dar todo por sentado había sido muy sencillo, incluso se había dado el lujo de llevar la relación al límite y con ello tratar de hacer que el mocoso se sometiera a sus caprichos y deseos, había intentado controlarlo, como controlaba todo y los resultados habían sido desastrosos. Cuando por hacerle creer que no le importaba lo había lastimado haciéndole saber que no era más que un juguete, muy especial porque vivía con él, pero nada más que uno en la lista, pero cuando Akihito se había ido luego de la discusión en el evento de ese hotel y la siguiente vez que lo vio fue en la cama de un hospital, sintiendo lo que nunca antes había sentido, una terrible angustia de perderlo, entonces Asami se rindió y levantó la bandera blanca admitiendo, estaba enamorado, amaba a Takaba Akihito con todo su ser, nadie más que él ocupaba su mente, su corazón y su vida, la batalla que él empezaba terminaba con su rendición a esos ojos rebeldes y voluntariosos.

Mi nuevo amanecer sin ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora