Hermana
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Aquel joven pelinegro se encontraba al lado de su hermano Izuna, estaban esperando a que su padre llegara, pues anunció que finalmente conocerían a la hija de su esposa, madrastra de los hermanos Uchiha's
- Crees que sea linda?- Preguntó Izuna con curiosidad.
- Nah, probablemente es una niña mimada.- Dijo estirando sus brazos.
La puerta fue abierta, dejando ver a un pelinegro al lado de su esposa, una joven venía detrás de ellos, pero no sé veía, pues ambos tapaban a la chica.
Izuna hizo una reverencia, Madara imitó su acción de mala gana.
- Les presentó a __, desde ahora será su hermana.- Se hizo a un lado, dejando ver a una joven de cabellos (C/C).
- Es un gusto.- Hizo una reverencia.
- Es linda.- Susurró Izuna.
- Las apariencias engañan.- Ahora susurró Madara.
- Nosotros iremos a preparar la cena, espero y se lleven bien.- Habló la madre de __ con una sonrisa.
La de ojos (C/O) los miró.
- Pues... Hola.- Saludó Izuna.
- Hola.- Devolvió el saludo.
Un silencio incómodo se formó en ese lugar.
__ suspiró, hizo una reverencia y salió de la residencia Uchiha.
Los hermanos se acercaron a la puerta, observando curiosos que era lo haría la joven.
Aquella chica tomó asiento en el suelo, mientras veía el cielo con tranquilidad.
Esa mirada llena de inocencia, con un toque de seriedad y tranquilidad.
El Uchiha mayor se acercó un poco más, pero se tropezó con el pie de su hermano menor y cayó al suelo frente a la chica.
- Hmm?- Se giró para ver a Madara.
Aquel pelinegro se encontraba tirado en el suelo, pero lo disimuló poniendo una pose sepsi xdxd
- Hola.- Saludó con una sonrisa traviesa... Aunque por dentro estaba que se moría de la vergüenza al ser humillado de esa manera.
- Hola.- Regresó el saludo. - Necesitas algo?- Preguntó con aquel rostro tranquilo que a pesar de recién haberse conocido, le causaba cierta curiosidad al par de Uchiha's, de hecho, ni siquiera se conocían bien, pues solo habían cruzado unas cuantas palabras.
El Uchiha menor no pudo aguantar la risa y estalló a carcajadas.
- L-lo siento, lo siento!- Se disculpó mientras continuaba riéndo.
- No entiendo que es lo que te causa gracia, pero aún así no tienes por qué disculparte.- Se recostó en el suelo, admirando así, mejor el cielo.