La Máscara de Anko

No es cacería

La aldea empezaba a recibir los vientos frescos que anuncian el pronto ingreso de Otoño, los días se pasaban como agua para una joven cuya cierta papelería tardó en entregar correctamente.

No se culpaba, ni Shikaku lo hacía...pero sentía cierta incomodidad por cómo la miraba el Jefe de policía ahora que entregaba esos pergaminos y carpetas.

Como si fuera la culpa de tal atrocidad y un atropello a su orgullo perfeccionista que no fueran entregados como era debido a la corporación indicada.

Los Uchihas eran minuciosos en los más pequeños detalles y era una desgracia que tales documentos hayan terminado en la torre Jounin sin una explicación válida.

Pero por más que explicó la situación extraordinaria y sus supuestas hipótesis de cómo pudo terminar en sus manos no lograron convencer del todo al estricto líder del clan, pero aun asi la dejo ir con una simple advertencia.

Dio un suspiro nada agobiada y con ligeras promesas de ayuda si llegara a ser el caso de que volviera a suceder, siendo recibidas de manera renuentes de alguien que claramente no confía en ella.

Agradeció la atención para desvanecerse ante la mirada insistente del adulto que no comprendía del todo y se canso de tratar de descifrar, como Hatake Kakashi, Fugaku Uchiha era su propio cajón de monerias.

Paseo un poco en la central saludando a los policías como buenos colegas que son, no siendo recibidas del todo amables...pero no era alguien rencorosa que tomaba muy a pecho las miradas de desdén del clan fundador.

Seguía sin culparlos, después de todo el sensei de su recipiente es un traidor.

Encogiéndose de hombros y tarareando una canción se dispuso tal vez a cazar un poco a su amigo acosador, cuya reunión a aplazado a favor del entrenamiento de los Sannin.

Trono su cuello adolorido por las arrastradas que le dan los estudiantes del Sandaime que por más días que pasan su cuerpo no logra acostumbrarse a la rutina impuesta, recibiendo incluso miradas de lástima por parte de los Jounin que entregaban sus documentos.

Extrañamente más pulcros que nada.

Tal vez tenga piedad de su método favorito de entretenimiento, "Hacer que la chunnin nos persiga" dejándolo por lo pronto a segundo plano.

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-Estupido Shinsui -gruñia feroz de pasar horas persiguiendo al escurridizo infante por más que ampliaba su zona para sentirlo.

Había corrido cuando lo pudo localizar al borde del bosque junto a otra pequeña firma desconocida, pero por conocer la historia un poco sabían quién era.

Ambos prodigios eran unidos incluso en este tiempo, se sentía como una intrusa en momentos valiosos para ambos más para Itachi que seguro fue su bálsamo cuando realizó la masacre en su corazón agobiado por sus manos ensangrentadas.

Convencido que era lo mejor que podia hacer para mantener la paz y a su hermano alejado de la guerra.

Trato de no juzgarlo y no verlo más que un personaje con un triste destino, pero tenía curiosidad de como era el niño en verdad más allá de la historia que un autor japonés mostró en flashback o historias alternas.

Pero nunca las leyó más que el wikipedia cuando tenía curiosidad.

Miro esos árboles rebosantes de un chakra intenso que confundia un poco sus habilidades, pero era terca a más no poder y por su orgullo tenía que lograr ver más allá de este sentimiento.

Cerró los ojos para concentrarse en sentir todo a su alrededor, el viento, las hojas cayendo, los pequeños animales vivientes entre los follajes verdes que el fundador colocó como protección.