No es un sueño

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Las primeras horas de pánico habían resultado más tranquilos, la mujer ahora en el cuerpo adolescente maldecia su suerte, por tal descarriada destino.

Se desmayo en algún momento y estaba enojada.

No sólo estaba en el mismo hospital, si no que era vigilada constantemente... Podía sentirlo, ¿como? Fácil... Era una sensación nueva e incomoda que picaba su piel, algo muy diferente y que necesitaba investigar pues no era lógico.

Resignada a portar la máscara de Anko era lo mejor, al menos hasta descubrir la situación en la que se encontraba, estaba segura que habría una manera en la cual volver a su hogar.

Quería llorar.

Tenía muchas cosas que hacer como Alba, incluso había separado un viaje para el siguiente año, este último pensamiento le hizo fundirse en la cama de nuevo.

Estar en el hospital le hacía pensar en muchas cosas, lanzarse por la ventana fue su primera opción, pero con las personas a su alrededor sabia que lo evitarían.

Tal vez terminaría en un lugar peor y no quería eso.

Sus lágrimas fueron guardadas para cuando estuviera sola, quería romperse, buscar a su familia... Pero ahora solo tenía que seguir el adelante.

Miró el techo con una templanza única, los pensamientos que antes le agobiaban ahora caian como si siempre estuvieran ahí.

Era Alba... Pero también Anko.

Un largo suspiro salió por su boca.

¿Porque se leyó demasiados fic y manhwas de reencarnación? Tal vez eso afecto su estado actual, al menos le hizo mantenerse en calma frente a la persona espeluznante que vio la noche anterior.

Un Yamanaka, fue como el anciano lo presentó, con ojos verdes terroríficos y un análisis a su persona que le herizo la piel.

Los nombres le sonaban, pero no estaba de humor para divagar en sus conocimientos, quería correr y no saber nada... Tal vez dormiría otro rato.

Se acomodo con esta idea en mente, era del tipo de personas que postergaba demasiado las cosas... No se estresaria por algo que no solucionaría de inmediato.

Estaba herida y atendida en el hospital, no se es forzaria a salir en ese estado, no llegaría lejos y ni estaba segura a dónde ir.

Se refunfuño en su colcha, esperaba que su familia no se preocupará, los extrañaba.

A la próxima iría a hacer mandados con su mamá sin renegar, jugaría con sus sobrinos aunque estuviera cansada, incluso ayudaría a su papá y hermanos en sus pendientes.

Apretó los ojos para mantener sus sentimientos adentro, no quería dar indicios equivocados a las personas de afuera, se acurrucó, dejando los pensamientos pesimistas.... Tenía que mantener su mente fría... Era su única solución.

Xxxx

Cuando por fin se dio cuenta del lugar donde se encontraba se asusto y estaba segura tendria una crisis nerviosa, calmandose cuando sintió a sus vigilantes, Sión una exhalación profunda para mantener su temple.

Maldijo ser distraída y no prestar atención a los nombres.

Pero ahí mirando al fondo podía ver un enorme cerro que no desaparecía, la piedra caliza se miraba imponente... Pero el detalle natural no era lo que la asusto, si no lo que tenía tallado.

Tan elegantes e intimidantes 4 rostros la miraban, la juzgaban ... Eran muy diferentes al monte que estaba en Estados Unidos, cuyo nombre no recuerda.

La Máscara de AnkoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora