Pedido por cobrabykarma
Espero que te guste :3
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Siempre estaré a tu lado
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El día era muy lluvioso, tres jóvenes se encontraban dentro de una cueva, pues no podían exponerse a la lluvia.
Un peliblanco se acercó demasiado a la rubia, que instantáneamente lo alejó.
- Apártate pervertido- Le dijo la joven.
- Vamos Tsunade... No seas amargada.- Dijo Jiraiya.
- Idiota.- Dijo Tsunade molesta.
Orochimaru se mantenía en silencio, miraba la fogata que anteriormente habían colocado para disminuir su frío.
De repente, un sonido proveniente de afuera los hizo ponerse alerta.
Se escuchaban pasos corriendo.
Se trataba de una joven que entró a gran velocidad a aquella cueva, sin percatarse de la presencia de los tres jóvenes.
Al adentrarse más a aquella cueva, la chica regularizaba su respiración, que estaba muy agitada por que estuvo corriendo.
- Quien eres tú?- Preguntó una voz masculina.
La chica dió un pequeño brinco, pues se había asustado, se giró en dirección de la proveniente voz y los miró, observó sus bandas ninja y supo que eran de Konoha.
Comenzó a temblar, pues ninjas de Konoha habían asesinado a sus padres, dejándola sola, sin comida y sin lugar en donde vivir.
Aterrorizada, cerró sus ojos con fuerza, esperando que éstos la atacasen, cosa que no hicieron.
- Tranquila... No te haremos daño.- Dijo el joven de cabellos blancos.
La chica lentamente abrió sus ojos, observó a los tres jóvenes y dió una leve reverencia, ni ella sabe el por qué.
- Cual es tu nombre?- Preguntó Jiraiya.
- _-__ señor- Respondió ella.
- Oh, mucho gusto __, mi nombre es el gran Jiraiya- Dijo con aires de grandeza.
La joven asintió.
- Soy Tsunade- Dijo la rubia dedicándole una leve sonrisa a la joven.
- Orochimaru- Habló por primera vez en todo el rato, observando a la joven.
- U-un gusto en conocerlos.- Dijo la chica levemente sonrojada por la mirada tan profunda del pelinegro.
Todos asintieron y comenzaron a hablar sobre ellos, __ estaba nerviosa, pues no acostumbraba hablar mucho con la gente.
Después de un rato, el peliblanco se llevó a la rubia y al pelinegro, mientras que la joven se quedaba en su lugar, mirándolos.
