Prisionero [Omegaverse]

Capítulo 59.

Después de beber la medicina, Jiang Cheng por fin tuvo las fuerzas de levantarse de la cama. 

Luego de que el médico se retirara, casi se lanzó a la mesa a comer más platillos, estaba demasiado hambriento. Para ese momento, la tina con agua también estaba lista así que después de comer lo suficiente no tardó en entrar a la bañera y comenzar a asearse.

Estaba demasiado sucio.

Sucio hasta el punto de que fue realmente difícil sentir que estaba limpio. Había tanto semen por cada parte de su cuerpo, especialmente en aquella abertura privada que fue usada por tanto tiempo.

La cantidad de semen que había quitado de su interior era mucho más de lo que pensaba. Incluso el hecho de pensar en la expresión que harían  sus sirvientes al limpiar la bañera le generó demasiada vergüenza. ¡Nunca se sintió tan humillado!

Pero lo que sin duda fue su mayor consuelo, es que a pesar de ser anudado tantas veces, al menos ahora se sentía seguro de que no habría un embarazo en el proceso.

Eso le hacía sentir muy aliviado.

Cuando terminó de asearse, salió de la bañera. Mientras se secaba, no pudo evitar mirar a Lan XiChen: el alfa seguía profundamente dormido, su expresión era tan calmada y relajada pero en cambio su cuerpo estaba tan sucio hasta el punto de generarle asco.

Era su marido, así que naturalmente otras personas no deberían tocar su cuerpo.

Lo que lo conduce a preguntarse: ¿Debería bañarlo?

Lo pensó por un momento, no había otras opciones. Aunque estuvo reacio, al final, decidió que estaría bien.

Después de todo, necesitaban ordenar la habitación, ¿Cómo podría dejar que su alfa emitiera olores y lo avergonzara solo por tener que pasar solo un momento de vergüenza?

—¿Hay alguien ahí? —preguntó, Jiang Cheng, decidido.

Un siervo respondió casi de inmediato. —Maestro de secta. ¿Qué necesita?

—Preparen otra bañera.

Lan XiChen despertó a la mañana del día siguiente. Se sentó en la cama y miró a su alrededor con calma, sintiéndose inesperadamente ligero.

La habitación lucía ordenada y no había rastros de ningún tipo de suciedad. Incluso él mismo estaba limpio y vestía una ropa interior perfumada.

Por un momento, pensó que se trataba de un sueño. Después de todo, ¿Cómo podría dormir tan tranquilamente en la habitación de su marido cuando estaban peleados?

Sin embargo, poco a poco Lan XiChen recordó. Mientras miraba cada rincón de la habitación, fue capaz de ver las escenas que se formaban a través de sus recuerdos: dominaba a WanYin en todas las posiciones posibles, sin dejarlo ir mientras lo hacía suyo en cada espacio de la habitación.

Mediante más miraba, cada recuerdo era más claro que el anterior. Su expresión se volvió pálida de inmediato.

¿Qué fue lo que hizo?

Su cara de asombro fue demasiado clara, nunca en su vida había hecho algo similar e incluso el mismo se sorprendió de sus propias acciones.

—¿Lo recuerdas todo?

Lan XiChen sintió un escalofrío en la espalda y de inmediato miró en dirección de la voz. Naturalmente, la voz pertenecía a Jiang Cheng, su esposo.

Jiang Cheng estaba sentado en una silla, detrás de la cama por lo que no fue visto hasta ahora. Desde que Lan XiChen despertó había estado observándolo, analizado su comportamiento.