Capítulo 26

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Los gemelos lloraron durante la noche como acostumbraban. Apenas tenían sus primeros 3 meses sin embargo, ya eran capaces de coordinar los accidentes y rabietas. Las sirvientas que se encargaban de cuidarlos, apenas eran capaces de apaciguar a este par por poco tiempo.

La noticia de los descontrolados hijos de la secta Lan y Yunmeng, había llegado a contarse incluso hasta en las sectas y clanes más lejanos. Varios de estos enviaron a las nodrizas más capacitadas a proporcionar ayuda.

Sin embargo, JiangCheng sabía cuál era el problema principal. Y era simplemente que Lan Mu y Lan Ying extrañaban a su padre Lan XiChen.


Cuando recordaba que Lan XiChen en realidad no quería abandonar Yunmeng, ¿tal vez se debía a este inquieto par de hijos con los que ya se había acostumbrado a tratar?

Jiang Cheng se sentó en cuclillas frente a la cuna, con ojeras increíblemente notobles. Las nodrizas no dejaron de disculparse por haberlo molestado tan temprano en la mañana. Pero es que realidad, solo su sola presencia podía tranquilizar a los niños. Las mujeres se retiraron cabizbajas. Estando solo, JiangCheng impregnó su aroma en los pequeños y ambos comenzaron a calmarse poco a poco.

Continuar con esta misma rutina, comenzó a ser increiblemente agotador para él. Miró a los niños con un aire cansado.

—De verdad no sé qué hacer con ustedes. Apenas ha pasado un par de días desde que su padre se fue. Por favor, no lloren tanto. No crean que son los únicos que lo extrañan.

Lan MuYuan y Lan YingXian comenzaron a cerrar los ojos lentamente. Estar rodeado de tantas mujeres desconocidas, de tantos olores diferentes y especialmente no ver a su padre los asustó demasiado. Solo con la sola presencia de Jiang Cheng podían relajarse y dejar de llorar.

Jiang Cheng era consciente del problema pero estaba tan ocupado todo el día.  Solo podía regresar a ver a sus hijos muy temprano, a mitad del día y más tarde antes de que el sol se oculte para alimentarlos. Debido a esa misma razón, las nodrizas eran cambiadas con regularidad. Ninguna era capaz de calmar a estos gemelos.

Por más que Jiang Cheng intentara darse tiempo para cuidarlos él mismo, las tareas como líder eran demasiadas desde la terminación de la guerra con los Wen. Y más por sobretodo, porque se tomó varios meses de descanso debido a su embarazo y debía recuperar el tiempo perdido.




Esa noche llegó especialmente agotado.  Abrir la puerta y escuchar las voces desesperadas de las nodrizas que intentaban calmar a los bebés como recibimiento solo lo ponían más estresado. Necesitaba demasiado a Lan XiChen a su lado, pero él mismo le había dicho que regresara. No podía dar un paso atrás ahora.


Cuando lo llegó las nodrizas lo rodearon desesperadas y Jiang Cheng fue en extremo paciente al despedirlas para que regresaran a descansar. Minutos más tarde, los bebés finalmente fueron alimentados y se quedaron dormidos. Justo entonces, la puerta fue tocada tres veces interrumpiénolo el armonioso silencio.

JiangCheng se puso de pie inmediatamente, no quería que el ruido despertara a los bebés si incluso caminar fuera en extremo agotador. Abrió la puerta entonces y se quedó en silencio al ver a la persona tras ella.

—A-Li...

—A-Cheng —la Alfa lo abrazó gentilmente y lo miró por un momento—. Ha pasado tanto tiempo. Me comentaron que estabas aquí. De verdad, me alegra verte. Estás tan pálido A-Cheng, ser madre debe ser difícil.

JiangCheng no supo cuando fue que lo hizo pero la abrazó. Esta visita fue la que más necesitaba para sentirse aliviado.

—¿Por qué estás aquí?

Prisionero [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora