El sello

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Era oscuro y penetrante el lugar donde se encontraba, sentía un ardor incrementándose por todo su cuerpo y el calor aumentando en todo su ser.

Se sentía mal.

Estaba enroscada apretando su quijada en un afán de no quejarse, sus manos envolviendo sus rodillas con fuerzas mientras su cuello palpitaba con insistencia.

¿La razón?

Jiraiya decidió meterse con su sello a pesar de que dijo que estaba bien cuando le preguntó cómo especialista que se dijo ser y más cuando mencionó la picazón que le ocasionaba en algunos momentos.

Ese día había comenzado bien aún después de la desvelada el día anterior...siendo despertada por ambos sannin en una discusión muy ruidosa.

Ella era una apuesta pero no le molesto si con eso podría sacar tuturias por parte de algunos personajes fuertes dentro de esta trama.

Nadie diría no a un entrenamiento con Tsunade Senju y Jiraiya... Especialistas en sus propias ramas, ramas que quería investigar en pro de su avance y supervivencia.

Pero se fue al caño recordando esa vez con Naruto cuando Orochimaru lo sello en el canon, golpeando lo en el estómago con el sello de 5 y algo.

Pero ahí estaba retorciendose de dolor mientras trataba con fuerzas de resistir... Alivinarse.

Escucho a Tsunade a lo lejos en un tono enojado con su compañero, casi juro que un estruendo lo acompañó.

Pero solo se aferro a la conciencia mientras sentía que era partida en dos, ¿Esto sufrió Anko durante la historia original?

No lo recordaba.... No lo sabía, pero su concentración era nula en cada espasmo que recorría su cuerpo.

-Mocosa aguanta-escucho la urgencia de la mujer mientras aferraba su mano en el área afectada - Resiste pronto pasará -

Abrió sus ojos llorosos y se encontró rodeada no sólo por los sannin, si no también por varios ninjas enmascarados.

-Tratare- susurro entrecortado mientras tomaba la mano de la adulta, quien se sorprendio por el agarre imprevisto.

Pero ella tomó lo primero que encontró para aferrarse fuera de sus rodillas ... Algo necesario para el anclaje mientras eso trataba de partir su alma.

Lo sentía... Sentía como la voz de la verdadera Anko agonizaba en su cabeza más claro que nunca, se asusto por eso.

Pero no podía ayudar si ella estaba igual... Todo se volvió negro de nuevo y el sonido se esfumó.

Quedando todo en calma completa mientras ese ardor seguía extendiéndose... Sentía el alma de su recipiente no muy lejos de donde ella se encontraba, pero no tenía fuerzas para averiguar.

Maldijo al sapo, maldijo a la serpiente y sobretodo a quien sea que le pareció buena idea meterse con su sello aún si todo apuntaba a que no se había activado.

Estaba segura que alguien se burlaba de ella y su figurativa seguridad.

Se dejó llevar como en un río calmado con nada que escuchar, el dolor no disminuía pero ya se acostumbro en realidad.

Relajandose y dejándose consumir por completo, estaba cansada de pelear, de fingir, de cuidarse.

Tal vez no estaba absuelta del todo, los shinobis aún sospechaban de ella.

No los culpaba pero se sentía traicionada.

Sola.

Y por fin todo se volvió penumbra.

La Máscara de AnkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora