Prisionero [Omegaverse]

Capítulo 17

HuaiSang chocó contra los hombros de Jin GuangYao, y solo continuó corriendo hacia el final de un corredor hasta desaparecer. Antes de que MengYao pudiera hacer algo al respecto, Nie MingJue tomó su muñeca, llamando su atención.

—No lo sigas.

Jin GuangYao lo miró por un momento antes de asentir. — ¿Qué ocurrió con HuaiSang? ¿Por qué corrió de esa manera?

Nie MingJue lo soltó y retrocedió un paso antes de responder con molestia.

—Prefiere holgazanear que estudiar. Solo le prohibí salir a un viaje con esos mocosos que frecuenta. Veremos por cuánto tiempo dura con su ravieta esta vez.

Así que habían vuelto a discutir. ¿Cuántas veces habían sido ya este mes? —pensó Jin GuangYao,  con sobrada molestia.

—¿Y tú qué hacés aquí? —cuestionó Chifeng-zun.

—¿No lo recuerdas? Hoy debo tocar Claridad para ti.

—No es buen momento. Vuelve mañana.

—Pero es importante que toque para ti, dage[1]. Últimamente estás bajo mucha presión, tu sable podría...

—¡Te estoy diciendo que vuelvas mañana! ¿Es que no fui claro?

Jin GuangYao lo miró por un momento y asintió. —Vendré mañana entonces.

De ese modo, los dos alfas separaron caminos. Jin GuangYao maldijo a Nie MingJue en su interior pero no podría más que soportar esta humillación. Sus planes darían frutos, solo era cuestión de tiempo.

Al día siguiente, Nie MingJue lo esperó frente a la entrada del templo de la secta. Anteriormente, ordenó a los guardias y discípulos cercanos dejarlo a solas con Jin GuangYao y estos pronto le obedecieron y se marcharon en un parpadeo, temerosos por el explosivo líder de la secta.

Cuando GuangYao llegó frente al templo, Nie MingJue emanaba un aura asesina que pondría la piel de gallina a cualquiera. El Alfa al verlo acercándose, lo miró de soslayo, como si le irritara el simple hecho de ver su existencia. Sin embargo, MengYao estaba acostumbrado a esa actitud desde hace mucho tiempo.

Ambos solo se saludaron con una leve inclinación de la cabeza. —Dage, he venido como me lo pediste.

—Entremos.

De ese modo ambos ingresaron al templo. Jin GuangYao entró tras Nie MingJue y se sentó sobre una alfombra luego de que él lo hiciera primero.

—¿Cómo te has sentido?
¿Pudiste solucionar el problema con HuaiSang?

Nie MingJue se acarició el entrecejo.
—No. Y mejor no hablemos de eso, solo toca de una vez por todas. Tengo asuntos más importantes que atender.

Aunque Lan XiChen le dio la responsabilidad de tocar Claridad para Nie MingJue con la intención de que volvieran a ser los amigos íntimos de antes, Nie MingJue fue reacio a ceder ante la amabilidad de MengYao, que solo creía era una más de sus tretas. A pesar de conocer las razones por las que Jin GuangYao se infiltró al clan de los perros Wen el año anterior, no podía olvidar los medios que utilizó para lograrlo.

Nie MingJue podía solo olvidar el pasado y perdonar a MengYao, pero por más que lo intentó no pudo ver a Jin GungYao como antes.

—Los hijos de XiChen, finalmente nacieron.  —comentó MengYao, mientras acomodaba el guqin frente a él.

Nie MingJue al escucharle, lo miró por un momento y murmuró—: Eso es bueno.

—Un mensajero llegó de Gusu ayer. Informó que la niña y el niño nacieron con buena salud. A pesar de que nadie previó el nacimiento de un par de gemelos, pudieron solucionar todo a tiempo para recibirlos.