Capítulo 37

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El tiempo pasó y A-Yuan se quedó dormido antes de darse cuenta. Dormía tan profundamente que ni siquiera sintió a una persona acercarse y cargarlo entre sus brazos.
La sensación cálida del abrazo, hizo llorar a A-Yuan en medio del sueño, pero aun así no despertó.

—Ma...má...

La mirada llena de dolor de Lan WangJi, no pudo ser ocultada tras escuchar esa única palabra. En su corazón, sabía que A-Yuan se había reprimido demasiado, y precisamente por ello no quería que se sintiera solo en ningún momento.



—¿Pudiste encontrarlo?

Lan WangJi entró a la pequeña cocina donde el maestro Su estaba preparando la cena. Ambos se mantuvieron en silencio antes de que Lan WangJi asintiera.

—Ya veo. ¿Dónde está ahora?

—Duerme.

El maestro Su sonrió, sin dejar de lado los preparativos para la comida.

—Entonces terminaré esto y...

Lan WangJi solo se acomodó a su lado y comenzó a elegir algunas verduras. Quería ayudar en lo que pudiera. El maestro Su lo miró por un momento, algo sorprendido por el repentino movimiento; pero ese hilo se rompió cuando de repente, uno de los bebés comenzó a llorar. Lan WangJi miró a la puerta, y luego miró al maestro Su.

—No necesitas ayudarme, ve con ellos. Terminaré pronto.

Lan WangJi se disculpó antes de marcharse a ver cómo estaban los niños. Cuando llegó frente a una de las hamacas, cargó a la niña que estaba llorando. A pesar de impregnarle su olor, no lograba calmarla.

Pronto el par que aún estaba dormidos, comenzaron a despertarse por el llanto de la pequeña, apunto de unirse a ella. Solo A-Yuan parecía aislado de cualquier sonido, sin mostrar señal de despertar.

Al notar eso, Lan WangJi acarició suavemente la pequeña cabeza de la niña intentando calmarla, sin éxito; El maestro Su acababa de alimentar a los tres antes de cocinar, así que no debía ser por hambre. Revisó entonces si se había ensuciado y tampoco era el caso.

Cuando Lan Zhan estuvo apunto de quedarse sin opciones, de pronto, comenzó a tararear una suave melodía, calmada y gentil. Una canción que siempre lograba calmar a sus hijos.

Varias lágrimas se agruparon en sus ojos al rememorar ese día.


—Lan Zhan... una canción... canta una canción para mí...

Lan WangJi miró a Wei WuXian. Ambos estaban pálidos y agotados. Luego de derrotar a la tortuga de la matanza, sin un solo descanso, Wei WuXian apenas podía mantener sus párpados separados por el agotamiento.

Lan WangJi lentamente se acercó y se sentó a su lado, sin atreverse a hacer otro movimiento. Poco a poco, una melodía se escuchó en la cueva. La canción era tarareaba con gentileza, con un significado tan profundo y fuerte, tratando de mantener a Wei WuXian despierto.

Wei WuXian cerró los ojos, sumergiéndose en la melodía. Lan WangJi no dejó de mirarlo, temiendo no abriera los ojos de nuevo, pero aún así no fue capaz de detenerse.

—Es una canción muy hermosa... — murmuró Wei WuXian, haciéndole sentir una sensación dolorosa en el pecho.




Después de terminar de tararear la melodía, la pequeña durmió profundamente. Los dos niños, también lo hicieron y entonces Lan WangJi sintió aquel dolor familiar.

Entre tanto, el maestro Su entró en una habitación, llevando una bandeja con abundantes frutas y una olla con comida. Cuando apenas dio un paso, notó como varios polvos de maquillaje estaban regados por el suelo.

Prisionero [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora