Capítulo 23

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Después de esperarlo durante ocho días enteros, Xiao XingChen no pudo soportarlo más.

Era la primera vez que estaban separados durante tanto tiempo. Xiao XingChen estaba preocupado y por sobretodo temía que algo le sucediera a Xun Lao.

El celo del alfa nunca duró tanto tiempo...

Entonces ese día se preparó muy temprano a la mañana para emprender el viaje. Primero, se aseguró de alimentar a YangChen y cuando terminó de hacerlo tomó a Shuanghua y la envolvió tras su espalda. Abrigó a YangChen con ropas abrigada y lo acurrucó entre unas mantas ligeras para evitar que pasara frío.

En el transcuro del camino, el niño se mantuvo tranquilo, dormía bien calientito y cómodo entre los brazos de Xiao XingChen. Al menos ahora no lloraba como lo había hecho en los días anteriores, últimamente estaba muy inquieto, descontrolado por toda la casa, poniendo los nervios de Xiao XingChen a prueba.

Pero eso era solo porque YangChen extrañaba a su padre, por supuesto, Xiao XingChen era el más lo comprendía.

El olor de Xun Lao comenzó a ser perceptible mediante avanzaba. Xiao XingChen cuidaba de no chocarse contra los árboles agazapados alrededor, solo podía guiarse por la unión que ambos compartían para encontrarse. Debía de confiar en la marca que los unía como compañeros, de otro modo, las posibilidades de encontrarlo serían nulas.

Luego de caminar toda la mañana, YangChen comenzó a llorar, tenía hambre. Xiao XingChen entonces se sentó en el suelo, sobre el verde pastizal del bosque y lo amamantó hasta que se quedara tranquilo.

—Pronto estaremos con tu padre, tranquilo. Todo saldrá bien.

—Oh, ¿qué tenemos aquí? —un hombre oliendo a alcohol se acercó a Xiao XingChen y lo miró despectivamente. El omega tomó su espada, sin desenfundarla, solo esperando a que esa persona hiciera algo inadecuado para tener razón de atacar.

—¿Por qué tienes esa cinta sobre tus ojos? —Comentó otra persona—. Tal vez lo usas para, ¿algún entrenamiento?

—Espera un momento. ¡Oh! —el primero que había hablado abrió los ojos con gran sorpresa, como si se le hubiera quitado la ebriedad—. No me digas que eres el famoso Daozhang, el discípulo venidero de las montañas que ahora permanece en el mundo mortal. ¿De verdad eres tú? ¡Oh sí lo es, definitivamente esta es la espada Shuanghua!

Xiao XingChen se puso de pie. Envolvió a YangChen con cuidado con cuidado de nuevo, sin prestarle atención a esas personas. YangChen, en cambio, se mantuvo mirando a ese par en todo momento, con la fría inocencia de no sentir miedo.

—Nunca esperé que alguien tan famoso como tú fuera un omega. Y mira, hasta tiene un hijo, ¿Quién es su padre? ¿Dónde está él? —continuó interrogando el segundo, con poca lucidez.

Estas dos personas atestaban a alcohol, pero era el que se burlaba ahora era el que parecía más ebrio si se los comparaba.

Quién sabe cómo es que estaban en medio de este lugar...

Xiao XingChen escondió la cabeza del niño en su hombro, al notar que estaba despierto. Fue entonces que el más ebrio se dio cuenta de algo.

—Oh, ¡Hermano mayor! ¡Mira, está embarazado!

—Oh vaya, quién lo hubiera dicho. ¡El famoso Daozhang es una puta barata!

Ambos estallaron en carcajadas, casi al punto de las lágrimas; Xiao XingChen, sin embargo, se mantuvo indiferente a las palabras de ese par de borrachos. Decidió retroceder y entonces, sintió la punta de una espada sobre su cuello, muy cerca de YangChen.

Prisionero [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora