Prisionero [Omegaverse]

Capítulo 62

Lan XiChen llegó a Gusu Lan dos horas antes del toque de queda. Varios discipulos lo recibieron con mucho respeto y una mujer omega, nodriza de los pequeños, tomó a los bebés y se los llevó con ella. 

Después que los discípulos se dispersaran, fue a su oficina para ver que todo estuviera en orden con la secta. El anciano que lo reemplazó fue de gran ayuda por lo que ahora no tenía demasiadas tareas pendientes, así que podría comenzar mañana con sus labores sin problemas.

Así que tomó esta oportunidad y mandó a llamar al doctor para saber el estado actual de su hermano. Después de solo diez minutos, el doctor llegó.

—Líder de la secta Lan, bienvenido.

Lan XiChen asintió. —Doctor Zhou, lamanto llamarlo a estas horas pero realmente no pude esperar hasta mañada. Mi hermano, ¿cómo sigue?

El doctor Zhou negó con la cabeza, impotente. — El segundo maestro Lan sigue en un estado muy delicado, no me atrevo a hacer conjeturas.  

Lan XiChen se sentía muy triste pero era consciente de las consecuencias del castigo de Lan WangJi. —Entiendo y está bien.

—Por cierto Líder de la secta, ¿supo lo que sucedió con las hijas del segundo maestro?

Lan XiChen se preocupó de inmediato. —¿Qué ocurrió? ¿y el varón está bien?

—El hijo varón está con muy buena salud, solo las niñas tenían dolores de estómago. No fue nada grave. Las revisé y ya están mejor.

Incluso con la confirmación del doctor, Lan XiChen fue a ver a Su Ming poco después para preguntar por sus sobrinas. 

Su Ming fue informado y esperó a Lan XiChen en la entrada de la puerta. Cuando Lan XiChen llegó, Su Ming no pudo evitar preocuparse pero lo saludó formalmente.

—Maestro Lan.

—Su Ming, ¿cómo has estado? 

—No pue, puedo estar mejor gracias a usted, maestro Lan. —Su Ming respondió con la voz algo temblorosa.

—Por favor no luzcas tan asustado.  Me comentaron que mis sobrinas se enfermaron pero no vengo a culparte. Solo quiero saber cómo están ahora, ¿están bien?

Solo en ese momento, Su Ming lucía algo más aliviado. —Después de que el médico las atendió están en perfectas condiciones.

—Has trabajado duro, Su Ming.

—Es mi deber. ¿Quiere ver a los pequeño maestros?

—Sí. 

Su Ming lo llevó dentro del pabellón y guió a Lan XiChen frente a las cunas de sus sobrinas. Solo después de verlo con sus propios ojos, se quedó tranquilo finalmente: Los bebés estaban muy bien y en ese mismo momento estaban profundamente dormidos. 

Realmente eran niños preciosos.

—Por cierto... —habló Lan XIChen— tu protegido, Mo XuanYu, ¿cómo está? No le he visto.

Su Ming entonces recordó la manera en la que A-Yu inventó cualquier excusa para encerrarse en su cuarto cuando supo que Lan XiChen estaba en camino. Su Ming realmente no entendía el comportamiento de Mo XuanYu

—A-Yu está dormido, espero que puedas disculparlo, maestro Lan.

—No, no, solo preguntaba. —Lan XiChen le sonrió—. Ya es muy tarde, debo volver. Te lo agradezco Su Ming, por cuidar de mis sobrinos.