1. Prisionero 0102

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      Prisión de omegas, sección Este, zona de celdas:
     Hora: 5 a.m.
     Domingo...


Pasos y voces se escuchaban por casi todos los pasillos de la prisión; oficiales armados caminaban apresurados verificando celdas y presos, al mismo tiempo en que una alarma sonaba estridente por cada rincón.

—¡Todos arriba, ahora! —gritaban los oficiales mientras pasaban por las celdas observando con atención a cada reo.

—¡De pie frente a sus camas! —gritó otro oficial.

—¿Qué pasa? —habían comenzado a preguntar los presos, mientras las puertas eléctricas permanecían cerradas para que ningún recluso pudiera salir de su celda.

—Se han levantado a alguien, te lo aseguro —dijo un preso a otro, en la celda diez del segundo pabellón.

—¿Otra vez? —preguntó entonces otro recluso, esta vez de la celda tres del primer pabellón.

Todos lo sabían, ya no había que preguntar. Pues cuando las alarmas sonaban y las luces se encendían en automático, significaba que alguien había muerto. La única pregunta de todos los presos, era ¿quién había sido esta vez?

Min caminó tranquilamente hacia la puerta enrejada de su celda y con calma, le preguntó a un oficial que por ahí pasaba:

—¿Quién fue esta vez?

El oficial, un beta de unos cuarenta años, miró a Min con seriedad, se detuvo frente a él a una distancia comedida y con voz ronca, respondió:

—Prisionera 0215.

No dijo más y así se marchó. Yoongi parpadeó con asombro fingido y en silencio simplemente se quedó allí observando al hombre mientras se iba. Sin embargo, mientras los presos se preguntaban unos a otros entre las rejas, en los baños comunes del cuarto pabellón, los altos rangos y varios oficiales miraban con tristeza a la prisionera que yacía desangrada en el suelo.

—Es la quinta este mes, ya no se puede seguir así —dijo el comandante en jefe al director de la prisión, quien había llegado lo más pronto posible en cuanto le habían avisado del incidente.

—¿Cuál era su nombre? —preguntó el director.

—Han Dayeong, número de expediente 0215 —dijo el comandante en jefe al omega de aproximadamente treinta y ocho años que dirigía la prisión.

Seok Jin, frustrado y sin ganas de hablar, suspiró desanimado.

—Recojan el cuerpo, pregunten a sus compañeros de celda —dijo por fin, mientras daba la vuelta para salir de los baños en donde la habían encontrado.

—Sí, señor Director —dijeron varios al mismo tiempo, mientras comenzaban con el levantamiento del cuerpo.

Se alejó pronto de allí, sumergido en sus propios pensamientos, al mismo tiempo en que oía sin atención las voces de los presos aún encerrados mientras pasaba por sus celdas.

Bajó los escalones con el recuerdo de la cuarta víctima de hacía apenas cuatro días. Era un omega de veinte años y antes de él había sido un chico de diecinueve, pero antes de éste, habían encontrado al segundo, un omega de veintiún años y finalmente a la primera víctima, una omega que veintitrés años. Y todos tenían algo en común, habían tenido un fuerte altercado con el prisionero 0102, Min Yoongi.

Kim suspiró una vez más, compungido y negando con su cabeza. Porque aunque tenían sus sospechas de quien había sido el perpetrador del crimen, no había pruebas, Min siempre tenía una coartada.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora