Incorporación

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Aun podía oler el limpiador que utilizaban en su oficina para el piso, el café calentándose listo para ser preparado al gusto de los oficinistas.

Subir las escaleras después de checar la hora de entrada para luego ir a su lugar de trabajo dispuesta a estar encerrada 9 horas con una de descanso para terminar pendientes.

Esos pendientes que terminaba amarrada a una computadora a su adorada mac.

Era diseñadora...

Ahora la situación le parecía irreal, no sólo por estar ahí trabajando bajo uno de sus personajes favoritos (su paranoia no le hacía disfrutar tal privilegio), si no que los shinobis al parecer tenían una burocracia muy remarcada y tediosa.

Por algo siempre mencionaba su odio a la papelería.

Y no tenía computadora.

Volvió al presente para mirar el espacio que le era presentado, era amplio, aclarando su sospecha que el edificio era engañoso, subió varias escaleras y descubrió muchas puertas a lo largo del edificio Jounin.

Ahí ayudaría en lo administrativo a Shikaku Nara, el cual era su castigo mientras recuperaba la confianza del pueblo o compañeros de trabajo, tener el respaldo de este ninja era una sorpresa, no recordaba que Anko tuviera este tipo de relación con el hombre.

Esperaba que fuera de los capítulos que se pasó.

Tenia una gran ventana enfrente de un cúmulo de papeles y tres estantes altos con diferentes pergaminos y libros abandonados además de 3 puertas diferentes, una se dirigía al baño, otra a la oficina principal del capitán y la salida.

Tener que lidiar con que estas personas iban al baño le parecía un poco desconcertante, pero eso era temas cotidianos que no abundaban en una historieta ( y si lo hacía solo al personaje principal le paso), no a Kakashi, Itachi o alguien de ese calibre.

Cuando por fin llego la explicación al punto donde tenía que prestar atención, maldijo su suerte desde esta vida, deseaba que fuera escuchada por cada deidad en ese mundo, pero sabia que seria ignorada.

El Nara parecía poco satisfecho de su mala reacción, sobretodo cuando indicó que su escritorio estaba entre todo ese papel, frunció el ceño... estaba segura que noto a una araña, pero no un lugar de trabajo.

Miró incrédula a su superior en busca de un indicio de broma, pero el hombre era muy serio y perezoso para solo bostezar en su cara.

-¿Al menos hay café? - era una pregunta estúpida por el orden de sus prioridades, pudiendo preguntar sobre el resto de sus actividades o cuando quería que terminara, pero el líder Nara solo arqueo la ceja en respuesta, no se podía culpar por tal reacción...esperaba estar en algo más intenso.

-todo el que quieras- dijo sacándola de su búsqueda visual inconsciente, siguiendo esa corriente de prioridades nada bien organizadas, pudo jurar que bufo contento de ese desliz, pero ella estaba más concentrada en la búsqueda de papeles.

Tal vez planeando un poco por donde comenzaría.

-Supongo que tiene un limite de tiempo - cuestiono como no queriendo, era una profesional en su vida anterior y preguntar el tiempo de entrega era prioridad para ordenar tu tiempo, esperaba tener un horario bien establecido como cualquier oficina administrativa.

-Lo mas pronto posible - dio un largo bostezo.

-¿Dos años? - su tono era plano por tal inconveniente.

-espero que antes de eso-  se rió de la desgracia ajena dando los por menores de todas sus demás actividades mientras esté de apoyo, estaba segura que era algún tipo de castigo de alguien en el pasado, debió de haber dado más dinero a la caridad.

La Máscara de AnkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora