Capítulo 31

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El paisaje era un manto oscuro, nebuloso y sin un solo signo de vida. No había luna, ni estrellas que adornaran el cielo, todo era nada más que penumbra.

El silencio era lo único que podía sentirse, mientras una persona comenzaba a perder la razón y lastimaba a todo lo que apreciaba.

La sangre bañaba las palma de su mano, estaba sucio, lastimado y lleno de lodo. La cinta de la frente había volado hacia un rumbo desconocido y toda su túnica estaba manchada de rojo.

La lluvia comenzó a caer de la nada y de pronto, se escucharon pasos que lo sacaron de sí. Miró hacia todas las direcciones y entonces pudo ver a una silueta, de espaldas a él, inalcanzable. Quería acercarse pero por alguna razón era incapaz de avanzar.

Estaba estancado, en medio de una oscuridad que comenzó a deborarlo poco a poco, sin permitirle huir o hacer algo al respecto.

Gritó con una voz desgarradora—: ¡Wei Ying!

Lan WangJi abrió los ojos, sudando frío.

En cuando vio a Wei WuXian frente a él, su respiración comenzó a estabilizarse poco a poco.
Miró el vientre de ahora casi ocho meses de embarazo y lo acarició sobre las sábanas con suavidad, para evitar despertar a Wei Wuxian.

Cuando fue el momento, salió de la cama. Aún sentía frío por todo el cuerpo debido a aquella pesadilla, no había tenido una desde hacía mucho tiempo.

—¿Joven maestro Lan? —Wen Yuan abrió la puerta. Una fina luz proviniendo del pasillo, alumbró el rostro de jade, sacándolo de sus pensamientos.

Lan WangJi le hizo una seña para que bajara la voz. Luego salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí para evitar despertar a Wei WuXian.

Ahora que finalmente estaban a solas, el niño comenzó a sentirse nervioso. —Maestro Lan..., yo... quiero disculparme.

Lan WangJi levantó la mano. Wen Yuan creyó que iba a golpearlo por su error, cerró los ojos por instinto pero lo único que sintió fue la palma de Lan WangJi sobre su cabeza.

—¿A qué te refieres? —murmuró Lan WangJi. El niño actuó aun más nervioso.

—Bue...bueno... yo... yo fui el que insistió en ir con usted esa vez... yo... si al menos hubiera estado aquí, el joven maestro Wei no hubiera estado en peligro nunca.

—Eres un buen niño, Lan Yuan. No tienes que tratar de entender este tipo de asuntos. Solo trata de cuidar a Wei Ying por mí desde ahora.

Wen Yuan se tornó pálido al oír a Lan WangJi llamarlo de ese modo. Bajó la cabeza para ocultar el sonrojo en su cara, avergonzado. ¿Era esa la sensación a la que llamaban felicidad?

Levantó la cabeza y habló con más seguridad esta vez—: ¡Tengo 6 años, puedo entenderlo!

Lan WangJi volvió a acariciar la cabeza de Lan Yuan una vez más. Hubo un momento de silencio antes de que mencionara algo que dejó al niño atónito—: lo llamaste madre esa vez.

El niño comenzó a tartamudear—: yo... yo solo... fue un accidente, no...no volverá a pasar.

—Si él te lo permite, puedes hacerlo; solo quiero saber la razón.

—No...No tengo muchos recuerdos de mi madre. Pe...Pero puedo recordar que siem...siempre me protegía; así como.. como usted y el joven maestro Wei lo han hecho en...en los últimos meses. Solo...Solo lo dije sin darme cuenta, lo siento mucho, no volveré a hacerlo.

Lan WangJi volvió a acariciar la cabeza del niño para tranquilizarlo—: No te preocupes. Todo está bien. Ve con Wei Ying, y ayúdalo cuando despierte. Iré a afuera.

Prisionero [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora