¿Porque los planes no resultan?

670 105 8
                                    

La noche ahora no era plagada por el ruido de una ciudad, las ambulancias parecían tan lejanas como los ronquidos de sus familiares en cuartos aledaños, el sonido de perros callejeros y los vecinos con música a altas horas de la noche eran irreales a tanto tiempo que llegó a ese mundo.

En un departamento donde la oscuridad y el silencio eran una constante una chica parpadeaba mirando con cierta aprensión en techo de ese su ahora hogar, con la mirada perdida en memorias que tenia mucho sin recordar por el ajetreo de una vida ocupada en la única idea de sobrevivir.

Anko tenía en los últimos meses la destreza de despertar horas antes de que su alarma sonará, pero sin ninguna ansiedad para levantarse sumida en sus recuerdos que extrañaba.

Su familia, su vida... su antiguo mundo... Su paz.

Dio un largo suspiro para girarse sobre su propia miseria prefiriendo organizar lo que haría al llegar al día siguiente para reportarse directamente con Yamada-san, era una burla como todo lo de su alrededor se volvió tan real dejando a un lado la idea de la ficción del manga shonen en cual está encarnando bajo la piel de una chunnin conocida.

La loca de las serpientes era lejana si bien su camino no era el mismo que la antigua alumna de Orochimaru, se sentó fácilmente cuando el sueño no llegó de nuevo a su cuerpo resignandose a tomar un ligero paseo alrededor de la aldea... con su debida preparación para cualquier intentó de secuestro (aún Danzo plaga sus peores pesadillas) abrió la puerta dispuesta a despejar su mente en distintos planes.

Ese día llegaría Kumogakure a suelo de Konoha y al parecer sus nervios estaban demasiado tensos para su gusto a pesar de que su rostro o carácter no lo refleja.

El tiempo es una perra si ese dia importante ya estaba pisándole los talones.

Mirando la falsa luna entre los pasillos vacíos de una aldea siniestra trató de no tener regresiones y correr el sentimiento de máscaras blancas persiguiendo su presencia, apretando el kunai en sus bolsillos del pantalón siguió a paso firme dispuesta a liberar su mente otro rato.

En un afán de superar uno de sus tantos traumas, la sangre seguía siendo una sensación que picaba sus manos segura que no miraría de nuevo a su familia a los ojos cuando regresará por lo que consideraba un pecado, sonrió fríamente para suspirar con un peso roto en su corazón.

Fueron segundos hundida en su mente que sin darse cuenta llegó a un punto que tanto conflicto le causaba por el peso que significaba en su profesión, el memorial de los shinobis caídos era elegante bajo la luz noctura de una luna burlona encima de ella.

No por el hecho de llegar ahí en forma automática si no por la persona que encontró en ella, una sorpresa que no fuera el Hatake aunque a ese chico tenia tiempo que no lo veía desde ese dia que intentó regresar el pergamino.

Puede que esté un poco preocupada, pero era uno de los principales pilares de ese mundo creado por Kishimoto.

No moriría fácilmente.

Con eso en mente sacudió sus fatalistas pensamientos para mirar de nuevo a la estatua frente al memorial.

-No soy la única con insomnio -Anko susurro al acercarse tranquilamente con unos pasos silenciosos entrenados por la chica que antes fue, deteniéndose al ver la nula reacción de su compañero, por lo regular Shiranui no era tan callado en sus encuentros casuales -Hola Genma-san-  

El chico soló dio un suspiro, su uniforme ANBU era el estándar con la obvia falta de la máscara blanca, a Mitarashi no le sorprendió saber que también pertenece a esa facción shinobi.

Después de todo estuvo a cargo de la protección del cuarto Hokage y conociendo sus habilidades le parecía mas incoherente que no fuera parte de los ANBU.

La Máscara de AnkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora