¿Casualidad?

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Había experimentado en otra vida lo que se sentía ser consolada por buenos amigos, aquellos que sólo te dan consejos y abrazos cuando era necesario.

Era la más social que su gemela, alegre y noble con una facilidad de hacer amigos hasta de una piedra, siempre saludando y escuchando a quien lo necesitará.

Se burlaban de ella por eso.

Pero aun así eran muy pocos con los que se abría... Y tardaba tiempo en considerarlos amigos de verdad para contarles sus dolores y penas.

Era extraña en esos casos.

Ahora en su departamento pensaba un poco lo sucedido desde ese día, se sentía un poco desconcertada por la extravagancia de los shinobis que aparecían por "casualidad" en su camino.

Desde Gai en la mañana siguiente apareciendo en su puerta para sacarla a un entrenamiento juvenil a pesar de sus heridas.

No preguntaría como supo donde vivía.

Hasta Raidō Namiashi a quien nunca le habló más que lo necesario y que entregaba su informe pulcro de manera ajena se aparecio en el mercado civil.

Uno que estaba segura pocos shinobis frecuentaban.

No quiso señalarlo en absoluto ni quejarse por tal extraña atención pensó que tal vez era su imaginación porque estaba segura no era especial para nadie.

Tampoco se sentía tan cercana de ninguno en particular.

Incluso de Shikaku Nara.

Pero se dejó arrastrar por la situación dejando de lado la sensación de querer encerrarse en su departamento para repasar sus apuntes.

Aprovechar su libertad al no tener vigilancia y experimentar con algo más que caligrafía típica del fuinjutsu sin necesidad de explicar.

Quería ingresar el alfabeto latino, algo de griego y un poco de runas que escarbo en sus memorias de su hogar y ver que sucedía exactamente.

Pero los jounin tenían una habilidad a pesar de ser hoscos, gruñones, serios o demasiado coquetos (en el caso de Genma) de ocupar su tiempo después del entrenamiento con Gai apareciendo en su camino a casa.

De cierta manera se consoló que pueda ser una etapa de los jounin por algo, tal vez escondiendo los fatales informes que entregaron.

En el caso de Raidō Namiashi y otro de nombre Ichimura Koto que era a los que acostumbraba a perseguir.

O planeando desviarla o entretenerla de un plan malévolo llámese Shisui Uchiha o Kamuri Kei que estaban siendo particularmente pegajosos.

Era sospechoso.

Pero lo dejó ser, después de la primera semana dejó de querer entender a los ninjas problemáticos.

Era interesante de alguna manera y a pesar de no considerarlos amigos... Era lo más cercano que tenía a unos.

Se sentía traidora a sus amigos de verdad, pero no se quejaria... Le animaba un poco su situación.

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-Dime que estás aquí para ayudarme-dijo entre balbuceos arrastrando un cuerpo más alto que el suyo.

La ahora Anko consideró que tal vez fue mala idea salir a probar alimentos del otro lado del pueblo, cuando lo vio tirado en una calle abandonada.

Sabía quién era pero era un poco triste ver al siempre silencioso, terco y frío jounin en un estado de nostalgia y depresión absoluta.

Hatake Kakashi estaba muy borracho.

La Máscara de AnkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora