Aileen Parker estaba al tanto de que frases como «su toque me electrizaba» no tenía nada que ver con sentimientos apasionados, más que simple física y química. No pecaba de ignorancia sobre las mariposas que tantos adolescentes juraban sentir en sus estómagos, cuando sabía más que bien que eran producto de la epinefrina. Y tampoco confiaba que el derretimiento que la generalidad estudiantil insinuaba a sus alrededores fuese del todo auténtico, considerando la rapidez con que hacían borrón y cuenta nueva. Por eso, cuando se plantea en su estimadísima academia cuán fantástica sería la idea de incrementar incluso más las muestras públicas de baboseo con la creación de una nueva página web dedicada al alumnado, Aileen no puede más que comparar las imágenes de una chispeante celebración de San Valentín con el mero Apocalipsis incandescente. Se resiste a las cosas fungosas y rojizas de la fecha, pero no hay nada que la saque más de sus casillas que un tremendamente bullicioso inglés retozando con comentarios irónicos y fuera de tono cerca de ella. Como consecuencia y una vía de escape muy poco acertada, motiva a que la muchacha se registre en Dating Who, la plataforma de citas creada por Melbourne, sin siquiera analizarlo. ¿Qué pasa cuando su cita virtual termine siendo el mismo chico del que intenta huir en la realidad, cuando, preguntándose cuál será la cara del sujeto que le distrae con palabras atrayentes por la noche resulte encontrarse su respuesta frecuentemente por la mañana? La vida tiene maneras muy extrañas de señalarte a quién debes prodigarle tu amor. Y eso, a Aileen Parker, le ha quedado más que claro.
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