Rutina

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El conocimiento de su visita a dos importantes clanes se regó como fuego en un bosque espeso, tan letal, tan venenoso que simplemente lo dejó ser.

Era el chisme del momento.

Mirando con detenimiento el techo de su cuarto la ahora Anko se aseguró de no olvidar que tan engañosos, paranoicos e impredecible son los shinobis.

Su vida era una mierda.

El comportamiento de Yamanaka Inoichi no le sorprendió demasiado teniendo en cuenta la aceptación tanto del Hokage como del líder del clan Nara, del cual aún no entiende del todo...sabiendo que algo estaba oculto o simplemente estaba pensando demasiado.

Comentó desde su ropa, cambios de humor y hasta culminar con su falta de venganza.

¿Que tenían los ninjas con que no vaya a buscar a su sensei? Ah era cierto... Son guerreros con severos traumas mentales.

Y ella va para allá si las pesadilla continúan.

Volviendo a su suplicio anterior, no recuerda muy bien como la libro sin caer en el departamento de tortura como sospechosa principal de una usurpación de identidad, contestó lo mejor que pudo cada cuestión manteniendo la misma máscara alegre y despreocupada en todo momento.

Surtió efecto.

Shikaku sonrió al final al ver como Inoichi se tranquilizó y no lo tomo personal porque entendía que era normal para un shinobi ser paranoico sobre todo lo respecto a la discípula de un traidor que aun jura que no recuerda nada sobre Orochimaru.

Pero lo dejó después de un rato de convivencia o más bien después de varias botellas de sake, casi obligándola a beber recordando un poco a los Sannin, librándose de tomar esa amarga bebida por el bien común...además que no sabria como reaccionaria si estuviera en un estado comprometido.

No quería terminar hablando español, ingles o alguna estupidez en medio de tres clanes importantes.

Dio un largo suspiro para girarse y mirar ese reloj recién comprado aluzando su escasa decoración, todavía no eran las 6 am.

Negó para recostarse boca abajo y abrazar su almohada, todavía era el principio de sus vivencias y aun quería correr, esconderse, olvidar todo... Pero su sentido de responsabilidad ganaba, aferrándose fielmente a su máscara y papel a seguir.

No se sentía Anko, pero estaba siendo absorbida por la vida en la aldea, incluso llegando a pensar en redecorar su departamento y por fin husmear en las cosas de la niña en cuestión...había mantenido todo tal cual tocando solo lo necesario y el ajuste en su ropa.

Negó para no ceder a su propia crisis existencial y los cambios que conlleva ser adolescente de nuevo, era un alivio que Tsunade la preparó, pero vendrá lo difícil cuando sus curvas empiecen a pronunciar y se noten los ajustes.

Había facilidades para las kunoichis pero no dejaba de ser doloroso.

Miró de nuevo el reloj resoplando y estirándose al notar que ya mero era hora de levantarse, sintió venir cierta forma irregular de chakra a su edificio... Gai incluso en las mañana es tan enérgico.

Se revolcó otro tanto fingiendo caer en los brazos de morfeo e ignorar el sonido de su alarma.... Se preguntó si en realidad valía la pena el esfuerzo.

-BELLO BOTÓN DE FLOR LA HORA GLORIOSA DE ENTRENAMIENTO HA LLEGADO- casi juro que sus vecinos no se acostumbraban a la típica bola de hiperactividad que era su compañero de entrenamiento.

Pero le seguían pareciendo divertido sus reacciones exageradas, nada que ver con su contraparte animada.

Pataleo la sábana que tenía como cobija apiadandose de sus vecinos ante la insistencia de su compañero para ir a abrirle.

La Máscara de AnkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora